Al otro lado del río


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Al otro lado del río
Yo sé. Porque lo he aprendido. Lo que es levantarse todos los días con dolor. Querer avanzar, caminar… pero el cuerpo no responde y cae al suelo. Una vez en el suelo, a pesar de lo que cuesta levantase, parece que el mundo entero se conjuga contra ti y todo lo que te parecía en la vida hermoso hoy es una energía que te agarra del cuello en forma de angustia. Quieres respirar y te ahogas. Quieres gritar, recuperar tu aire, buscar la vida y ese mismo aire apaga tus palabras en la garganta.  Rezas para morir y la vida se convierte en tu condena. Todo perdido, todo acabado… Cada paso es una distancia cada vez más lejana a tu forma de vida. Te recuerdan: Solo tienes una mano delante y otra detrás… Es verdad. En cambio llevo una mochila tan llena de cosas que a mí mismo me maravillan y me asombran.
Yo sé. Porque lo he aprendido. Que el dolor y la angustia forman parte del miedo que nos paraliza. Son los monstruos que nos acechan. Que sobresalen y nos sorprenden para confundirnos y hacernos volver al niño asustado y feo que una vez nos hemos creído.   Si pudiéramos tener siempre la certeza que eso monstruos creados por nuestras sombras del pasado solo nos sirven a nosotros mismos como armas destructivas. O no!?  Igual es el puente para cruzar a otro destino que no entendemos en el momento y a la larga coge el sentido necesario.
Por eso desde este lugar, al otro lado del río. Quiero confesar y contar que sé. Porque lo he aprendido. A vivir en el miedo, la enfermedad y el dolor… A conocer y distinguir los efectos secundarios de los tratamientos fuertes que nos curan y envenenan. Lo que cuesta levantarse por las mañanas porque las dosis de los depresivos que se usan para el dolor te dejan el cuerpo con falta de vida; las malas digestiones, la caída del pelo, el movimiento de los dientes… Dan miedo los efectos secundarios. Verdad?  Yo no tengo cáncer. Tengo una enfermedad considerada Rara: Polineuropatía desmielinizante crónica.  No se sabe apenas nada de ella, ni siquiera se conocen las causas y cada uno dice sus propias teorías. Investigan conmigo con tratamientos muy fuertes y con un trato muy poco humano, al fina al cabo solo es una enfermedad rara. Si me estoy mejorando de la enfermedad no solo es por el tratamiento. Es primero porque yo nunca me vi enfermo.  Ni siquiera creo en esta enfermedad. Nunca dejé de andar, ni moverme, ni bailar, de amar mi vida y lugar en el mundo… Debo sobre todo a la fuerza que me dan los alumnos y a los masajes de mi gran amigo Fran. Cada vez ando y me muevo mejor… No sabrán nada de la enfermedad pero yo lentamente voy recuperándome a pesar de los venenos de los fármacos y el daño causado en las vainas de mis nervios por la enfermedad y el retraso de su diagnóstico. 
Por eso desde este lugar del río donde la corriente me arrastra a un lugar aún desconocido por mí. Me comprometo. Porque así lo he aprendido; a tender mi mano para aquella persona que el miedo, el dolor o la enfermedad lo envuelva. Convencer que el amor a uno mismo y a su entorno y a la vida es el paso a la sanación. Que el amor es el único camino real y verdadero. Devolverles la confianza de su propia luz a través de las terapias que pueda hacer, ofrecer o aconsejar. O simplemente darnos la mano, sonreír y confiar en que todo viene por alguna razón necesaria. Todo está en su momento correcto. No todo el mundo puede estar preparado para vivir un trance como este. Somos valientes. Somos amor. Todo por lo que estamos pasando que sirva de aprendizaje a nosotros mismos y también, porque no decirlo, para los que están al otro lado del río. 
Pues todos somos uno. Somos amor.

En el jardín del alma.
                                         Siso Santos

Contemplar el amanecer por detrás de las estrellas


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Contemplar el amanecer por detrás de las estrellas
Me desperté y me di cuenta que estaba rodeado de destrucción. La tempestad que asoló mi vida lo había destruido todo. Mi cuerpo era testigo de las heridas de lo que había ocurrido. Mis sueños estaban esparcidos por la tierra rodeados de desolación. El amor como cristales rotos, aunque fuesen punzantes, no dejaban de brillar por si solos.
Lloré con el cuerpo roto extendido por el suelo. “¿Qué puedes ofrecer ahora a la vida?” Preguntaban algunos y otros poniendo caras de pena y lastima decían que todo pasará mientras escapaban de mi vida. Sólo una soledad cada vez más grande crecía como una fuerte marea que lo inundaba todo.
Fue justamente ahí. En la pérdida total, en el miedo más absoluto y en la impotencia más grande cuando el recuerdo de un sabio vino a mí mente. “No hay nada que nos ocurra en la vida que no estemos preparados para ello.”
He de confesar que no me consoló la frase. Cuando la desolación inunda, quedamos atrapados en nuestro miedo y en nuestro dolor impidiéndonos ver más allá de nosotros mismos. La meditación me ayudó. Buscar en lo más hondo de mí para llegar a lo que más me pudiera acercarme a mi idea de Dios. 

