El pensamiento: «somos lo que pensamos».

         El pensamiento es el motor de nuestras acciones. Toda acción o consecuencia de un acto esta seguido o guiado por un pensamiento.
Cuando alguien dice: “Esta persona tiene energía negativa no es verdad”. La energía  nunca es negativa. La energía es energía y como energía que es: “Es positiva y negativa a la vez”. Solo nuestros pensamientos son los guías y los constructores de nuestra vida. Es verdad que no somos del todo responsables de los acontecimientos que nos suceden pero si somos responsables de cómo nos enfrentamos a los sucesos.
Los pensamientos repetidos son los causantes de los roles que nos acoplamos como personajes que hemos escogido vivir inconscientemente para determinado momento (siempre el más necesario) bien sea por un motivo u otro: La víctima, el verdugo, el enfermizo, el rebelde… Son muchos de los personajes más comunes que solemos escoger.
El peligro de los pensamientos y personajes es que crean habito y adicción: «Es la mente que me traiciona»; «La mente no me da tregua»; «La mente me hace malas pasadas»… frases muy típicas que usamos frecuentemente y muchas veces a modo de disculpa o incluso lo que es peor: Resignación.No queridos lectores. No vale esa excusa, no es la mente, es nuestro hábito. ¿Cómo poder controlar nuestros pensamientos y la mente? ¿Cómo poder coger las riendas de mi vida y no dejarme arrastrar por mis propios pensamientos y mis viejos hábitos? La meditación.

1º-  La mente no deja de tener pensamientos pues el pensamiento es el motor de nuestra acción.  Querer tener la mente en blanco es absurdo, sólo décimas de segundos podríamos conseguirlo. Lo mejor es dejar fluir los pensamientos. Que no sean un obstáculo. Recibe y despide cada pensamiento agradeciendo su paso por la meditación, con la intención de dejar aparecer otro mejor o hallar una resolución.  Luchar contra los pensamientos es retenerlos.

2º- Usar las visualizaciones  para crear, transformar o deleitarse con  pensamientos guiados por imágenes que nos lleven a ese momento.

3º- Por ultimo en nuestras actividades diarias por pequeñas que nos parezcan deberíamos fomentar la concentración.  Amplía nuestra mente a nuevos pensamientos.
La mente y el pensamiento se ejercitan como hace un deportista con su cuerpo y sus músculos.
Búrlate del personaje que te has creado. Por que somos más que un personaje. Somos “persona” y como personas que somos tenemos todos los personajes habitando dentro de nosotros para usarlos como nos plazca. Pero  nunca permitáis que el personaje escogido consciente o inconscientemente  use a la persona.  Eso hace pequeño al SER ILIMITABLE que somos.   

                                  Siso Santos  

Día mundial del sida

Yo tenía 25 años cuando me diagnosticaron el vih. (En aquella época me sentía mayor). Yo vivía mucho en la noche, las drogas, creyendo ser grande para comerme el mundo y en realidad era un niño que buscaba desesperadamente amor…
Supe exactamente cuando me infecté; no fue una noche especial, nada que hubiera salido de la rutina del mundo de la noche: Beber, drogarse, ligar… Pero esta vez algo fue distinto. Lo sentí dentro de mí.  Después de haberme entregado a un hombre desconocido, como lo hubiera hecho otras veces. Un presentimiento me invadió. No puedo explicar el por qué. Pero mi pensamiento fue: “Ya esta aquí.”
A los pocos meses después de haberme hecho unos análisis rutinarios. Me llamaron por teléfono de mi centro medico, yo estaba con un amigo, querían repetir lo análisis decían. Yo lo sabía todo. Cuando el medico me vio estaba más nervioso que yo. ¿Como me lo comunicaba? Yo era un niño… Vinieron enfermeras… Yo les dije: “Doctor no se preocupe, hable con tranquilidad. Lo se todo” 
 Los nervios se calmaron para todos y empezó a hablar y a dar ánimos. Yo le dije al medico. “Ningún hombre ha podido nunca conmigo, tampoco podrá este bichito. Yo le venceré” Y salí todo digno de la consulta. Fue la primera vez en mi vida que deje de ser niño.
Cuando salí de la consulta y me encontré ya en el exterior. Algo había ya cambiado las calles, el cielo, la gente iba y venia, hablaban. Para mi eran solo voces. El cuerpo me pesaba. El alma estaba tan llena de dolor: miedo, angustia… Pesaba… Pesaba mucho. Las rodillas se doblaban no sostenían el peso. Y allí sujeto en una farola  y sostenido por mi amigo. Quería gritar. Gritaba con todas mis fuerzas para poder liberarme tan solo de algo que me permitiera respirar.  Pero  pesaba todo demasiado: Me ahogo… Me ahogo… Me muero!!!
Y si. Algo se moría. Pero para poder nacer algo mucho más hermoso. Mi propio ser. Ahora me tocaba por primera vez en mi vida  ser yo. A mi el vih me ha salvado la vida…

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                                            Siso Santos.