Morir es nacer

Sonríe y confía

Morimos y nacemos continuamente a lo largo de nuestra vida. Muere nuestra infancia como nacemos en la adolescencia; Muere la juventud para nacer en la madurez; Muere la madurez para encontrarnos en la vejez. Morimos constantemente como mueren ideas,  proyectos y relaciones. Al mismo tiempo que la muerte cumple su objetivo nace, renace y resucita una nueva perspectiva en la vida. Muere y nace algo en nosotros cada día como el sol resucita a la noche, las flores a la semilla y la voz al silencio.

La muerte es una fase continua de la vida, a medida que abandonamos episodios nuestro cuerpo se somete a pequeños fases de duelo, algunos más traumáticos como una muerte, una ruina o una enfermedad y otros simplemente los duelos necesarios de la vida: El nido vacío de una madre, un final de carrera, la despedida de un amigo. Algunos duelos, no por eso menos dolorosos, son más fáciles digerir porque se sobreentienden que forma parte de la misma naturaleza. Otros duelos en cambio son más trágicos y difíciles de digerir. Son los causados por una muerte de un ser querido inesperado o la antinatural muerte de un hijo. Algo se muere en nosotros. Esa parte de nuestra vida que no se volverá a repetir a no ser en nuestro recuerdo.

Hay otra muerte  que no da la cara porque no hay nadie por el que llorar. No hay nadie para echar de menos. Una muerte que va dominando espacio en tu vida y no lo ves.   Le llamas depresión, angustia, tristeza… No. No es nada de eso. Es la muerte de una parte de ti que ya no existe porque algo ajeno me la arrebata. Poder bailar, correr, simplemente tener la independencia de ir simplemente a una playa yo solo.  Sentía la libertad de ser yo, moverme libremente y nunca se piensa que algo tan “tonto” puede dejar de existir.  Pero una muerte o una enfermedad se cruzan en tu vida y te limita el cuerpo. Yo fui una buena drag queem y desfilé como una modelo luciendo piernas por diferentes escenarios y parajes. Hoy esa modelo está muerta…  Una enfermedad la mató.

La muerte es  abandonar el mundo que te envuelve. Intentas resistirte a la muerte. Pero con la muerte no se puede luchar.  Es  como un solo latido de corazón presente y sordo. Con la muerte no puedes enfrentarte, es dejarla fluir y aceptarla. Aceptar la muerte es resucitar de nuevo a la vida. No hay mayor muerte que un nacimiento ni tampoco al mismo tiempo mayor sentido de vida.

El recién nacido sufre el trauma más grave al que se le puede condenar. Abandona su útero materno, protegido y feliz con sus olores y sonidos conocidos.  Nada le perturba ni le hace daño. Todo lo contrario,  en la mayoría de los casos, empapándose de amor. De repente algo extraño sacude en su hermoso mundo. Presiones, empujones… Miedo. No puedo respirar: Me ahogo!

 Otra temperatura, presencias extrañas, sonidos, respiro, “respiro”… ¿Estoy muerto? O nunca he dejado de estar vivo…

En el jardín del alma.

Siso Santos.

Ceremonia de la luna llena de la primavera

Ceremonia de la luna llena

1.- Un bol de cristal lleno de agua

2.- Velas (Blanca, azul, verde, amarillo o dorado y violeta)

3.- Flores blancas

4- Hierbas (romero, laurel…) al gusto de cada uno

5.- Incienso

6.- Piedras, joyas, monedas

7.- Aseguremos que todos los elementos están en la ceremonia

8.- Cuenco de barro donde se podrán quemar papeles, blog de hojas en blanco y lápiz

-Preparación del ritual

-Creamos un altar señalando al norte yo me colocaré en el sur del altar.

-Coloco el bol de agua en el centro. Donde hecho las flores blancas (Puedo dejar también algunas a parte en un jarrón) y hierbas que yo haya escogido: ejemplo romero, laurel, manzanilla…

Colocamos las velas.

