Morir es nacer

Sonríe y confía

Morimos y nacemos continuamente a lo largo de nuestra vida. Muere nuestra infancia como nacemos en la adolescencia; Muere la juventud para nacer en la madurez; Muere la madurez para encontrarnos en la vejez. Morimos constantemente como mueren ideas,  proyectos y relaciones. Al mismo tiempo que la muerte cumple su objetivo nace, renace y resucita una nueva perspectiva en la vida. Muere y nace algo en nosotros cada día como el sol resucita a la noche, las flores a la semilla y la voz al silencio.

La muerte es una fase continua de la vida, a medida que abandonamos episodios nuestro cuerpo se somete a pequeños fases de duelo, algunos más traumáticos como una muerte, una ruina o una enfermedad y otros simplemente los duelos necesarios de la vida: El nido vacío de una madre, un final de carrera, la despedida de un amigo. Algunos duelos, no por eso menos dolorosos, son más fáciles digerir porque se sobreentienden que forma parte de la misma naturaleza. Otros duelos en cambio son más trágicos y difíciles de digerir. Son los causados por una muerte de un ser querido inesperado o la antinatural muerte de un hijo. Algo se muere en nosotros. Esa parte de nuestra vida que no se volverá a repetir a no ser en nuestro recuerdo.

Hay otra muerte  que no da la cara porque no hay nadie por el que llorar. No hay nadie para echar de menos. Una muerte que va dominando espacio en tu vida y no lo ves.   Le llamas depresión, angustia, tristeza… No. No es nada de eso. Es la muerte de una parte de ti que ya no existe porque algo ajeno me la arrebata. Poder bailar, correr, simplemente tener la independencia de ir simplemente a una playa yo solo.  Sentía la libertad de ser yo, moverme libremente y nunca se piensa que algo tan “tonto” puede dejar de existir.  Pero una muerte o una enfermedad se cruzan en tu vida y te limita el cuerpo. Yo fui una buena drag queem y desfilé como una modelo luciendo piernas por diferentes escenarios y parajes. Hoy esa modelo está muerta…  Una enfermedad la mató.

La muerte es  abandonar el mundo que te envuelve. Intentas resistirte a la muerte. Pero con la muerte no se puede luchar.  Es  como un solo latido de corazón presente y sordo. Con la muerte no puedes enfrentarte, es dejarla fluir y aceptarla. Aceptar la muerte es resucitar de nuevo a la vida. No hay mayor muerte que un nacimiento ni tampoco al mismo tiempo mayor sentido de vida.

El recién nacido sufre el trauma más grave al que se le puede condenar. Abandona su útero materno, protegido y feliz con sus olores y sonidos conocidos.  Nada le perturba ni le hace daño. Todo lo contrario,  en la mayoría de los casos, empapándose de amor. De repente algo extraño sacude en su hermoso mundo. Presiones, empujones… Miedo. No puedo respirar: Me ahogo!

 Otra temperatura, presencias extrañas, sonidos, respiro, “respiro”… ¿Estoy muerto? O nunca he dejado de estar vivo…

En el jardín del alma.

Siso Santos.

Ceremonia de la luna llena de la primavera

Ceremonia de la luna llena

1.- Un bol de cristal lleno de agua

2.- Velas (Blanca, azul, verde, amarillo o dorado y violeta)

3.- Flores blancas

4- Hierbas (romero, laurel…) al gusto de cada uno

5.- Incienso

6.- Piedras, joyas, monedas

7.- Aseguremos que todos los elementos están en la ceremonia

8.- Cuenco de barro donde se podrán quemar papeles, blog de hojas en blanco y lápiz

-Preparación del ritual

-Creamos un altar señalando al norte yo me colocaré en el sur del altar.

-Coloco el bol de agua en el centro. Donde hecho las flores blancas (Puedo dejar también algunas a parte en un jarrón) y hierbas que yo haya escogido: ejemplo romero, laurel, manzanilla…

Colocamos las velas.

Centro blanco. Representa la luna. La gran madre.

Este amarillo o dorado.  Aire. Lo social, prosperidad…

Sur violeta. Fuego. Prestigio, la gran transmutadora. Estamos haciendo una ofrenda a la luna sino un color adecuado al sur sería el rojo.

Oestes azul Agua. La familia y los estudios

Norte Verde.  Tierra. La salud.

Una vez colocadas las velas, el bol del agua y las flores iremos creando nuestro altar, con el incienso, piedras, amuletos, joyas u objetos personales que deseemos que se carguen con este ritual.

Las velas se encenderán de este orden. Se empieza por el este (el sol naciente), el sur, el oeste, el norte y se termina con el centro con la luna.

Cada vela que se encienda se le dirá la siguiente frase.

Este: Con esta luz traigo el aire al este para iluminar mi templo (Respiro)

Sur: Con esta luz traigo el fuego al sur para iluminar mi templo (Respiro)

Oeste: Con esta luz traigo el agua al oeste para iluminar mi templo (Respiro)

Norte: Con esta luz traigo la tierra al norte para iluminar mi templo (Respiro)

Centro: Con esta luz me uno a la luna para iluminar mi templo (Respiro)

Llevamos manos en posición de oración a la altura del corazón, conectando la colonilla al cielo y sintiendo la energía, mentalmente daré las gracias a la poderosa luna y pido un deseo que lo voy a escribir en papel blando y a lápiz. Arranco la hoja, la doblo y la guardo conmigo. Lo llevaré al corazón y meditare con mi deseo en el corazón cubriéndolo con las manos.  Podre hacer una pequeña meditación o cantar algún mantra, cada uno como más le resuene.  Eso sí, siempre con la intención de dar las gracias a la luna por toda la energía con la que siempre nos bendice. Una vez acabado, el deseo forma parte ya de una nuestra realidad. Meto el papel en la urna de barro y lo prendo con una cerilla.

  La ceremonia terminara dando gracias a la luna, a nuestros maestros.

 Las velas no se apagan, se deja el altar tal como está hasta el día siguiente, si no es posible se llevan las velas sin apagarlas a un lugar seguro donde puedan prender sin peligro.

El agua del bol al día siguiente servirá para pulverizarnos, limpiarnos o regar las plantas. Nunca desperdiciarla.

En el jardín del alma

Siso Santos

Musicoterapia

Mi cita con la musicoterapia

No tenía ni idea delo que era la musicoterapia, pero me hablaron de una chica que necesitaba gente para hacer sus prácticas que le exigían como trabajo final en su formación. Yo me ofrecí voluntario. Me hablaban que esa terapia era buen para aliviar los dolores por eso me lo recomendaron. Yo soy una persona ideal para eso, pues siempre tengo dolor.  Primero pusimos una fecha que luego hubo que cambiarla, pues a mí me adelantaron el tratamiento en el hospital. Yo le dije a la muchacha; en el fondo esto es bueno para ti, pues después del tratamiento los dolores se multiplican en todo mi cuerpo por mil.

Así lo hicimos. Quedamos una mañana y fui a su casa. Ella como cualquier buena alumna que estudia una disciplina, se tomaba muy en serio todo el ritual que acompaña a un tratamiento. Eso sí con el stress característico de los que apenas tienen experiencia pero tienen la mejor intención de que todo este perfecto. Me hizo todo un interrogatorio sobre mi enfermedad. Me pregunto qué grado de dolor tenía del 1 al 10, yo le dije que un 8.  Había terminado la primera parte de la ceremonia; La segunda parte fue contarme lo que iba a suceder. Había que escoger los instrumentos musicales apropiados. Al final se quedó con el violín y un instrumento que no conocía el oceaon drum (este instrumento imita perfectamente los sonidos del agua) aparte también ella ponía su voz.  Primero con el violín marcaba con sonidos la frecuencia de mi dolor y después con e ocean drum y su voz me llevaba a la calma.

Empezó la sesión. Isabel la joven músico y terapeuta se puso manos a la obra mientras y cómodamente estaba tumbado en un sofá tapado con una manta. Como deseaba que llegara ese momento, estaba agotado  de tanto dolor. La alumna, con el buen propósito de que todo estuviera perfecto estaba sobre preocupada atenta al instrumento, a mí, el entorno en general…  Cuando quieres estar atenta a todo, lo que suele ocurrir el que todo puede contigo y te sobrepasa. Yo sabía, porque llevo muchos años dando clases y terapias, que ella solo tenía que dejarse llevar, confiar y disfrutar…  Querer controlarlo todo es estar ajeno a nada. Ella igual no lo sabía pero yo si sabía que ella lo tenía todo muy bien integrado.

