Yo era muy joven. Buscaba el amor casi de una forma desesperada, olvidando quererme a mi mismo. Las noches, las fiestas, el sexo y las drogas formaban parte de la rutina de mi vida. “Tienes una personalidad muy especial y mucho talento” me decías. “Te estás echando a perder”. Yo tenía una vida por delante y tú una vida vivida para saber lo que hacía y a donde iba. Todas las acciones tienen sus consecuencias y yo viví las dos cosas.
Me hundí en lo más hondo que se puede hundir una persona. En la desesperanza de uno mismo. Entonces apareciste tú y me cogiste del brazo. Yo tenía el alma rota y el cuerpo martirizado por los efectos secundarios de los tratamientos del vih de esos años. Me colocaste delante de un espejo para que me mirase en él y allí frente a frente a mí mismo me desplomé. Lloraba, gritaba y maldecía con todas mis fuerza, mientras tú me vigilabas atentamente en un segundo plano, observando como mi rabia y mi desesperación fluían libremente por todo mi ser. En el momento que empecé a calmarme te acercaste a mí, me abrazaste por los hombros y me ayudaste a incorpórame, me volviste a colocar frente al espejo pero esta vez no me dejaste sólo, te quedaste a mi lado y me dijiste: “Ahora ya podemos empezar a trabajar”.
Me enseñaste a hablar, corregiste mi dislexia a golpe de trabalenguas y a pesar de mis miedos y vergüenzas me hiciste cantar. Cuando salía de tus clases era como tener el poder de volar por las calles de Madrid ¡Y como volaba Dios mío! Me regalaste un texto de Borges lleno de vida que siempre ocupará un lugar en alguna pared de mi casa. De repente una trombosis y tu alergia a los medicamentos decidieron que te ibas. Y yo me sentí huérfano de ti.
Tú siempre serás mi primer maestro Omar Rossi.
Siempre serás el primer escalón en esta trayectoria que durará mientras viva.
Te llevo en el alma Omar.
En el jardín del alma.
Siso Santos
Ahora eres tu el guardián de su alma y conocimientos, cariño……Ahora eres tu alumno/maestro, cómo lo fue él………..Ahora tu alma tiene además….su luz y la de tantos otros………. Ahora cómo siempre…..eres un manantial de luz…….. Un beso hermano… Te quiero corazón.
Cuando llegué a Edén por primera vez, me diste seguridad, perdí mis miedos y mis inseguridades y allí soy feliz. Es u8na buena terapia y eres un profe estupendo. No nos dejes nunca.
Con cariño, tu amiga y alumna Carmen León
Para evolucionar muchas veces hay que tocar fondo y en el fondo muchas veces reconocemos a los verdaderos maestros.