Centro blanco. Representa la luna. La gran madre.

Este amarillo o dorado.  Aire. Lo social, prosperidad…

Sur violeta. Fuego. Prestigio, la gran transmutadora. Estamos haciendo una ofrenda a la luna sino un color adecuado al sur sería el rojo.

Oestes azul Agua. La familia y los estudios

Norte Verde.  Tierra. La salud.

Una vez colocadas las velas, el bol del agua y las flores iremos creando nuestro altar, con el incienso, piedras, amuletos, joyas u objetos personales que deseemos que se carguen con este ritual.

Las velas se encenderán de este orden. Se empieza por el este (el sol naciente), el sur, el oeste, el norte y se termina con el centro con la luna.

Cada vela que se encienda se le dirá la siguiente frase.

Este: Con esta luz traigo el aire al este para iluminar mi templo (Respiro)

Sur: Con esta luz traigo el fuego al sur para iluminar mi templo (Respiro)

Oeste: Con esta luz traigo el agua al oeste para iluminar mi templo (Respiro)

Norte: Con esta luz traigo la tierra al norte para iluminar mi templo (Respiro)

Centro: Con esta luz me uno a la luna para iluminar mi templo (Respiro)

Llevamos manos en posición de oración a la altura del corazón, conectando la colonilla al cielo y sintiendo la energía, mentalmente daré las gracias a la poderosa luna y pido un deseo que lo voy a escribir en papel blando y a lápiz. Arranco la hoja, la doblo y la guardo conmigo. Lo llevaré al corazón y meditare con mi deseo en el corazón cubriéndolo con las manos.  Podre hacer una pequeña meditación o cantar algún mantra, cada uno como más le resuene.  Eso sí, siempre con la intención de dar las gracias a la luna por toda la energía con la que siempre nos bendice. Una vez acabado, el deseo forma parte ya de una nuestra realidad. Meto el papel en la urna de barro y lo prendo con una cerilla.

  La ceremonia terminara dando gracias a la luna, a nuestros maestros.

 Las velas no se apagan, se deja el altar tal como está hasta el día siguiente, si no es posible se llevan las velas sin apagarlas a un lugar seguro donde puedan prender sin peligro.

El agua del bol al día siguiente servirá para pulverizarnos, limpiarnos o regar las plantas. Nunca desperdiciarla.

En el jardín del alma

Siso Santos

Musicoterapia

Mi cita con la musicoterapia

No tenía ni idea delo que era la musicoterapia, pero me hablaron de una chica que necesitaba gente para hacer sus prácticas que le exigían como trabajo final en su formación. Yo me ofrecí voluntario. Me hablaban que esa terapia era buen para aliviar los dolores por eso me lo recomendaron. Yo soy una persona ideal para eso, pues siempre tengo dolor.  Primero pusimos una fecha que luego hubo que cambiarla, pues a mí me adelantaron el tratamiento en el hospital. Yo le dije a la muchacha; en el fondo esto es bueno para ti, pues después del tratamiento los dolores se multiplican en todo mi cuerpo por mil.

Así lo hicimos. Quedamos una mañana y fui a su casa. Ella como cualquier buena alumna que estudia una disciplina, se tomaba muy en serio todo el ritual que acompaña a un tratamiento. Eso sí con el stress característico de los que apenas tienen experiencia pero tienen la mejor intención de que todo este perfecto. Me hizo todo un interrogatorio sobre mi enfermedad. Me pregunto qué grado de dolor tenía del 1 al 10, yo le dije que un 8.  Había terminado la primera parte de la ceremonia; La segunda parte fue contarme lo que iba a suceder. Había que escoger los instrumentos musicales apropiados. Al final se quedó con el violín y un instrumento que no conocía el oceaon drum (este instrumento imita perfectamente los sonidos del agua) aparte también ella ponía su voz.  Primero con el violín marcaba con sonidos la frecuencia de mi dolor y después con e ocean drum y su voz me llevaba a la calma.