-Isabel- Le dije yo. – Yo sé que sabes… Todo junto es como una melodía donde tú eres la conductora. Disfruta y déjate llevar. Ya sabes todo. Confía y sabrás que esta todo integrado.

La joven alumna dejo de ser alumna para convertirse en una profesional. La terapeuta es una artista que creo una sinfonía que llenaba toda sala. El sonido del violín vibro al mismo ritmo que mis calambres y contracciones hasta crear una hermandad entre ambas cosas. Si primero el ritmo lo dirigía mi dolor después lo hico el violín. La artista era el mago que diría la ceremonia. Una vez llevado a su terreno después agarró el ocean drum y me dio un baño de sonidos de agua mientras acompañaba con su voz… Fue paz y calma por un momento.

Qué nivel de dolor tenía en ese momento: El 0´5

¿Lo volvería a repetir? “Por supuesto”

Isabel eres joven y es normal que tengas dudas. Por un lado eso es bueno porque te hace coger tierra. Pero no olvides en tus terapias: Volar! Sabes hacerlo.

Muchas gracias por tu regalo

Un besazo

Desde el jardín del alma

                               Siso Santos

Desde este lugar

Desde este lugar

Desde este lugar veo el mundo desde otra perspectiva muy diferente al resto de la gente. Desde este lugar no me siento especial, me siento cercano, aunque como todas las cosas tiene su propio precio. La gente se asusta ante una enfermedad, la miseria o la incertidumbre del futuro. Cuando tienes que aprender a vivir con todos estos factores creedme que nace un don dentro de ti, quizás sacada de la propia supervivencia, algo que no se entiende cómo puedes seguir llevando la vida; pero la vida te lleva… y te lleva…

Para mí muchas veces me ha sido imposible dar un paseo. La inmovilidad de las piernas, los calambres y la fatiga no me lo permitían.  Desde luego es un lujo dar un paseo, la mayoría de la gente se morirá sin darse cuenta de eso. Solo cuando tienes la desgracia o oportunidad de no poder andar, solo entonces te das cuenta que estamos rodeados de lujos de los que nunca y muy pocos somos los afortunados que los sabemos. Todos los disfrutamos eso sí. Pero no todos somos conscientes de lo que estamos rodeando. Por supuesto mucha gente que estará leyendo este post confirmará sin la menor duda: Si soy consciente de los grandes lujos de la vida e incluso también tengo conciencia de que me voy a morir… Porque ese pensamiento está interno pero no es presente. Es muy fácil decir mañana podemos estar muertos. Lo complicado es ser consciente que podemos estar muertos al siguiente instante de nuestra vida.

Sé que mucha gente piensa que padecer una enfermedad es una desgracia. Yo creo que en esa desgracia la vida te puede premiar con un don maravilloso; ese don es entender el amor. Tengo tanta capacidad de amor que yo mismo me asombro. Por ese motivo cuando veo a tanta gente aparentemente “sana” lamentándose, peleando, o frustrándose. Me provocan pena y risa. Tanta energía malgastada sin ser ni estar. Alimentando una queja que se llega a convertir en el centro de su vida. Afortunadamente la enfermedad te coloca sobre un punto real en la vida.

El motivo de esta entrada no es para sermonear a nadie de cómo tiene que vivir su vida. No me atrevería a eso, ni mucho menos creo que eso sea mi función. El motivo de esta entrada es poder hacer entender que lo único real e importante en la vida es lo que se haga a través del amo. Lo que no esté hecho con amor es tiempo perdido sin haberlo vivido.

Vivir es únicamente estar en la vibración del amor. El resto es pasar la vida.

Vive en el amor

Desde el jardín del alma

Siso Santos

Decidir nacer

Decidir nacer

 Cuando una catástrofe natural muestras su peor cara: El viento rugiendo, tornados, lluvias torrenciales, truenos, rayos estallando provocando incendios… De repente la tierra se abre. Asoma un movimiento sísmico… Se   rompe el suelo… Se desploman edificios… Una guerra de elementos arrasa la tierra destruyendo nuestro mundo conocido.

Después de la catástrofe un silencio y una calma reina por todo el lugar, un aire frio y húmedo acaricia el rostro. Parece mentira que esa caricia suave nada tenga que ver con el escenario de escombros, maleza, suciedad y miseria que te rodea. Quieres respirar y no puedes porque el mismo aire te ahoga (Lo llamamos angustia)

Esta misma guerra es lo que ha sufrido mi cuerpo cuando fue atacado y provocado por una enfermedad denominada rara. Mientras mi cuerpo se resistía a quedarse inmóvil, se sumergía al mismo tiempo en un campo de batalla sin retorno invadido por el dolor, la impotencia, la incomprensión, el miedo, la miseria en todos los sentidos y la soledad.

Vivir no era más que el propósito de seguir moviéndome. Pues mi cuerpo cada vez más rígido y dolorido perdía fuerza y masa muscular. Hasta parecer como un cadáver viviente aferrándose al más mínimo movimiento para no dejar de sentirme vivo. No fue mi amor a la vida lo que salvó.  Puedo asegurar que rezaba por las noches para no despertarme a la mañana siguiente. Mientras dormía (las pocas veces que me lo permitían los calambres) en mis sueños siempre me movía y danzaba sin limitaciones.   Fue el amor a mi sueño lo que me salvó la vida.

Mi sueño es un lugar para la salud y el crecimiento. Un lugar de terapias y actividades para el cuerpo, la mente, la voz y el alma. Donde una persona conecte con su propia esencia para resurgir de sus obstáculos y brillar como lo que siempre fue. Un ser de luz. Curioso que lo que no sabía era que lo que mi propio  objetivo se convertiría en  mi propio lugar de sanación.  Una enfermedad rara en estado muy grave avanzado solo tenía dos caminos: La discapacidad total o la muerte.  Mi centro de sanación fue mi propio capullo de seda para transformar mi enfermedad en algo diferente y resurgir como una mariposa para volar y exprimir el néctar de la vida. Lo peor de la muerte no es morir, es no haber vivido. Yo aún tengo un sueño por cumplir.

Por ese motivo surgió una asociación. Un lugar para la sanación, un lugar de aprendizaje y el compartir. Un lugar nacido únicamente por amor. Es difícil en el mundo actual creer que puede nacer un lugar creado desde el amor para la tolerancia, la salud, el compartir, el crecer y aprender… Es curioso lo que se puede tardar en convencer que esto si es posible si en verdad se toma conciencia. Yo soy un claro ejemplo que uno se puede sanar por amor.

No quiero rodearme de grandes maestros ni de profesores iluminados. Quiero rodearme de los apropiados. De personas que miren a los ojos y vean; personas que sepan entender el lenguaje del cuerpo y el movimiento; personas capaces de enamorarse de las almas. Esas son las personas de las que yo quiero rodearme.

Yo busco una cadena de manos unidas. Sin diferencias, simplemente aportando, dejándose llevar siempre en grupo como una gran masa que puede crecer en todos los campos. Actividades, terapias, música, teatro, juegos…  Accediendo a lugares que de forma individual no podríamos llegar y sobre todo disfrutar. Esa es la idea de la asociación de salud Edén; el jardín del alma.

Una empresa realiza un trabajo y cobra por ese servicio. Nosotros como asociación no es ese el objetivo. La asociación cuida y nutre las necesidades de los socios. Siendo estos quien escoge las diferentes actividades que desean disfrutar. Teniendo siempre la ideología de cuidar, sanar, compartir y aprender. La casa de tod@s y para tod@s. Siempre cuidando al compañero y ofreciendo lo mejor para él. Cuanto más doy más recibo.

La empresa termina el objetivo una vez terminado el servicio. Nosotros nunca terminamos, es una tela que se teje constantemente. Una masa de amor que se impregna y queda perenne. Es verdad que en una empresa se ve rápido su finalidad y su reconocimiento. Nosotros nunca lo vemos. Lo sentimos. No hay objetivos. Solamente una forma de vida. Una forma de vida por la cual yo he decidido volver a nacer.

¿Me das la mano?

En el jardín del alma

www.asociaciondesaludedeneljardindelalma.es

Edén eres tu

Queridos espirituales.

La otra noche iba caminando tranquilamente para mi casa cuando de repente mi pie tropezó con un adoquine de la calle y me caí al suelo. Que me caiga tampoco tiene nada de extraño pues yo tengo una minusvalía, al tropezar mis tobillos son flojos, pierdo el equilibrio y allá voy al suelo tan largo soy.

