Edén eres tu

Queridos espirituales.

La otra noche iba caminando tranquilamente para mi casa cuando de repente mi pie tropezó con un adoquine de la calle y me caí al suelo. Que me caiga tampoco tiene nada de extraño pues yo tengo una minusvalía, al tropezar mis tobillos son flojos, pierdo el equilibrio y allá voy al suelo tan largo soy.

Cuando una persona se cae en la calle (Lo cuento para el que no se ha caído nunca) hay un cierto sentido de miedo, vergüenza y nerviosismo.  Entras como en una especie de shock porque no sabes que está pasando. Pierdes el control de ti mismo dirigiéndote aún vacío que no sabes que es lo que va a suceder.

Lo peor en mi caso con las caídas, es la dificultad que tengo de levantarme. Necesito apoyo, agarrarme a algún lugar, a no ser claro está que tenga el beneplácito de que alguien  se ofrezca a ayudarme. Esa noche no fue el caso. Caminaba, tropecé con un adoquine que estaba suelto, me hice daño en el dedo gordo de pie izquierdo y me quedé estirado en el suelo.

El morbo de las caídas hace por un momento que seas el centro de atención del lugar y todas las miradas se dirigen a ti. Agravando tu impotencia en la desgracia. Lo peor en mi caso que si me caigo una vez en el suelo tengo la dificultad de levantarme. Necesito ayuda. Miro a mi alrededor, pero toda la gente que miró con estupor mi caída ahora son los mismo que vuelven la mirada como si nadie se hubiera dado cuenta. Me arrastro por el suelo porque no tengo fuerza para hacer impulsos (los pies no me lo permiten). La gente sigue con disimulo el proceso. Yo alcanzó a uno de los pivotes de las aceras para impedir que pasen los coches. Me agarro, impulso y me levanto yo solo. Las piernas me tiemblan, un estado de nerviosismo recorre mi cuerpo hasta que empiezo a tener conciencia de que está todo bien.

Me levanto solo. Sí. No es la primera vez. Siempre lo hacemos. Pero con gente somos más fuertes. Somos apoyo. Juntos tenemos el poder y la responsabilidad de hacer más por nosotros mismos y por el mundo. Alimenta tu individualidad pero dentro de un entorno. Encuentra tu propio centro, ese punto justo le llamo los pies de Dios. Crea, crece, aprende, comparte, sana…

Somos una Unidad creada por un sin fin de Individualidades.

Si eres individual y crees en la unidad, este es tu proyecto.

Fundacion asociacion Edén(1)

En el jardín del alma

Siso Santos

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