Empezó la sesión. Isabel la joven músico y terapeuta se puso manos a la obra mientras y cómodamente estaba tumbado en un sofá tapado con una manta. Como deseaba que llegara ese momento, estaba agotado  de tanto dolor. La alumna, con el buen propósito de que todo estuviera perfecto estaba sobre preocupada atenta al instrumento, a mí, el entorno en general…  Cuando quieres estar atenta a todo, lo que suele ocurrir el que todo puede contigo y te sobrepasa. Yo sabía, porque llevo muchos años dando clases y terapias, que ella solo tenía que dejarse llevar, confiar y disfrutar…  Querer controlarlo todo es estar ajeno a nada. Ella igual no lo sabía pero yo si sabía que ella lo tenía todo muy bien integrado.

-Isabel- Le dije yo. – Yo sé que sabes… Todo junto es como una melodía donde tú eres la conductora. Disfruta y déjate llevar. Ya sabes todo. Confía y sabrás que esta todo integrado.

La joven alumna dejo de ser alumna para convertirse en una profesional. La terapeuta es una artista que creo una sinfonía que llenaba toda sala. El sonido del violín vibro al mismo ritmo que mis calambres y contracciones hasta crear una hermandad entre ambas cosas. Si primero el ritmo lo dirigía mi dolor después lo hico el violín. La artista era el mago que diría la ceremonia. Una vez llevado a su terreno después agarró el ocean drum y me dio un baño de sonidos de agua mientras acompañaba con su voz… Fue paz y calma por un momento.

Qué nivel de dolor tenía en ese momento: El 0´5

¿Lo volvería a repetir? “Por supuesto”

Isabel eres joven y es normal que tengas dudas. Por un lado eso es bueno porque te hace coger tierra. Pero no olvides en tus terapias: Volar! Sabes hacerlo.

Muchas gracias por tu regalo

Un besazo

Desde el jardín del alma

                               Siso Santos

Desde este lugar

Desde este lugar

Desde este lugar veo el mundo desde otra perspectiva muy diferente al resto de la gente. Desde este lugar no me siento especial, me siento cercano, aunque como todas las cosas tiene su propio precio. La gente se asusta ante una enfermedad, la miseria o la incertidumbre del futuro. Cuando tienes que aprender a vivir con todos estos factores creedme que nace un don dentro de ti, quizás sacada de la propia supervivencia, algo que no se entiende cómo puedes seguir llevando la vida; pero la vida te lleva… y te lleva…

Para mí muchas veces me ha sido imposible dar un paseo. La inmovilidad de las piernas, los calambres y la fatiga no me lo permitían.  Desde luego es un lujo dar un paseo, la mayoría de la gente se morirá sin darse cuenta de eso. Solo cuando tienes la desgracia o oportunidad de no poder andar, solo entonces te das cuenta que estamos rodeados de lujos de los que nunca y muy pocos somos los afortunados que los sabemos. Todos los disfrutamos eso sí. Pero no todos somos conscientes de lo que estamos rodeando. Por supuesto mucha gente que estará leyendo este post confirmará sin la menor duda: Si soy consciente de los grandes lujos de la vida e incluso también tengo conciencia de que me voy a morir… Porque ese pensamiento está interno pero no es presente. Es muy fácil decir mañana podemos estar muertos. Lo complicado es ser consciente que podemos estar muertos al siguiente instante de nuestra vida.

Sé que mucha gente piensa que padecer una enfermedad es una desgracia. Yo creo que en esa desgracia la vida te puede premiar con un don maravilloso; ese don es entender el amor. Tengo tanta capacidad de amor que yo mismo me asombro. Por ese motivo cuando veo a tanta gente aparentemente “sana” lamentándose, peleando, o frustrándose. Me provocan pena y risa. Tanta energía malgastada sin ser ni estar. Alimentando una queja que se llega a convertir en el centro de su vida. Afortunadamente la enfermedad te coloca sobre un punto real en la vida.