Cuando una persona se cae en la calle (Lo cuento para el que no se ha caído nunca) hay un cierto sentido de miedo, vergüenza y nerviosismo.  Entras como en una especie de shock porque no sabes que está pasando. Pierdes el control de ti mismo dirigiéndote aún vacío que no sabes que es lo que va a suceder.

Lo peor en mi caso con las caídas, es la dificultad que tengo de levantarme. Necesito apoyo, agarrarme a algún lugar, a no ser claro está que tenga el beneplácito de que alguien  se ofrezca a ayudarme. Esa noche no fue el caso. Caminaba, tropecé con un adoquine que estaba suelto, me hice daño en el dedo gordo de pie izquierdo y me quedé estirado en el suelo.

El morbo de las caídas hace por un momento que seas el centro de atención del lugar y todas las miradas se dirigen a ti. Agravando tu impotencia en la desgracia. Lo peor en mi caso que si me caigo una vez en el suelo tengo la dificultad de levantarme. Necesito ayuda. Miro a mi alrededor, pero toda la gente que miró con estupor mi caída ahora son los mismo que vuelven la mirada como si nadie se hubiera dado cuenta. Me arrastro por el suelo porque no tengo fuerza para hacer impulsos (los pies no me lo permiten). La gente sigue con disimulo el proceso. Yo alcanzó a uno de los pivotes de las aceras para impedir que pasen los coches. Me agarro, impulso y me levanto yo solo. Las piernas me tiemblan, un estado de nerviosismo recorre mi cuerpo hasta que empiezo a tener conciencia de que está todo bien.

Me levanto solo. Sí. No es la primera vez. Siempre lo hacemos. Pero con gente somos más fuertes. Somos apoyo. Juntos tenemos el poder y la responsabilidad de hacer más por nosotros mismos y por el mundo. Alimenta tu individualidad pero dentro de un entorno. Encuentra tu propio centro, ese punto justo le llamo los pies de Dios. Crea, crece, aprende, comparte, sana…

Somos una Unidad creada por un sin fin de Individualidades.

Si eres individual y crees en la unidad, este es tu proyecto.

Fundacion asociacion Edén(1)

En el jardín del alma

Siso Santos

Pensar con el corazón

 

Pensar con el corazón

(Historia con dos finales)

Esta mañana cuando me levanté me quería morir. Preparé una taza de café con leche y me comí un par de cruasanes que tenía pensado en preparar a la plancha con mermelada y mantequilla; y los terminé comiendo a palo seco pensando en la idea de cómo me iba a morir.   El suicidio era sin duda la mejor opción en mi miserable vida; evidentemente lo era. La pregunta sería ahora: “¿Cómo?”. Por supuesto no puede ser de cualquier forma. No puede ser lenta. Ha de ser instantánea. Dolorosa tampoco. Pero lo más importante que no me dé mucho trabajo prepararlo, que sea sencillo y no me dé tiempo a pensar. Lo mejor una bala por supuesto pero como no tengo pistola, tenía que pensar otras opciones más fáciles y accesibles para conseguir mi objetivo. No podía pasar de hoy.  Así que me metí en google y puse: “…maneras sencillas de como poder suicidarme”. Aparecieron todas las típicas: Ahorcarme, pero lo veo muy desagradable; es como que da mal aspecto. Pastillas, muy limpio sí, pero empiezo a leer y algunas provocan dolores, otras duran mucho sus efectos, otras más desagradables con convulsiones y cosas extrañas. Que para colmo si tomas de más igual vomitas y después nada. O sea sufrir para no morir. No era el caso. Después tirarte de algún lado. Que cuidado, que si no es muy alto igual te quedas jodido para toda la vida y es peor. Por ultimo encontré una que me gustaba, que era tirarme a un sitio de agua atado con piedras. El problema que vivo en Madrid, y además leo que tenga cuidado con los nudos, que si no aprieto fuerte en el último momento con el agua  entra pánico, quiero aflojar los nudos de las piernas me libero y adiós.

Yo me ví por un momento sumergido en el agua intentando desatar el nudo que me entró una angustia que en verdad me moría. Terminé llamando al teléfono de la esperanza. Que por cierto llamé varias veces y nadie me contestó.  Una ansiedad terrible no me dejaba respirar. Me ahogo. Me muero.  Me duché, me vestí y me fui a andar…

1º Final.

Moraleja:

“Si te encuentras mal vete a dar un paseo”

2.- Final.

Me fui a andar al retiro. Ay! Cuanto tiempo que no me permitía dar un paseo. El aire, los árboles. Tocarlos, abrazarlos… Sentir la energía corriendo por su tronco y sentirla a través de mis manos. Ver los patos y los cisnes que hay en el jardín japonés del retiro. Siempre me fascinaron los patos, verlos nadar, los ligeros que son… es increíble que puedan ser tan torpes después andando… “No todo el mundo tiene la facilidad de andar seguro en todos los campos, pero si andamos todos.”

Me observé caminar, sentí mis pies. ¡Sentí mis pies! Noté como empezaban a flexionarse el tobillo y la puntera. Disfruté del aire y mis pasos. Disfruté de mí mismo dando un paseo. ¡Cuanto me olvidé de mí! Esa misma noche mi madre me llamó por teléfono. Me preguntó que había hecho hoy. “Caminar”. -Respondí yo. “¿Sólo?” Se extrañó mi madre como si hubiera hecho algo malo. “Si sólo y no sabes que a gusto estaba”. Se me escapó una carcajada y me sorprendió el grito de mi madre diciéndome: “Qué alegría más grande, cuanto tiempo hacía que no te oía reír.”

Entonces comprendí: Tuve el poder de haber creado un centro de sanación antes de enfermar. He puesto mi cuerpo en una situación digna de una guerra. He pasado pruebas físicas que pocos hombres hubieran podido soportar. Nadie contaba con mi vida. Una enfermedad que nadie conoce en una situación tan grave que estaba predestinado a morir.

Pero no morí. Si no quería estar enfermo lo primero que tenía que hacer es vivir como una persona sana. La escuela de sanación fue mi propia medicina y conseguí lo que nadie esperaba: Tener un cuerpo nuevo

No sólo fueron físicas las pruebas.  He vivido la ruina en todas las facetas que las pueda vivir un ser humano. Pobreza, soledad, injusticas, enfermedad… Pero no perdí. Cada obstáculo en el camino era un mordisco de bocanada de sangre en mi cuerpo que me hacía andar.

Caminé. A veces arrastrándome por el suelo, otras a gatas, apoyándome en las paredes, ayudándome con un bastón. Para terminar andando por mí mismo y con el poder de volar mientras bailo. Mi cuerpo fluye con el movimiento, sintiendo la energía como traspasa y recorre mi cuerpo teniendo el privilegio de sentir la libertad total de mi propio Ser.

Pero después de la guerra empieza esa parte gris de la postguerra que te sitúa en una especie de limbo. Más allá del desastre o la lucha, de la calma o la desolación. En medio de un mundo de nadie. Miras a los lados pero el mundo siguió su propio curso y te dejó atrapado en una batalla que ya terminó y no sabes que rumbo coger.  Los caminos y los campos están destrozados.

Es en ese momento oscuro y sobrio descubro gracias a la llamada de mi madre que no hay caminos, ni campos, ni lugares donde tenga que continuar la lucha. Sólo en mí mismo, en la risa, en la paz conmigo mismo se desatan todas las cadenas. La armadura que un día me defendió se convierte en un peso que ahora me aplasta. El guerrero en que me convertí ahora puede destruirme. El sabio reconoce cuándo hay que abandonar las armas y liberarse de su armadura. Me libero de cargas y me convierto en el soberano de mi propio ser. Sin futuro ni estrategias, simplemente para ser…

   …el héroe de mi propia vida

Dedicado a mi madre

En el jardín del alma.

 

Siso Santos.

 

 

Silencio

Silencio

«La meditación y el silencio son para el alma como dormir para el cuerpo y la mente»

Cerrad por un momento los ojos… Siente. Quedaos por un momento en un lugar tranquilo donde no haya ruido ninguno… Siente. Sólo cuando cerramos los ojos y estamos en silencio podemos vernos y escucharnos. Las imágenes y los ruidos externos  la mayor parte de las veces son los causantes de no poder estar en presencia de nosotros mismos. Por eso es tan lleno de vida el silencio para escuchar nuestra propia voz.  La voz que no tiene sonido, la voz que nace directamente del alma y se trasmite a través de la emoción. A veces dolida, cansada, afligida o potente y otras veces tan clara como la más hermosa canción. El silencio nos rodea y nos envuelve para acariciarnos y hacernos presentes.

