Cuando la vida es un caos.

    Un maestro dijo una vez: “Es muy fácil meditar a las orillas del remanso de un río o debajo de un árbol con el sonido de fondo de los pajaritos. Pero el sabio puede meditar en el barullo del conflicto, de la destrucción o el caos.”
Yo no soy ese sabio. Pues me cuesta, aunque lo intento, encontrar la paz en el dolor físico que me acompaña casi un año, en los calambres que me retuerce las manos y los pies cuando quiero descanso, en la fatiga que me causa los movimientos o simplemente en ver como se desmorona todo mí entorno. Lucho con todas mis fuerzas pero la frustración y la rabia me vencen. “Paciencia me dicen”. Pero la paciencia se convierte en veneno y estalla en rabia.
Mi vida se hundió en un caos. Todo lo que me rodea se paraliza o se destruye.  O eso creía yo. Creía porque no es verdad. El caos es la oportunidad que nos da la vida para desprendernos de mochilas del pasado, es el regalo de liberarnos de nuestros propios fantasmas y el beneficio de poder descubrirnos nosotros mismos como los verdaderos seres que somos. Es volver a nacer para ser mejor persona.
Cuando camino por la calle y la gente me ve ayudándome de un bastón. Enseguida veo en sus caras algo le ha pasado, y me preguntan como con pena que me sucede, si estoy enfermo, etc… No. No estoy enfermo, estoy volviendo a nacer, aprendiendo de mí, cerrando capítulos de mi vida  y abriendo otro nuevo que me llevara a otros. Por mucho que creáis  que la vida esta parada. Nunca se para, todo es un transcurrir de sucesos. No hay silencios mudos ni paradas estáticas. La energía fluye por la vida como la sangre corre por las venas. Y todo queramos o no llega en el momento preciso.  No estoy sumergido en el caos. Me estoy preparando para nacer.
¿Quién dijo que nacer era fácil? El bebe llora desesperado al desprenderse traumaticamente de su mundo de agua en el vientre materno para abrirse paso a otra vida. Eso es un caos, desprenderse o despedirse de nuestra vida, cuyos hábitos, costumbres o viejas creencias ya no te aportan nada. El mundo que conoces se desvanece y  te aferras a él con uñas y dientes pero lo vivido ya no sirve. Y llega el vacío. La nada. El miedo entra en juego y para no enfrentarte a ese vacío te dice: estas enfermo. Es más fácil asumir una enfermedad que el vacío.
Queridos todos los que me leéis. No estoy enfermo, estoy volviendo a nacer. Me siento ese niño que esta encontrándose con un mundo nuevo. Desconozco todo lo que va a ocurrir pero la lucha es fea y estúpida y en las batallas siempre se pierde. No voy a luchar, voy a vivir y aprender todo lo que la vida me enseñe en este proceso. Yo como persona controladora la vida me pide que me abandone y lo voy a hacer. Me tiro de espaldas al vacío y confío plenamente en los brazos de la dulce vida que me sostenga.
No es casualidad que después de escribir esto una amiga me haya mandado este enlace que quiero compartir con vosotros.
“Enlace que te mando”

(Es la primera parte, si no veis las siguientes me las pedís y las comparto)
Estoy volviendo a nacer. Y por cierto cada vez estoy más bello…

96 800x600 Normal 0 21 false false false ES-TRAD JA X-NONE

                                                  Siso Santos.