El motivo de esta entrada no es para sermonear a nadie de cómo tiene que vivir su vida. No me atrevería a eso, ni mucho menos creo que eso sea mi función. El motivo de esta entrada es poder hacer entender que lo único real e importante en la vida es lo que se haga a través del amo. Lo que no esté hecho con amor es tiempo perdido sin haberlo vivido.

Vivir es únicamente estar en la vibración del amor. El resto es pasar la vida.

Vive en el amor

Desde el jardín del alma

Siso Santos

Decidir nacer

Decidir nacer

 Cuando una catástrofe natural muestras su peor cara: El viento rugiendo, tornados, lluvias torrenciales, truenos, rayos estallando provocando incendios… De repente la tierra se abre. Asoma un movimiento sísmico… Se   rompe el suelo… Se desploman edificios… Una guerra de elementos arrasa la tierra destruyendo nuestro mundo conocido.

Después de la catástrofe un silencio y una calma reina por todo el lugar, un aire frio y húmedo acaricia el rostro. Parece mentira que esa caricia suave nada tenga que ver con el escenario de escombros, maleza, suciedad y miseria que te rodea. Quieres respirar y no puedes porque el mismo aire te ahoga (Lo llamamos angustia)

Esta misma guerra es lo que ha sufrido mi cuerpo cuando fue atacado y provocado por una enfermedad denominada rara. Mientras mi cuerpo se resistía a quedarse inmóvil, se sumergía al mismo tiempo en un campo de batalla sin retorno invadido por el dolor, la impotencia, la incomprensión, el miedo, la miseria en todos los sentidos y la soledad.

Vivir no era más que el propósito de seguir moviéndome. Pues mi cuerpo cada vez más rígido y dolorido perdía fuerza y masa muscular. Hasta parecer como un cadáver viviente aferrándose al más mínimo movimiento para no dejar de sentirme vivo. No fue mi amor a la vida lo que salvó.  Puedo asegurar que rezaba por las noches para no despertarme a la mañana siguiente. Mientras dormía (las pocas veces que me lo permitían los calambres) en mis sueños siempre me movía y danzaba sin limitaciones.   Fue el amor a mi sueño lo que me salvó la vida.

Mi sueño es un lugar para la salud y el crecimiento. Un lugar de terapias y actividades para el cuerpo, la mente, la voz y el alma. Donde una persona conecte con su propia esencia para resurgir de sus obstáculos y brillar como lo que siempre fue. Un ser de luz. Curioso que lo que no sabía era que lo que mi propio  objetivo se convertiría en  mi propio lugar de sanación.  Una enfermedad rara en estado muy grave avanzado solo tenía dos caminos: La discapacidad total o la muerte.  Mi centro de sanación fue mi propio capullo de seda para transformar mi enfermedad en algo diferente y resurgir como una mariposa para volar y exprimir el néctar de la vida. Lo peor de la muerte no es morir, es no haber vivido. Yo aún tengo un sueño por cumplir.

Por ese motivo surgió una asociación. Un lugar para la sanación, un lugar de aprendizaje y el compartir. Un lugar nacido únicamente por amor. Es difícil en el mundo actual creer que puede nacer un lugar creado desde el amor para la tolerancia, la salud, el compartir, el crecer y aprender… Es curioso lo que se puede tardar en convencer que esto si es posible si en verdad se toma conciencia. Yo soy un claro ejemplo que uno se puede sanar por amor.

No quiero rodearme de grandes maestros ni de profesores iluminados. Quiero rodearme de los apropiados. De personas que miren a los ojos y vean; personas que sepan entender el lenguaje del cuerpo y el movimiento; personas capaces de enamorarse de las almas. Esas son las personas de las que yo quiero rodearme.