Silencio… Llega el momento íntimo de estar conmigo mismo. Con mis dolores y mis angustias; mis miedos y mis desafíos; mis deseos y mis triunfos… El alma pide su espacio a gritos. Me dejo embaucar por la melodía de mis pensamientos y yo… Sólo yo, me convierto en emisario de mi propia vida. Silencio… Un mar de melodías y gaviotas me trasladan a paisajes remotos de mi infancia.  El tiempo se traslada despacio y lento mientras las palabras en forma de imágenes van deslizándose en la mente. El viento azota con suavidad envolviéndome en una suave brisa marina. Silencio… Me embriago en un dulce baño de energía de colores. Floto sobre la estancia donde permanezco. No siento los pies. Me olvidaba de que pocas veces lo siento. Pero están ocupando su propio lugar en el mundo.

Silencio… Qué placentero esta sensación de flotar en el espacio! Volar mucho más allá de la vida o de la muerte. Ocupar mi presencia.  Cruzar ese dulce viaje de embriaguez del drogadicto en su primera dosis que nunca más se  volverá a repetir. Aquí no hay sustancia ninguna, no es  necesaria.  Hay algo mucho más potente y bello: Silencio… Silencio… Silencio…

Silencio para reencontrarme…. Silencio.

 

 

En el jardín del alma.

Siso Santos.

Oler una flor

Oler una flor.-Respirar bien…

La respiración es la base de la vida. Vivimos porque respiramos. El oxígeno recorre nuestro cuerpo a la vez que va alimentando nuestras células.  Cuando nacemos respiramos correctamente.  El bebe absorbe el aire llenando sus pulmones de oxígeno.  Se hincha, crece, el niño reconoce por primera vez su propio sonido al expulsar el aire. Un sonido potente.  Se hincha el diafragma, el vientre. El sonido nace de sus entrañas no de su garganta por eso un cuerpo tan minúsculo puede tener esa potencia de voz.  El sonido tiene todo el apoyo del diafragma. ¡Qué a gusto se queda el renacuajo después de llorar! Qué a gusto se duerme y qué gusto respirar la vida sin angustia, sin tensión, sin estress (esa palabra tan absurda que nos viene de la nada y nos vale de excusa para maltratarnos) El niño duerme, descansa y vive con sólo el propósito de ser y sentirse él mismo en un mundo que todavía le es ajeno.

Queremos cambiar las cosas. Nos peleamos con nuestro entorno. Nos vamos llenando de cargas que nuestra sociedad nos va imponiendo. Caemos en los mismos roles que criticamos. Todo lo que nos aleja de nosotros mismos; de nuestro propio ser. Nos llegamos a olvidar incluso de quien realmente somos. En ese momento ya perdido. Entramos en un bucle de angustia, ansiedad, stress, depresión… Cuando me miro en el espejo no me identifico con la persona que veo en el reflejo. No sé en qué momento empezó todo.   Queremos recordar ese momento buscando en la memoria la escena exacta causante de mi propia decadencia.

¿Qué importa cuál fue? ¿Por qué regocijarme en momentos que no fueron agradables buscando el responsable de tanta desdicha mía? Yo diría que no se pierda tanto el tiempo. Es más bello,  más fácil y mucho más eficiente volver al poder del recién nacido. En donde en el medio del caos que se está viviendo en el parto. Ignara su primera bocanada de aire, hincha todos sus pulmones y un sonido desde el abdomen se hace con el dominio de toda la estancia. La presencia del ser en forma de llanto ocupa nuestro primer lugar en el mundo.

La respiración es la clave, La respiración recompone el ser: Coloca la voz, armoniza mi cuerpo y mi estado, me hace presente… Me siento. ¡Qué maravilla no tener nada que demostrar!  Soy yo con mi presencia en mi objetivo. ¡Qué maravilla sentirme y reconocer mi ser!

Mucha gente me pregunta: “¿Cómo aprendo a respirar?”.- Todo es práctica. Hemos nacido con un mecanismo perfecto de respiración. Hemos pasado gran parte de nuestra infancia respirando correctamente. Hemos dormido y nuestro inconsciente ha mantenido una respiración digna de los grandes maestros y a pesar de todo eso.- “Hemos logrado conseguir lo más difícil. Aprender a respirar mal”.

Por eso la respiración es básica en todas las actividades de la escuela (yoga, tao yin, biodanza, movimiento…) También los deportes se apoyan en la respiración. Por supuesto un buen trabajo vocal es maravilloso, para tener ese control de la respiración, la potencia, la proyección de la voz, el canto. Cuando el cuerpo y la voz están unidos armónicamente estamos viviendo en nuestra propia presencia y eso lo crea la magia de la respiración.

Si queréis respirar bien y no sabéis como poder hacerlo os voy a contar un pequeño secreto para ir practicando. Pasear por un campo. Escoger la flor que más os guste.  Deslizarla suavemente en forma horizontal por debajo delas fosas nasales, e ignara suavemente su olor con la intención de impregnarte de su fragancia. En ese momento respiramos bien.  Respirar bien es tan sencillo como oler una flor.

En el jardín del alma.

Siso Santos.

            

La maestría de los registros

La maestría de los registros

Hace tiempo que tengo abandonado este blog mío, donde es un pequeño rincón para mi alma donde yo comparto experiencias de mi vida. Pero hoy me sale volver a escribir y abandonarme a este diario que simboliza pequeñas anécdotas que representa mi vida.

Hoy más que nunca puedo decir que el cielo me concedió un regalo maravilloso. Hace unos meses descubrí el poder y la magia que tienen los registros akásicos. Para los que desconocen esta terapia puedo deciros que es un bello camino donde muestra nuestra propia esencia.  Donde nuestro yo más puro te ilumina, te apacigua, te calma y trasporta a tu verdadera esencia. Nada hay que temer, todo está bien. Hemos vivido lo que hemos necesitado vivir y tenemos ahora el prestigio de poder transmutarlo para nuestro propio beneficio, nuestra madurez y como  nuestro mejor regalo para el mundo que nos rodea.

Desde el primer momento en el que estamos con los registros abiertos (en la presencia de nuestro propio yo) nos envolvemos en una energía del amor más puro con el podáis soñar. Estamos cuidados y protegidos por los maestros de los registros, nuestros guías espirituales y todos aquellos seres de luz que tienen algo que ofrecerte. Desde ese momento déjate ir. Que maravilloso no tener nada que hacer. Solamente ser y poder disfrutar por unos instantes de nuestra propia luz. Esa luz de la que tantas veces nos olvidamos.

Hoy, vuelvo a repetir, la vida me dio un regalo maravilloso. En la última meditación, antes de la última lectura de registros que lo hacía con mi compañera Diana. Te doy las gracias Diana y me las doy a mí mismo también por permitirnos mostrarnos. Fue una belleza. Pero me voy a centrar es esa última meditación aunque le voy a llamar iluminación, guiada por una maestra con mayúsculas. Gracias Asunción por compartir este conocimiento y camino. Gracias porque este camino de luz me ha enseñado que todo lo vivido ha valido la pena. Ahora sé que todo lo que la vida me da; aunque pueda parecer negativo, no me da nada que no me de conocimiento y que yo no pueda transmutar.

La iluminación empezó, como muchas meditaciones sentado. La voz de Asunción se convirtió en un conductor por los canales de los registros que a cada uno se nos abría. Sobra decir que toda la energía que se respira en la sala es amor puro. Yo me abandoné y me dejé llevar por donde los registros y los maestros quisieran guiarme.

“Un canal de energía violeta me trasladó al interior de un enorme templo. Era una hermosa catedral en forma de cruz, majestuosa y cargada de luz. Un hombre mayor me recibió. Me acompañó al centro del templo. El edificio estaba lleno de gente. Eran maestros y seres de luz. El hombre mayor me abandonó en el centro del templo con una sonrisa y templanza que me hacía sentir en mi casa. El foco de luz ascendente me elevaba.   Tres escalones me elevaron  del templo, todo se expandía en un firmamento sereno azul y blanco.  Luz y amor envolvía todo, incluso el silencio era música. Hay reconocí a Dios. Me extrañó: “¿Esto es todo? Vacío!”. No. Nada era vació, miles y miles de ángeles o seres estaban allí. El cielo es un estado. Todos los seres de luz eran seres de amor trasmitiendo amor en esencia pura. Todo mi ser es amor. No puedo describir la emoción.  Nada tiene fin, nada tiene límite, todo es amor en continua expansión…  Ya era hora de marcharse, así me lo indicaron y de ese modo volví al templo donde los maestros y los guías se encontraban. Ahí me trasmitieron el siguiente conocimiento.

