Musicoterapia

Mi cita con la musicoterapia

No tenía ni idea delo que era la musicoterapia, pero me hablaron de una chica que necesitaba gente para hacer sus prácticas que le exigían como trabajo final en su formación. Yo me ofrecí voluntario. Me hablaban que esa terapia era buen para aliviar los dolores por eso me lo recomendaron. Yo soy una persona ideal para eso, pues siempre tengo dolor.  Primero pusimos una fecha que luego hubo que cambiarla, pues a mí me adelantaron el tratamiento en el hospital. Yo le dije a la muchacha; en el fondo esto es bueno para ti, pues después del tratamiento los dolores se multiplican en todo mi cuerpo por mil.

Así lo hicimos. Quedamos una mañana y fui a su casa. Ella como cualquier buena alumna que estudia una disciplina, se tomaba muy en serio todo el ritual que acompaña a un tratamiento. Eso sí con el stress característico de los que apenas tienen experiencia pero tienen la mejor intención de que todo este perfecto. Me hizo todo un interrogatorio sobre mi enfermedad. Me pregunto qué grado de dolor tenía del 1 al 10, yo le dije que un 8.  Había terminado la primera parte de la ceremonia; La segunda parte fue contarme lo que iba a suceder. Había que escoger los instrumentos musicales apropiados. Al final se quedó con el violín y un instrumento que no conocía el oceaon drum (este instrumento imita perfectamente los sonidos del agua) aparte también ella ponía su voz.  Primero con el violín marcaba con sonidos la frecuencia de mi dolor y después con e ocean drum y su voz me llevaba a la calma.

Empezó la sesión. Isabel la joven músico y terapeuta se puso manos a la obra mientras y cómodamente estaba tumbado en un sofá tapado con una manta. Como deseaba que llegara ese momento, estaba agotado  de tanto dolor. La alumna, con el buen propósito de que todo estuviera perfecto estaba sobre preocupada atenta al instrumento, a mí, el entorno en general…  Cuando quieres estar atenta a todo, lo que suele ocurrir el que todo puede contigo y te sobrepasa. Yo sabía, porque llevo muchos años dando clases y terapias, que ella solo tenía que dejarse llevar, confiar y disfrutar…  Querer controlarlo todo es estar ajeno a nada. Ella igual no lo sabía pero yo si sabía que ella lo tenía todo muy bien integrado.

-Isabel- Le dije yo. – Yo sé que sabes… Todo junto es como una melodía donde tú eres la conductora. Disfruta y déjate llevar. Ya sabes todo. Confía y sabrás que esta todo integrado.

La joven alumna dejo de ser alumna para convertirse en una profesional. La terapeuta es una artista que creo una sinfonía que llenaba toda sala. El sonido del violín vibro al mismo ritmo que mis calambres y contracciones hasta crear una hermandad entre ambas cosas. Si primero el ritmo lo dirigía mi dolor después lo hico el violín. La artista era el mago que diría la ceremonia. Una vez llevado a su terreno después agarró el ocean drum y me dio un baño de sonidos de agua mientras acompañaba con su voz… Fue paz y calma por un momento.

Qué nivel de dolor tenía en ese momento: El 0´5

¿Lo volvería a repetir? “Por supuesto”

Isabel eres joven y es normal que tengas dudas. Por un lado eso es bueno porque te hace coger tierra. Pero no olvides en tus terapias: Volar! Sabes hacerlo.

Muchas gracias por tu regalo

Un besazo

Desde el jardín del alma

                               Siso Santos

Deja un comentario