Yo busco una cadena de manos unidas. Sin diferencias, simplemente aportando, dejándose llevar siempre en grupo como una gran masa que puede crecer en todos los campos. Actividades, terapias, música, teatro, juegos…  Accediendo a lugares que de forma individual no podríamos llegar y sobre todo disfrutar. Esa es la idea de la asociación de salud Edén; el jardín del alma.

Una empresa realiza un trabajo y cobra por ese servicio. Nosotros como asociación no es ese el objetivo. La asociación cuida y nutre las necesidades de los socios. Siendo estos quien escoge las diferentes actividades que desean disfrutar. Teniendo siempre la ideología de cuidar, sanar, compartir y aprender. La casa de tod@s y para tod@s. Siempre cuidando al compañero y ofreciendo lo mejor para él. Cuanto más doy más recibo.

La empresa termina el objetivo una vez terminado el servicio. Nosotros nunca terminamos, es una tela que se teje constantemente. Una masa de amor que se impregna y queda perenne. Es verdad que en una empresa se ve rápido su finalidad y su reconocimiento. Nosotros nunca lo vemos. Lo sentimos. No hay objetivos. Solamente una forma de vida. Una forma de vida por la cual yo he decidido volver a nacer.

¿Me das la mano?

En el jardín del alma

www.asociaciondesaludedeneljardindelalma.es

Edén eres tu

Queridos espirituales.

La otra noche iba caminando tranquilamente para mi casa cuando de repente mi pie tropezó con un adoquine de la calle y me caí al suelo. Que me caiga tampoco tiene nada de extraño pues yo tengo una minusvalía, al tropezar mis tobillos son flojos, pierdo el equilibrio y allá voy al suelo tan largo soy.

Cuando una persona se cae en la calle (Lo cuento para el que no se ha caído nunca) hay un cierto sentido de miedo, vergüenza y nerviosismo.  Entras como en una especie de shock porque no sabes que está pasando. Pierdes el control de ti mismo dirigiéndote aún vacío que no sabes que es lo que va a suceder.

Lo peor en mi caso con las caídas, es la dificultad que tengo de levantarme. Necesito apoyo, agarrarme a algún lugar, a no ser claro está que tenga el beneplácito de que alguien  se ofrezca a ayudarme. Esa noche no fue el caso. Caminaba, tropecé con un adoquine que estaba suelto, me hice daño en el dedo gordo de pie izquierdo y me quedé estirado en el suelo.

El morbo de las caídas hace por un momento que seas el centro de atención del lugar y todas las miradas se dirigen a ti. Agravando tu impotencia en la desgracia. Lo peor en mi caso que si me caigo una vez en el suelo tengo la dificultad de levantarme. Necesito ayuda. Miro a mi alrededor, pero toda la gente que miró con estupor mi caída ahora son los mismo que vuelven la mirada como si nadie se hubiera dado cuenta. Me arrastro por el suelo porque no tengo fuerza para hacer impulsos (los pies no me lo permiten). La gente sigue con disimulo el proceso. Yo alcanzó a uno de los pivotes de las aceras para impedir que pasen los coches. Me agarro, impulso y me levanto yo solo. Las piernas me tiemblan, un estado de nerviosismo recorre mi cuerpo hasta que empiezo a tener conciencia de que está todo bien.

Me levanto solo. Sí. No es la primera vez. Siempre lo hacemos. Pero con gente somos más fuertes. Somos apoyo. Juntos tenemos el poder y la responsabilidad de hacer más por nosotros mismos y por el mundo. Alimenta tu individualidad pero dentro de un entorno. Encuentra tu propio centro, ese punto justo le llamo los pies de Dios. Crea, crece, aprende, comparte, sana…

Somos una Unidad creada por un sin fin de Individualidades.

Si eres individual y crees en la unidad, este es tu proyecto.