La importancia de la expansión y de la unidad en crecimiento. Por eso es necesario encarnarse en materia y ocupar diferentes planetas con formas de vidas diferentes. Pero la esencia de todos los seres con conciencia, es necesaria para experimentar. Nosotros creamos y ocupamos un planeta. Le damos vida y amor y reencarnamos todas las experiencias necesarias para un crecimiento. Por eso también creamos lo que llamamos mal. En necesario para entender el amor en el estado más puro y todo nace de la misma fuente. Cuando volvemos a llegar a la esencia. Hay un estado de vibración muy poderoso. Siempre hay planetas nuevos creando vida y otros llegando a la cúspide de iluminación.

Hay una vibración tan inmensa de amor universal en el espacio que nuestra mente no tiene la capacidad de captarla. Porque no es el momento adecuado. Pero ese momento llegará…

…Cuando así lo indiquen los maestros.

Doy las gracias a tod@s mis compañeros de registros que hicieron  que este encuentro sea un viaje de luz inolvidable. Un viaje que no tiene limite, deseo seguir compartiendo y creciendo con vosotr@s

Siso Santos.

Luna nueva del 20 de Septiembre. «Entrada del año nuevo esotérico»

Año nuevo esotérico

«Luna nueva del 20 de Septiembre» 

Llamamos en este caso a lo esotérico lo mismo que lo pagano. No está atado a nada religioso. Más bien es la entrada del año según la numerología. Todos los números se centran siempre entre el 1 y el 9. El 1 como el principio de un ciclo y el 9  como el final del ciclo.

Septiembre es el mes nueve. A partir de la luna nueva surge un nuevo ciclo. Todo empieza a una nueva andadura. Evidentemente es este momento donde nosotros notamos más cambios en nuestras vidas. Empezamos cursos, nuevas actividades… Nos preparamos y nos ponemos más objetivos nuevos que en cualquier otra parte del año.
¿Porque lo esotérico?  Recordamos que la luna nueva es la luna que no se ve. A partir de ahí viene la luz, lo que llamamos la luna creciente. Es el punto final de una etapa para el principio de la siguiente. Lo esotérico conjuga y combina la energía de los elementos con lo etéreo.

Cada año que pasa es un nuevo episodio numérico que vamos desarrollando desde el año 1 al 9 (El principio y final de un ciclo) que una vez que se termine, se vuelve a empezar. Es la rueda numérica en movimiento. El principio de la Cábala. La energía de los elementos con lo etéreo.

Descubrir el número del año en que entramos; es poder trabajar con la energía del número que nos procede. Todos tenemos un número que nos representa por la fecha de nacimiento (la suma de todos los números) pero a su vez cada año entramos en un número nuevo que se irá alternando.

El año 1.- Principio de un ciclo. Las puertas se nos abren hacia una nueva aventura de un ciclo de 9 años. Año benefactor.
El año 2.- El año de la dualidad. También es un año bueno para la salud.
El año 3.- El año del poder.
El año 4.- Año de Siembra, de trabajo y constancia.
El año 5.- Año de movimiento
El año 6.- Un año de expansión.
El año 7.- Un año mágico, de prestigio.
El año 8.- Un año para avanzar.
El año 9.- Cuidado!! El ciclo llega a su fin. Deja ir lo que ya no te sirve. Para volver a empezar. 

Este año el año nuevo sería el día 20 a las 7 de la mañana que entra la luna nueva. Sugiero a la gente que se levante a meditar por las mañanas que lo hagan en esa hora. Pueden poner una vela blanca (color de la luna) y meditar sobre la etapa de un nuevo ciclo. También a las 19:00h podéis venir a participar en una rueda de energía que haremos en la escuela.

Por favor sugiero que la gente que quiera venir, que traigan ropa blanca o negra. Blanco porque es el color de la luna o la negra porque es la falta de color que tiene la luna nueva.

La vida con dolor

La vida con dolor

Cuando me despierto todos los días tengo que enfrentarme siempre a dos cosas. Primero al efecto de la macedonia de pastillas que he ingerido la noche anterior para calmar mi dolor. Pero no lo cura. Engañamos a la mente a base de calmantes y depresivos que nos mantiene ajenos al sufrimiento con el que nos dicen que tenemos a aprender a vivir. Mi deseo es levantarme, pero mi mente anestesiada por los fármacos va en retroceso a mi propia voluntad.  La otra cosa a la que me tengo que enfrentar es a la rigidez de mi cuerpo a causa de tener un cuerpo en reposo. Lentamente voy movilizando mis manos, brazos, rodillas… Mis piernas están completamente rígidas. Si me desperezo contraigo mis propios gemelos y me retuerzo de dolor. Debo desperezarme primero de cintura para arriba. Después arrastro mis piernas hacia el exterior de la nada. Un pie se me engancha en la sabana; No hay forma de desengancharlo, intento tirar del otro pie de la sabana porque no alcanzo con la mano. Una vez suspendidas en el vacío se contraen los gemelos. Gritó de dolor. Mis movimientos son muy leves y me entran ganas de orinar. Mis pies siguen rígidos, mis manos no les alcanzan e intento meter los pies dentro de las zapatillas como si tuviera que introducir una pelota dentro de un agujero. Sostengo con la punta de los pies la zapatilla, casi lo consigo, pero se me caen al suelo. Cada vez tengo más ganas de orinar.  Deslizo la puerta del armario que está a un lado de la cama. Me sujeto a la puerta corredera del armario que me hace de palanca. De un impulso sujetándome con las manos me pongo de pie. Me sujeto fuerte con las manos porque los pies aún no reaccionan. Un dolor inmenso sube por las piernas. Tengo muchas ganas de orinar. Sujetándome por las paredes voy al baño. Me situó frente al retrete. Mis pies empiezan a responder. Dudo en orinar de pie porque aún no mantengo bien el equilibrio o sentarme, pero doblar las rodillas me contrae los gemelos y me enfrento a un dolor inmenso. No puedo aguantar más: Me meo!. Me decido a orinar de pie. Apoyándome a la taza del váter. Las piernas aún tiemblan, no están fuertes para mantener el equilibrio. Termino de orinar, tiro de la cadena­­.­ Objetivo conseguido!. Vuelvo a la habitación a vestirme; poco a poco mi cuerpo va reaccionando hasta mi movilidad correspondiente.

Me disfrazo de maestro y disfruto de mi vida como lo que es: “El mejor de los regalos”. Mi vida se va limitando a agradecer y disfrutar de los momentos y cada movimiento nuevo es un nuevo regalo.

Para la ley y la justicia no tengo derecho a nada. Como autónomo soy como cualquier ciudadano sano y no minusválido. Pero se equivocan de pleno la ley y la justicia. Soy superior a cualquier ciudadano sano: “¿Acaso a vosotros os cuesta tanto orinar por las mañanas?”

Desde el jardín del alma.
                                               Siso Santos

Cartas de amor y sombra

Cartas de amor y sombra

Había una vez hace muchos años en los tiempos aquellos en los que los guerreros luchaban con espadas y arcos y flechas. En los tiempos en que los reyes lideraban las batallas y los súbitos le seguían detrás. Los reyes eran nobles, fuertes y valientes con un gran sentido de la razón y  la justicia. Vivían por su pueblo y aunque a veces se equivocaban tenían la responsabilidad de subsanar los errores aunque eso equivaliese su propio sacrificio por el bien de su pueblo.

Hubo un Rey en aquel tiempo tan justo y sabio que era benevolente con todo su pueblo. Sabía simpatizar de una forma natural con la gente. Nunca ordenó ninguna ejecución, no hubo motivo. Aunque esto le pudiera hacer parecer débil ante sus propios enemigos. Lo cierto que su pueblo lo amaba; los habitantes de otros pueblos lo respetaban y los demás reyes contrincantes lo imitaban.  Nadie podía hacerle frente porque eso se suponía ganarse muchos enemigos.

Cómo iba a sospechar ese Rey tan justo. Que como suele ocurrir a los grandes líderes, los mayores traidores y contrincantes están en su entorno más íntimo. Fue mediante un pacto ruin entre hermanos y caballeros leales a la corona que enviaron al Rey al calabozo. Fue víctima del peor de los delitos: “Un rumor” que nunca se pudiera comprobar.

Fueron muchos años los que el Rey Justo estuvo encerrado en el calabozo de una torre. Más años preso que libres. Dice la poca gente que lo ha visto que siempre se mantuvo impoluto y con una pose templada. Había pedido y con privilegio de rey concedido. Además de un catre humilde, una mesa, una silla, papel, mucho papel y una pluma con su tintero.