Cogí unas cartas de Osho que tengo para meditar de mensajes de Budas “El maestro de los maestros” y Buda contestó:
“La vida es básicamente insegura; solamente la muerte es segura (Seguro de vida) son términos contradictorios; solamente puede haber seguro de muerte. La vida es una aventura peligrosa; solo la muerte es segura; por ello, las personas que quieren vivir con seguridad mueren antes de fallecer, y las personas que viven sin peligro alguno no viven en absoluto.
La única forma de llegar a ser dueño de uno mismo es entrando en lo desconocido sin miedo, o entrando a pesar de todos los temores. “
Mi cuerpo se abandonó, mi mente fluía sola por sus propios pensamientos y mi alma volaba libremente por espacios que no controlaba ni diseñaba. La magia de una dama vestida de blanco en medio del mundo astral que me envolvía me dijo mentalmente a través de una sonrisa. 
“No solo es real todo lo que se ve. Aprende a contemplar el amanecer por detrás de las estrellas; justamente donde nadie lo mira, pero en cambio siempre está iluminado.”
Volé entre colores rosados y violetas por un firmamento estrellado y me cubrí de la energía de los astros. Cuando abrí los ojos, nada en mi entorno había cambiado, estaba rodeado de la misma destrucción y desamparo. Pero el fondo de mí si estaba trasformado. ¿Tenía miedo? Sí. Tenía y tengo. Pero me vence las ganas de caminar. 
Ahora si puedo mirarte a los ojos y no quitar la mirada. Puedo extenderte mi mano y caminar a tu lado por el camino que ahora nos une. Te invito a vivir la aventura de esta vida como un regalo de aprendizaje y de misterio. El miedo se transforma en intriga y la intriga en deseo. ¿Quieres caminar a mi lado?  Soy un caminante con un sólo propósito. Llegar a donde el amor me lleve…
Desde el jardín del alma…
                                                    Siso Santos.
 

La Trampa de la Necesidad

      La necesidad es la trampa perfecta para no cambiar un estado o una forma de vida malsana para nosotros mismos: Si yo tuviera… Si yo fuera… En vez de decir: Yo soy.   Yo soy (porque lo he escogido) una persona feliz.” 

 

Cuando potenciamos con nuestro pensamiento nuestras carencias, no solo nos hacemos pequeños, sino que también alimentamos nuestra necesidad. Necesidad significa carencia de algo. Cuando alimentamos esa carencia nos olvidamos por completo de todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance para sustituir o “subsanar” un aparente vacío. 

 

Cuando dicen que estamos hechos a imagen o semejanza de Dios, claro esta que no se refieren a físicamente pues nuestro físico perdura muy poco en el tiempo. La mente es mucho más poderosa que nuestro cuerpo, puede viajar a la velocidad del pensamiento por el espacio y por el tiempo dejando en muchas ocasiones nuestras ideas selladas a lo largo de generaciones.  Sólo la energía de nuestro espíritu perdura eternamente. Es la unión de todas las emociones. Lo que se conoce por “AMOR en estado puro”.  

 

Si el mar esta compuesto por trillones y trillones de gotas de agua salada el amor es  una energía compuesta por todas las emocionesSi el amor es energía y a esa energía le llamamos Dios nosotros seríamos partículas de Dios o amor en estado puro. Evolucionando y enredándonos constantemente entre los unos y los otros. “La evolución eterna de Dios”. Como una red de Internet sin límites conectando a millones de ordenadores. (Muy bien explicado en la película Matrix) 

 

Por eso nos equivocamos a decir: “¿Por qué Dios permite tales cosas?” No.  ¿Por qué lo permitimos nosotros si somos esencia pura de Dios?  Ese es el motivo que a todos atraigan los bebes. Es amor en estado puro. La imagen más cercana de Dios. A medida que vamos creciendo vamos preparándonos para los caminos  y aprendizajes que hayamos escogido experimentar en esta vida. No olvidemos que somos redes conectadas entre unos y otros. A veces en nuestra propia red nosotros nos convertimos en nuestra propia araña. Os presento ahí el MIEDO…

 

Y es el miedo el que fomenta la carencia y la necesidad haciéndonos creer más en nuestra necesidad que en nuestra propia esencia. Por eso hay enfermos que no se quieren curar y gente que vive con carencias afectivas o económicas toda la vida. ¿Cómo se puede cambiar eso? Primero cerrando los ojos. Meditar. Agradecer todo lo que tenemos y lo que somos. Y después  cambiar un pensamiento. ¿Así de fácil? La vida es fácil. Pero hay gente que por el motivo que sea no quiere cambiar. Y es tan legítima y respetable una cosa como la otra. Nadie es quien para interferir en lo que quiera experimentar la otra persona.

 

¡¿Ayuda a tu prójimo!?. Si. Pero sin juicios ni obligaciones. Siempre con respeto. 

 

En el jardín del alma. 

 

                                                     Siso Santos.