Fundacion asociacion Edén(1)

En el jardín del alma

Siso Santos

Pensar con el corazón

 

Pensar con el corazón

(Historia con dos finales)

Esta mañana cuando me levanté me quería morir. Preparé una taza de café con leche y me comí un par de cruasanes que tenía pensado en preparar a la plancha con mermelada y mantequilla; y los terminé comiendo a palo seco pensando en la idea de cómo me iba a morir.   El suicidio era sin duda la mejor opción en mi miserable vida; evidentemente lo era. La pregunta sería ahora: “¿Cómo?”. Por supuesto no puede ser de cualquier forma. No puede ser lenta. Ha de ser instantánea. Dolorosa tampoco. Pero lo más importante que no me dé mucho trabajo prepararlo, que sea sencillo y no me dé tiempo a pensar. Lo mejor una bala por supuesto pero como no tengo pistola, tenía que pensar otras opciones más fáciles y accesibles para conseguir mi objetivo. No podía pasar de hoy.  Así que me metí en google y puse: “…maneras sencillas de como poder suicidarme”. Aparecieron todas las típicas: Ahorcarme, pero lo veo muy desagradable; es como que da mal aspecto. Pastillas, muy limpio sí, pero empiezo a leer y algunas provocan dolores, otras duran mucho sus efectos, otras más desagradables con convulsiones y cosas extrañas. Que para colmo si tomas de más igual vomitas y después nada. O sea sufrir para no morir. No era el caso. Después tirarte de algún lado. Que cuidado, que si no es muy alto igual te quedas jodido para toda la vida y es peor. Por ultimo encontré una que me gustaba, que era tirarme a un sitio de agua atado con piedras. El problema que vivo en Madrid, y además leo que tenga cuidado con los nudos, que si no aprieto fuerte en el último momento con el agua  entra pánico, quiero aflojar los nudos de las piernas me libero y adiós.

Yo me ví por un momento sumergido en el agua intentando desatar el nudo que me entró una angustia que en verdad me moría. Terminé llamando al teléfono de la esperanza. Que por cierto llamé varias veces y nadie me contestó.  Una ansiedad terrible no me dejaba respirar. Me ahogo. Me muero.  Me duché, me vestí y me fui a andar…

1º Final.

Moraleja:

“Si te encuentras mal vete a dar un paseo”

2.- Final.

Me fui a andar al retiro. Ay! Cuanto tiempo que no me permitía dar un paseo. El aire, los árboles. Tocarlos, abrazarlos… Sentir la energía corriendo por su tronco y sentirla a través de mis manos. Ver los patos y los cisnes que hay en el jardín japonés del retiro. Siempre me fascinaron los patos, verlos nadar, los ligeros que son… es increíble que puedan ser tan torpes después andando… “No todo el mundo tiene la facilidad de andar seguro en todos los campos, pero si andamos todos.”

Me observé caminar, sentí mis pies. ¡Sentí mis pies! Noté como empezaban a flexionarse el tobillo y la puntera. Disfruté del aire y mis pasos. Disfruté de mí mismo dando un paseo. ¡Cuanto me olvidé de mí! Esa misma noche mi madre me llamó por teléfono. Me preguntó que había hecho hoy. “Caminar”. -Respondí yo. “¿Sólo?” Se extrañó mi madre como si hubiera hecho algo malo. “Si sólo y no sabes que a gusto estaba”. Se me escapó una carcajada y me sorprendió el grito de mi madre diciéndome: “Qué alegría más grande, cuanto tiempo hacía que no te oía reír.”

Entonces comprendí: Tuve el poder de haber creado un centro de sanación antes de enfermar. He puesto mi cuerpo en una situación digna de una guerra. He pasado pruebas físicas que pocos hombres hubieran podido soportar. Nadie contaba con mi vida. Una enfermedad que nadie conoce en una situación tan grave que estaba predestinado a morir.