En el silencio de su soledad el Rey cerraba sus ojos para poder revivir todos los momentos vividos en su pasado. Las guerras, batallas, triunfos… También recordaba a su familia, sus amigos… La gente que amó, sus compañeros de viaje, sus criados, los campesinos… La gente que dejó sin hogar, los caballeros que perdieron las batallas, aquella bruja que un día se cruzó en su camino para darle la buenaventura… la gente que le enseñó… aquella gente que en un principio no era nada en su vida y sin embargo en la soledad de su castillo tenían sentido y los añoraba.

El gran Rey cogía su pluma empapada de tinta y con toda su presencia que no perdía, dejaba que su mano danzase con la pluma sobre el papel en blanco y empezó a escribir. Escribía tantas cartas como gente se había cruzado en su camino. Les hablaba con el corazón en la mano. Agradecía su compañía, su enseñanza. Les daba las gracias por haber formado parte de su vida, lo importante que fue cada uno de ellos para un Rey que solo pretendió ser justo. No escribía por escribir. Cada carta estaba personalizada y sus mensajes estaban escritos con tanto amor que era imposible no llegar al corazón del destinatario.

Escribió a su padre del que heredó su valor a la hora de enfrentarse a las batallas. A su madre de la que heredó un sentido hético y moral. A su esposa, princesa de otra corona, que con sus quince años organizaron su boda por el beneficio de ambos reinos y aunque en un principio no hubo amor, si hubo mucho respeto pues dos reinos debían de ser gobernados.  De ella aprendió a valorar la belleza. A Sus cuatro hijos que eran su motivo de orgullo. No olvidó a nadie. A cada uno de sus guerreros y vasallos; al más humilde de los campesinos de su reino. Puesto que él conocía a todos por sus nombre. Escribió también a la bruja que vivía escondida en sus bosques y que un día le leyó su buenaventura. Quién le iba a decir que ella le predijo que viviría en lo alto de una gran torre. También se acordó de un bravo guerrero enemigo que después de una dura batalla se miraron con brillo en los ojos y se amaron mutuamente bajo el cobijo de un gran roble. Incluso escribió también frases de amor a sus propios traidores.

Cada carta era lanzada por el único ventanuco que tenía la estancia, dejando pasar levemente una ráfaga de luz dando un aspecto a la estancia casi en penumbra. Cada carta era arrastrada por el viento o agarrada por los pájaros que por allí volaban encargándose de llevar los mensajes y confesiones del Rey a sus destinatarios.

Los habitantes del reino y de todos los reinos iban recibiendo de una forma casi mágica unos pergaminos que cuando empezaban a leerlos se quedaban hipnotizados por palabras simples y sencillas, pero cargados de una verdad y un sentimiento tan puro que les hacía imposible apartar las miradas de unas cartas escritas por el poder más absoluto jamás derribado. “Amor”

Cada individuo a medida que iban leyendo su carta, no podía dejar de releerla y volverla a releer. Cada uno de formas diferentes. Unos llenos de gozo, otros gritaban su nombre, otro le amaban, otros lloraban o se condenaban ellos solos por sus actos, algunos se excitaban solo de pensar en él y aunque las cartas no necesariamente hablaban de sexo, la releían una y otra vez con la intención de encontrase deseado o deseada… Pero nadie, ningún habitante de ningún reino podía sacarse al Rey Justo de su mente. Lo amaban, simplemente deseaban estar con él, tenerlo al lado. Fue tanto la obsesión que se prendió por ese Gran Hombre que todo el mundo tuvo la necesidad de poseer lo. Todos los habitantes de todos los reinos emprendieron una peregrinación hacia el castillo donde estaba encerrado el Rey Justo.  Millares de personas de todos los lugares peregrinaban hacia donde se situaba su ídolo. Los guardianes del castillo por otra parte atrincheraban las puertas para que nadie de fuera pudiera acceder a su interior. Defenderían el lugar hasta la muerte si fuera posible para proteger a su Señor de terribles fanáticos.

Fue tanto la locura entre guardianes y visitantes que era incalculable contar la multitud de la gente que allí había. Gritos, empujones, flechas y aceite ardiendo cayendo de las murallas del castillo para impedir que entrara la avalancha. Pero nada los detenía. Tiraron la puerta abajo y entraron al castillo.  No había guardianes ni atacantes. Sólo amantes desesperados por encontrar a su verdadero amor, el amor verdadero que esta vez tenía nombre propio: El Rey Justo.

Fue la avalancha derribando todo lo que encontraba a su paso hasta llegar al calabozo de la torre donde se encontraba el gran Rey. Tiraron la puerta abajo, sacaron al monarca en volandas y lo llevaron hasta el interior del gran claustro del castillo. Todos deseaban tocarlo, besarle, acariciarlo, amarlo… La gente empujaba para poder acceder a él. Se caían y se pisaban hasta algunos quedar aplastados por las masas. Era sorprendente la serenidad que reflejaba el rostro del monarca. Como si se encontrara en un dulce sueño o en un remanso de paz. Esto a la vez avivaba el fanatismo por aquel Santo en el que se estaba convirtiendo el monarca. Le arrancaron las ropas, le tiraron del pelo, empezaron a pellizcarle, besarle, morderle… Comérselo… Hasta que de él no quedó ni los huesos.

Solo cuerpos perdidos con manos vacías y bocas ensangrentadas lloraban por un amor que no supieron cuidar.

El cielo nunca puede ser un lugar físico o lo destruiríamos. Es mucho más sencillo llegar a él. Vibrar en el Amor Universal.

Desde el jardín del alma.

                                                  Siso Santos.
  

Danzar es vivir

“Danzar es vivir”

Cuando uno empieza a biodanzar sin darse cuenta la energía está vibrando a través de la música, el movimiento o incluso el mismo aire que lo envuelve. El baile nos conecta con la tierra, el cielo, nuestra sensualidad, la creatividad e incluso nuestra energía vital. Al principio el alumno no lo siente. Esto tiene un sentido lógico: El alumno está en la mente. El defecto traído ya educacional desde el momento que empezamos a tener consciencia es la de reprimir o de no perder el control. Perder el control no  es convertirse en un inhumano. Todo lo contrario,  es cuando el ser humano está en su estado más puro de conciencia.  Que es simplemente estar en nuestro estado más natural: “El amor”

Como seres humanos somos individuales. Tenemos objetivos y deseos que nos hacen únicos pero al mismo tiempo estamos conectados a una energía superior universal. Todo tiene un objetivo y un sentido. Empezando desde nuestro propio movimiento, guiado por nuestra respiración y los latidos del corazón. La mente tiene un poder ilimitado, pero está sujeto a un cuarto de su poder marcado especialmente con vivencias de nuestra vida, incluso otras vivencias que ni siquiera son nuestras. Pudiendo heredarse de padres a hijos. En definitiva venimos marcados por vivencias que ni nos pertenecen. Añadimos aquí a las nuestras propias y los deseos que tenemos como objetivos a alcanzar. Algunos de estos deseos envueltos en apegos  y egos. En resumidas cuentas, poco nos abandonamos y nos  permitimos ser libres en  nosotros mismos. Sin ataduras, sin miedos. Nosotros mismos tal cuales somos, con el corazón abierto, sin pasado ni futuro sólo siendo nosotros; dejándonos sorprender por el mundo que nos envuelve y la energía sanadora de los mantras. Al fin al cabo si nos permitimos respirar la vida nos damos cuenta que en la vida estamos rodeados de mantras, incluso en los silencios.

Yo invito a todas las personas a respirar libremente desde su sentir. El miedo es la barrera que nos sirve para no ser nosotros. Es la guerra con la que nos mostramos para ocultar nuestra debilidad. Lo curioso es que no somos ni fuertes, ni débiles. Pues vivir en el amor es no tener nada que demostrar. ¿Cómo demostrar lo que eres? Solo siendo. Por eso desde la biodanza invito a que te muevas desde el alma. Tal cual eres. Muestra tu amor.

En el jardín del alma.
                                            Siso Santos.

«Más vivo que nunca»

“Más vivo que nunca”

He muerto tantas veces como veces me han enterrado. Empezando por los propios médicos que nunca contaron con mi recuperación; alumnos de mi escuela que eran testigos día a día de mi declive; vecinos; amigos no tan amigos que no querían responsabilizarse de una enfermedad que eran desconocida por todos; familia que dio la espalda para escabullirse del bulto; gentes conocidas y desconocidas que me sentenciaban con enfermedades ficticias e inventadas buscando el final más morboso de mi propia muerte.

Para muchos me moría del sida; otros se preguntaban si mi enfermedad era contagiosa y podría haber peligro de estar a mi lado. Cada uno fantaseaba a su manera sintiendo que tenían un poder sobre mí pues casi era un moribundo. Sólo algunos con nombres propios sostenían mi bastón. Pero no morí. Sigo estando vivo y más vivo que nunca.

Resurgí de las cenizas de mi propio cuerpo. Pocos daban algo por mí. Cuando se tiene una enfermedad rara de la que muy poco se sabe o simplemente no se sabe nada. Desde ese momento estaba sentenciado. Los médicos preferían contarme lo menos posible. ¿Cómo contar de lo que no se sabe? El dolor de mi cuerpo era constante, día y noche todos los días sin tregua, así fueron casi dos años. Los tratamientos son bombas con las que mi propio cuerpo tiene que enfrentarse y a pesar de todo eso mis órganos y analíticas son impecables. Solo el cabello, la piel y los dientes sufren la agresividad de la química que por un lado me sana y otro me envenena.

La enfermedad que tengo, para que quede claro, no haya dudas y nadie pueda inventar sobre ella. Afecta al sistema nervioso. Los nervios se vuelven locos y envían las ordenes tarde a los músculos o incluso no las envían. Esto hacía que algunos músculos o articulaciones se atrofiaran. Nunca viví como un enfermo esa es la verdad. Nunca me creí esta enfermedad, ni me la creo. Siempre he estado trabajando y viviendo independiente. Di todas mis clases de movimiento orgánico. Aunque mi cuerpo perdía movilidad, mi mente nunca dejó de bailar. Bailé cinco horas al día dando mis clases de movimiento orgánico, meditaba, yoga, reiki… Mi cuerpo se resentía y yo seguía en pie. Pero nunca lo hice porque así me pondría bien. No. Lo hice porque nunca me sentí enfermo y mi obligación y mi compromiso era estar al pie del cañón en mi escuela. Cuidando a los que allí estaban, y sabiendo que ellos me ayudaban a mí dándome su amor, yo correspondía en ayudar a su salud.

Un día le pregunte al médico. Yo estaba recuperándome, aunque mi cuerpo se sostenía con poca fuerza y el dolor me acompañaba como algo más en mí. Pues lo llegué a asumir como algo propio y me acostumbre a él. “¿Crees que podré volver a bailar?”. Él hizo un silencio sin mirarme y me dijo: “Hombre como profesional no”. Quería que yo fuese consciente de mi enfermedad. Pero yo no quería esa verdad. Le contesté yo: “Hombre profesionalmente no, porque ya no tengo edad”. Rompí el tono de la conversación de una seriedad que no me gustaba. Pero él volvió a ella esta vez mirándome bien a los ojos: “Tienes que asumir que te puedes quedar minusválido para siempre”

Un golpe seco me paró el alma. No dije nada, ni siquiera lo sentí.  Pero la frase me acompañó esa tarde. En el bus, no dejaba de oír esa frase.  Pero no podía ser. ¿Cómo puedo vivir?. Yo no estoy enfermo. Tenía tanta rabia e impotencia que en ese momento me olvidé que tenía dolor. Baje del bus y anduve, anduve mucho. Caminé desde la puerta de Toledo, subí toda la cuesta del rastro por Rivera de Curtidores, volví a la Latina, a Tirso de Molina para bajar a Lavapiés. Caminé a un paso firme, no podía dejar de caminar. No había dolor solo impotencia… Anduve tanto que supe que el médico se equivocaba.

Ahora bailo, ya vuelvo a sentirme volar mientras bailo y los giros me acompañan. El dolor ha desaparecido; incluso me están bajando las dosis de los tratamientos del dolor. Mis piernas y mi cuerpo cada vez recobra más su estado natural, cada vez tengo menos problemas para andar e incluso alguna vez ya me olvido del bastón.

¿Qué ha pasado? Mi propio sistema inmunológico estaba atacando al sistema nervioso que este a su vez me atacaba a mí. Yo me atacaba a mí mismo.  He vivido muchos años aprendiendo a comprender a todos aquellos que me hicieron daño. He perdonado a todos. He aprendido a amar; y que tonto de mí que jamás me he perdonado a mí mismo por impedirme ser feliz.

Ahora lo sé, lo entiendo y lo acepto. Ahora me permito a mí mismo ser feliz. Lo haré de la forma que más deseo. Amando y queriéndome. Quiero seguir aportando en la sanación. He aprendido tanto en este tiempo. Mi cuerpo es una enseñanza.  Me comprometo porque así lo decido a ayudar a sanar a tod@s los que me pidan su ayuda y siempre lo haré desde el amor.

En el jardín del alma
                                            Siso Santos.                                      

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P.D.- Permitidme que este texto se lo dedique a tod@s los que fuisteis mi bastón, pues pase lo que pase formareis siempre parte de mi corazón.

«Que llegue a toda España»

Muy importante:  “Que llegue a toda España”

Mi nombre es Javier Santos, escribo esta carta para poder explicar el tema tan injusto como el que estoy sufriendo. En el año 2013 creé una escuela de terapias alternativas. Donde yo personalmente doy clases de movimiento orgánico especialmente a personas mayores o con problemas de movilidad. En el año 2014 surge en mí una enfermedad denominada rara “Polineuropatia desmirinizante crónica” Que tardaron un año en detectar. Por ese motivo llegué a presentar un diagnostico grabe.
Ahora soy yo la persona que padece una minusvalía. No quiero dejar de trabajar, porque parte de mi salud y recuperación se la debo a mi trabajo. Pero al momento de enfermar, mi escuela al mismo tiempo que yo, sufre un deterioro importante, como podéis imaginar.  Quiero seguir trabajando y hacer mi vida lo más digno posible. Pero ahora viene lo incomprensible.  Soy autónomo. Mi minusvalía me impide poder realizar muchos movimientos, aprender a vivir prácticamente con dolores diarios, pues la parte afectada de mi cuerpo es el sistema nervioso. Hay tareas de mi casa que no puedo realizar, ni siquiera puedo hacerme cargo yo mismo de toda mi higiene persona.
Tengo mi minusvalía reconocida por la comunidad de Madrid un 34%, más baja de lo que debería pero por asunto de los recorte quedó así.  Pero tengo lo suficiente para tener derechos. También tengo un baremo de movilidad de un 7 donde se me reconoce la dificultad de movimientos.
La ley da ayuda a personas con alguna minusvalía mayor de un 33%. Los autónomos en vez de pagar 276€ de cuota pagaría 95€. ¡Queridos autónomos rezar por vuestra salud! Porque la letra pequeña, la que no sale en los telediarios. Te dirá: “La primera vez que te has hecho autónomo estabas sano y es la que cuenta” Parece que es un chiste pero es verdad.
-Ya está bien que el tema de autónomos sirva solo para las campañas electorales y nunca más se vuelva a hablar.
– La mayoría de los autónomos no somos empresarios, somos currantes sin derecho a nada.
-A un empresario le darían ayuda por contratarme a mí por minusválido. En cambio: ¿por qué no tengo yo esa ayuda que soy empleado de mí mismo?.
Por favor, comparte esto, que llegue esta denuncia a donde tenga que llegar. Además te invito a que te unas a ella. Cuenta tu historia. Si alguien sabe de alguna forma de poder ayudar; también lo agradezco.  Va siendo hora que todos los autónomos nos juntemos para exigir derechos no solo pagos. Recuerda esto: Lo que hoy a mí me está pasando mañana te puede pasar a ti.
Por favor. participa y comparte.
Gracias
Javier Santos

El ángel de la brisa


El ángel de la brisa

El viento corría por la calle vacía, las hojas de los árboles se esparcían por el suelo húmedo que había dejado la lluvia incesante del mediodía.

Amalia miraba  a través de la ventana, sus pensamientos volaban al igual que las hojas que arrastraba el viento. “¿Dónde estaba él?” Ella le había dicho que no. Que ya era tarde. Ahora ya no estaba. “¿Podría volver a verlo?” Mientras se atormentaba pensando en los recuerdos. Intentaba ver a través de su mirada perdida la silueta de Emilio bajando la calle. Pero Emilio no venía.

Se había marchado. Se fue después de la última discusión estúpida  de celos que mantuvieron la última cena.  No tenía nada con su ex. ¿Por qué entonces tuvo que recriminarle que le hubiera dado su ayuda? Había sido su pareja durante   muchos años. Era normal que le hubiera consolado después de saber que ella tenía un cáncer. Tenía ganas de llorar y gritar. Echar su culpa a gritos de dentro de su cuerpo para…:  “Dios mío!! Déjale venir una vez más… Pedirle perdón… He sido una estúpida pero no volverá a pasar. Le amo… Le amo…” Pero nadie bajaba ni subía por  la calle. Solo el viento y las hojas que arrastraba.