Pero no morí. Si no quería estar enfermo lo primero que tenía que hacer es vivir como una persona sana. La escuela de sanación fue mi propia medicina y conseguí lo que nadie esperaba: Tener un cuerpo nuevo

No sólo fueron físicas las pruebas.  He vivido la ruina en todas las facetas que las pueda vivir un ser humano. Pobreza, soledad, injusticas, enfermedad… Pero no perdí. Cada obstáculo en el camino era un mordisco de bocanada de sangre en mi cuerpo que me hacía andar.

Caminé. A veces arrastrándome por el suelo, otras a gatas, apoyándome en las paredes, ayudándome con un bastón. Para terminar andando por mí mismo y con el poder de volar mientras bailo. Mi cuerpo fluye con el movimiento, sintiendo la energía como traspasa y recorre mi cuerpo teniendo el privilegio de sentir la libertad total de mi propio Ser.

Pero después de la guerra empieza esa parte gris de la postguerra que te sitúa en una especie de limbo. Más allá del desastre o la lucha, de la calma o la desolación. En medio de un mundo de nadie. Miras a los lados pero el mundo siguió su propio curso y te dejó atrapado en una batalla que ya terminó y no sabes que rumbo coger.  Los caminos y los campos están destrozados.

Es en ese momento oscuro y sobrio descubro gracias a la llamada de mi madre que no hay caminos, ni campos, ni lugares donde tenga que continuar la lucha. Sólo en mí mismo, en la risa, en la paz conmigo mismo se desatan todas las cadenas. La armadura que un día me defendió se convierte en un peso que ahora me aplasta. El guerrero en que me convertí ahora puede destruirme. El sabio reconoce cuándo hay que abandonar las armas y liberarse de su armadura. Me libero de cargas y me convierto en el soberano de mi propio ser. Sin futuro ni estrategias, simplemente para ser…

   …el héroe de mi propia vida

Dedicado a mi madre

En el jardín del alma.

 

Siso Santos.

 

 

Silencio

Silencio

«La meditación y el silencio son para el alma como dormir para el cuerpo y la mente»

Cerrad por un momento los ojos… Siente. Quedaos por un momento en un lugar tranquilo donde no haya ruido ninguno… Siente. Sólo cuando cerramos los ojos y estamos en silencio podemos vernos y escucharnos. Las imágenes y los ruidos externos  la mayor parte de las veces son los causantes de no poder estar en presencia de nosotros mismos. Por eso es tan lleno de vida el silencio para escuchar nuestra propia voz.  La voz que no tiene sonido, la voz que nace directamente del alma y se trasmite a través de la emoción. A veces dolida, cansada, afligida o potente y otras veces tan clara como la más hermosa canción. El silencio nos rodea y nos envuelve para acariciarnos y hacernos presentes.

Silencio… Llega el momento íntimo de estar conmigo mismo. Con mis dolores y mis angustias; mis miedos y mis desafíos; mis deseos y mis triunfos… El alma pide su espacio a gritos. Me dejo embaucar por la melodía de mis pensamientos y yo… Sólo yo, me convierto en emisario de mi propia vida. Silencio… Un mar de melodías y gaviotas me trasladan a paisajes remotos de mi infancia.  El tiempo se traslada despacio y lento mientras las palabras en forma de imágenes van deslizándose en la mente. El viento azota con suavidad envolviéndome en una suave brisa marina. Silencio… Me embriago en un dulce baño de energía de colores. Floto sobre la estancia donde permanezco. No siento los pies. Me olvidaba de que pocas veces lo siento. Pero están ocupando su propio lugar en el mundo.

Silencio… Qué placentero esta sensación de flotar en el espacio! Volar mucho más allá de la vida o de la muerte. Ocupar mi presencia.  Cruzar ese dulce viaje de embriaguez del drogadicto en su primera dosis que nunca más se  volverá a repetir. Aquí no hay sustancia ninguna, no es  necesaria.  Hay algo mucho más potente y bello: Silencio… Silencio… Silencio…

Silencio para reencontrarme…. Silencio.