 Quería beber una copa, solo una  copa ayudaría a soportar esta angustia que apretaba su garganta. Pero no fue una copa. Casi había vaciado la botella de whisky barato que había comprado por castigo para ser todo lo dura consigo misma que su inconsciente le hubiera permitido soportar.
Apoyó su cabeza sobre el cristal de la ventana aún húmeda por la lluvia. Sus lágrimas corrieron por su mejilla y el cristal. Perdida en su propio dolor, no se fijó en Emilio al otro lado de la calle mirando hacia su ventana con la intención de ver a Amalia. Está tenía la luz apagada y no la vio.  Se dio la vuelta y se marchó.

Sólo un ángel travieso se divertía a través de las hojas que esparcía el viento calle abajo.

**********

Cuando el dolor es el protagonista de nuestra vida. Tiene tanto ego el dolor, que no permite convivir con ningún otro sentimiento.

                                                  
En el jardín del alma.

                                          Siso Santos

Al otro lado del río


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Al otro lado del río
Yo sé. Porque lo he aprendido. Lo que es levantarse todos los días con dolor. Querer avanzar, caminar… pero el cuerpo no responde y cae al suelo. Una vez en el suelo, a pesar de lo que cuesta levantase, parece que el mundo entero se conjuga contra ti y todo lo que te parecía en la vida hermoso hoy es una energía que te agarra del cuello en forma de angustia. Quieres respirar y te ahogas. Quieres gritar, recuperar tu aire, buscar la vida y ese mismo aire apaga tus palabras en la garganta.  Rezas para morir y la vida se convierte en tu condena. Todo perdido, todo acabado… Cada paso es una distancia cada vez más lejana a tu forma de vida. Te recuerdan: Solo tienes una mano delante y otra detrás… Es verdad. En cambio llevo una mochila tan llena de cosas que a mí mismo me maravillan y me asombran.
Yo sé. Porque lo he aprendido. Que el dolor y la angustia forman parte del miedo que nos paraliza. Son los monstruos que nos acechan. Que sobresalen y nos sorprenden para confundirnos y hacernos volver al niño asustado y feo que una vez nos hemos creído.   Si pudiéramos tener siempre la certeza que eso monstruos creados por nuestras sombras del pasado solo nos sirven a nosotros mismos como armas destructivas. O no!?  Igual es el puente para cruzar a otro destino que no entendemos en el momento y a la larga coge el sentido necesario.
Por eso desde este lugar, al otro lado del río. Quiero confesar y contar que sé. Porque lo he aprendido. A vivir en el miedo, la enfermedad y el dolor… A conocer y distinguir los efectos secundarios de los tratamientos fuertes que nos curan y envenenan. Lo que cuesta levantarse por las mañanas porque las dosis de los depresivos que se usan para el dolor te dejan el cuerpo con falta de vida; las malas digestiones, la caída del pelo, el movimiento de los dientes… Dan miedo los efectos secundarios. Verdad?  Yo no tengo cáncer. Tengo una enfermedad considerada Rara: Polineuropatía desmielinizante crónica.  No se sabe apenas nada de ella, ni siquiera se conocen las causas y cada uno dice sus propias teorías. Investigan conmigo con tratamientos muy fuertes y con un trato muy poco humano, al fina al cabo solo es una enfermedad rara. Si me estoy mejorando de la enfermedad no solo es por el tratamiento. Es primero porque yo nunca me vi enfermo.  Ni siquiera creo en esta enfermedad. Nunca dejé de andar, ni moverme, ni bailar, de amar mi vida y lugar en el mundo… Debo sobre todo a la fuerza que me dan los alumnos y a los masajes de mi gran amigo Fran. Cada vez ando y me muevo mejor… No sabrán nada de la enfermedad pero yo lentamente voy recuperándome a pesar de los venenos de los fármacos y el daño causado en las vainas de mis nervios por la enfermedad y el retraso de su diagnóstico. 
Por eso desde este lugar del río donde la corriente me arrastra a un lugar aún desconocido por mí. Me comprometo. Porque así lo he aprendido; a tender mi mano para aquella persona que el miedo, el dolor o la enfermedad lo envuelva. Convencer que el amor a uno mismo y a su entorno y a la vida es el paso a la sanación. Que el amor es el único camino real y verdadero. Devolverles la confianza de su propia luz a través de las terapias que pueda hacer, ofrecer o aconsejar. O simplemente darnos la mano, sonreír y confiar en que todo viene por alguna razón necesaria. Todo está en su momento correcto. No todo el mundo puede estar preparado para vivir un trance como este. Somos valientes. Somos amor. Todo por lo que estamos pasando que sirva de aprendizaje a nosotros mismos y también, porque no decirlo, para los que están al otro lado del río. 
Pues todos somos uno. Somos amor.

En el jardín del alma.
                                         Siso Santos

Sin titulo «Ponle tú el que veas más apropiado


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Sin titulo
“Ponle tú el que veas más apropiado”
Esto es una historia real. Una historia que jamás nunca tuviera que existir a no ser que fuese en la ficción. Pero no ha sido así. Esta historia la conocí en el centro penitenciario de Estremera en la época que estuve allí de voluntario. La historia de un interno que pudiese ser cualquiera de nosotros. 
Imaginaos. Una familia humilde chilena. Tienen la bendición de tener una niña. Pera esa niña, se convierte en un gran trastorno para la familia. Ha nacido sin un riñón y el otro es demasiado pequeño para sobrevivir. Solo hay una posibilidad para poder salvarla. Un trasplante. La familia es demasiado humilde para poder costearlo. Hace falta un dinero que no lo hay ni se puede conseguir. La niña se muere, es cuestión de tiempo. Se le ofrece una oportunidad para poder conseguirlo. Cometer un delito. Nunca cometió ningún delito anteriormente. No hay tiempo. Se le ofrece viajar a España en forma de mula. Es decir traer droga dentro de su cuerpo. Es dinero fácil y rápido y se consigue salvar la vida de su niña. Por supuesto se acepta, la niña no está para confiar en milagros. Se ofrece dinero suficiente para el trasplante en otro país. Lo que no sabe el pobre hombre que las mulas son trampas para poder despistar y pasar cantidades más grandes por otros sitios. El padre de familia al llegar al aeropuerto de Barajas es detenido. Ocho años de cárcel es la pena por ese delito.
¿Se arrepiente el padre? No. Su hija se ha salvado mientras el cumple su condena con dignidad pues sabe que ha cometido un delito. Lo que me parece más impactante es que mientras en un lado del mundo una niña crece sin recuerdos de su padre. En el otro lado, el padre se emociona viendo crecer a su hija mediante fotografías. 
Ahora yo pregunto: “¿Cometerías tú un delito para salvar la vida de tu hijo?
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¿Sabéis por qué quiero contar esta historia? Porque en el mundo tan individual en el que vivimos es muy fácil juzgar lo bueno y lo malo. Todo lo que nos afecta a nosotros es malo. Pero nunca lo miramos en lo que nosotros afectamos a los demás. No importa que un país sea más rico aunque eso sea a costa de que otros sean más pobres. Incluso ocurre entre ciudadanos de un mismo país. El poder de unos siempre es a costa de la pobreza de otros. Entiendo que siempre tiene que haber diferencia de clases. Pero lo que no concibo es que unos puedan desperdiciar mientras otros no tengan necesidades básicas.
El mundo siempre da señales de que no estamos haciendo las cosas bien. La miseria de muchos países a la que es muy fácil ignorar.  Cuando se nos da toques de atención como guerras o terrorismo, que nunca lo justificaré. Pero es real. Nunca pensamos de donde viene eso. ¿Qué responsabilidad tenemos todos? Y queriendo o no, creamos una rueda cada vez más grande y por supuesto más difícil de detener.
Sólo la unión de un mundo cada vez más abierto, con menos fronteras y un objetivo común. Un cambio de mentalidad a nivel mundial, una abertura espiritual en la que todos somos uno. Una prioridad total por el mundo, la tierra que dejamos a nuestros hijos.  Se lo que vais a decir. “Es un tópico”. Por supuesto tenéis razón. Un tópico nunca puede ser real. Lo malo de todo que sin tópicos el planeta se muere. Podemos condenar el planeta a morir o darle la oportunidad de renacer.
En el jardín del alma.
    
                                                                                 Siso Santos.