 

 

En el jardín del alma.

Siso Santos.

Oler una flor

Oler una flor.-Respirar bien…

La respiración es la base de la vida. Vivimos porque respiramos. El oxígeno recorre nuestro cuerpo a la vez que va alimentando nuestras células.  Cuando nacemos respiramos correctamente.  El bebe absorbe el aire llenando sus pulmones de oxígeno.  Se hincha, crece, el niño reconoce por primera vez su propio sonido al expulsar el aire. Un sonido potente.  Se hincha el diafragma, el vientre. El sonido nace de sus entrañas no de su garganta por eso un cuerpo tan minúsculo puede tener esa potencia de voz.  El sonido tiene todo el apoyo del diafragma. ¡Qué a gusto se queda el renacuajo después de llorar! Qué a gusto se duerme y qué gusto respirar la vida sin angustia, sin tensión, sin estress (esa palabra tan absurda que nos viene de la nada y nos vale de excusa para maltratarnos) El niño duerme, descansa y vive con sólo el propósito de ser y sentirse él mismo en un mundo que todavía le es ajeno.

Queremos cambiar las cosas. Nos peleamos con nuestro entorno. Nos vamos llenando de cargas que nuestra sociedad nos va imponiendo. Caemos en los mismos roles que criticamos. Todo lo que nos aleja de nosotros mismos; de nuestro propio ser. Nos llegamos a olvidar incluso de quien realmente somos. En ese momento ya perdido. Entramos en un bucle de angustia, ansiedad, stress, depresión… Cuando me miro en el espejo no me identifico con la persona que veo en el reflejo. No sé en qué momento empezó todo.   Queremos recordar ese momento buscando en la memoria la escena exacta causante de mi propia decadencia.

¿Qué importa cuál fue? ¿Por qué regocijarme en momentos que no fueron agradables buscando el responsable de tanta desdicha mía? Yo diría que no se pierda tanto el tiempo. Es más bello,  más fácil y mucho más eficiente volver al poder del recién nacido. En donde en el medio del caos que se está viviendo en el parto. Ignara su primera bocanada de aire, hincha todos sus pulmones y un sonido desde el abdomen se hace con el dominio de toda la estancia. La presencia del ser en forma de llanto ocupa nuestro primer lugar en el mundo.

La respiración es la clave, La respiración recompone el ser: Coloca la voz, armoniza mi cuerpo y mi estado, me hace presente… Me siento. ¡Qué maravilla no tener nada que demostrar!  Soy yo con mi presencia en mi objetivo. ¡Qué maravilla sentirme y reconocer mi ser!

Mucha gente me pregunta: “¿Cómo aprendo a respirar?”.- Todo es práctica. Hemos nacido con un mecanismo perfecto de respiración. Hemos pasado gran parte de nuestra infancia respirando correctamente. Hemos dormido y nuestro inconsciente ha mantenido una respiración digna de los grandes maestros y a pesar de todo eso.- “Hemos logrado conseguir lo más difícil. Aprender a respirar mal”.

Por eso la respiración es básica en todas las actividades de la escuela (yoga, tao yin, biodanza, movimiento…) También los deportes se apoyan en la respiración. Por supuesto un buen trabajo vocal es maravilloso, para tener ese control de la respiración, la potencia, la proyección de la voz, el canto. Cuando el cuerpo y la voz están unidos armónicamente estamos viviendo en nuestra propia presencia y eso lo crea la magia de la respiración.

Si queréis respirar bien y no sabéis como poder hacerlo os voy a contar un pequeño secreto para ir practicando. Pasear por un campo. Escoger la flor que más os guste.  Deslizarla suavemente en forma horizontal por debajo delas fosas nasales, e ignara suavemente su olor con la intención de impregnarte de su fragancia. En ese momento respiramos bien.  Respirar bien es tan sencillo como oler una flor.

En el jardín del alma.

Siso Santos.