El poder de la energía


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El poder de la energía
Estaba yo compartiendo con un amigo que me preguntaba mucho por el tema de las energías, seguramente para querer saber.  Porque de las discusiones bien entendidas se puede aprender muchas cosas. Él quería saber cómo poder librarse una persona de la energía negativa. Yo le decía que la energía es energía simplemente, ni negativa ni positiva sino las dos cosas a la vez. Son nuestros pensamientos y nuestros actos los que lo convierten en una cosa u otra. 
Él empeñado que si no le daba energía positiva con el Reiki para que le valía. “Imagínate.-le dije yo- Un vaso de agua. Vamos a suponer que ese vaso lo hemos dejado un mes entero en un lugar. ¿Te lo beberías? Yo desde luego no.  Ahora pensemos en un manantial de agua fresca, pensemos en el fluir de un rio, en una fuente de agua limpia. ¿A qué apetece más beber? El movimiento es vida al agua y a la energía” 
La energía es como el agua, cuando está estancada bien puede ser por un motivo físico, mental o emocional es lo que causa la depresión, la enfermedad, lo negativo… El reiki o cualquier sanador que trabaje con la energía lo que hace es mover esa energía dejándola fluir… En eso se basa la sanación. 
Él decía que eso entonces era muy difícil para que un paciente se abandone y se deje fluir y así curarse. Obviamente no había entendido nada. Lo difícil es estar mal. Aferrarnos a lo que nos hace daño sin permitirnos más opciones. 
También salió la opinión de que no sería mejor profundizar en la raíz del tema.  Efectivamente eso es bueno. Pero si sólo nos pasamos profundizando no hay límite y podemos seguir hasta el infinito tanto hacia arriba como hacia abajo. Con la particularidad que todos más o menos sabemos de que carecemos y que anhelamos.  Pero si nos centramos en el presente, en el aquí y ahora; valorando simplemente lo que tenemos y agradeciéndolo; quizás nos sea más fácil dar un paso y de esta forma un paso nos lleva al otro. Sin darnos cuenta hemos hecho un camino. 
Siento decepcionar a todos aquellos pacientes que confían plenamente en sus sanadores, o aquellos sanadores de ego crecido que se llenan de su poder de sanación.  No queridos todos, lo único sanador es la energía. Nosotros los sanadores somos porque así lo hemos decidido ser instrumentos o canales de esa energía en bien de nuestro provecho, del paciente y del mundo en general…
En el lugar del alma…
                            
                                      Siso Santos

El camino del proceso

         Cuando empezamos algo nuevo en la vida, tanto sea un sueño, un proyecto, un curso… Es empezar una aventura donde podemos imaginarnos y soñar con la meta o un resultado. Pero lo mejor es vivir cada momento observando y meditando cada paso de ese proceso. El final no importa tanto porque lo mejor en el camino es no poner ese final que nos limita. Lo mejor es crear un camino sin fin donde no nos pongamos metas. Aunque la meta sea la excusa perfecta para empezar la aventura. Las metas son muertes que llevan a un vacío pero cuando estamos aprendiendo algo que nos gusta y nos enriquece lo más maravilloso es dejarse sorprender por los distintos caminos y experiencias que nos hacen crecer en nuestro proceso de madurez y crecimiento.
Quiero dedicar esta entrada a aquellas personas que en un aspecto u otro de su vida están aprendiendo y creciendo. El disfrute y el gozo es la mejor herramienta para cualquier estado de crecimiento. El disfrute es lo que nos dice que el camino que hemos escogido es el adecuado en el momento en que estamos en la vida.
Nada es por azar. Ni el proceso que hemos escogido para experimentar ni el grupo o la gente con quien lo estamos compartiendo. Todo es una conjunción perfectamente sincronizada por el universo para que así suceda.
Cada paso que damos es el camino perfecto a la dirección adecuada, lo creamos o no, en ese momento. Así que no temer. Estamos en la dirección correcta de nuestra vida y los ángeles nos acompañan.
Quiero dedicar esta entrada a todos los caminantes que emprendéis una aventura. Pero en especial se lo quiero dedicar a Nacho Redruello por ser un caminante, un guerrero de luz y sobre todo mi amigo.
Desde el jardín del alma.

Siso Santos.


El idiota que dio la vuelta al mundo

 

                   Había una vez un día un idiota que deseaba dar la vuelta al mundo. Cuando lo decía en su pueblo en  medio de la nada la gente se  reía y se burlaba del pobre idiota. Lo llegaron a considerar tan loco que por miedo a que  fuese contagiosa tal locura lo encerraron en un calabozo que estaba en la torre de un viejo y húmedo castillo.
El idiota quedó sólo en medio de una habitación prácticamente vacía, solamente un viejo catre ocupaba un espacio de la estancia y un ojo de buey dejaba pasar  la poca luz que iluminaba la celda. El idiota se sentó en medio de la estancia vacía, sin saber por que se sentó en posición de loto, respiró hondamente y dejo que su imaginación volase libremente.
De repente se encontró atravesando un calido desierto, el viento azotaba y el sol quemaba mientras andaba sin rumbo durante horas interminables. Cada paso que daba era un esfuerzo para mantenerse en pie. La sed le secaba tanto la boca y la garganta que le producía dolor  y la mente le turbaba. “!Mira por donde vas y no me pises idiota!” Oyó una voz sin saber de donde venía. “¡Estoy debajo de ti idiota y me estas pisando la cola!” Cuando miró a sus pies pudo ver que uno de ellos estaba presionando la cola de un escorpión de muy mal humor:
-“¡Idiota idiota idiota! ¿Cómo puede ser que en un desierto tan grande donde estamos tú y yo solos puedas pisarme la cola?”
– “Perdón le aseguro que no le había visto.” – Se disculpó el idiota.
-“Es común de los humanos andar sin saber por donde.”
-“Sólo quiero salir de aquí.” -Balbuceo el pobre idiota afligido.
– Si en verdad quiere salir del desierto debes de dejar de buscar la salida y caminar con la intención de ir a otro lugar.
-No entiendo lo que quiere decir.-  El idiota estaba completamente confuso con las palabras del escorpión.
-Los humanos camináis poniendo un objetivo fijo o una meta como si la meta fuese lo único.  Eso os hace pequeños pues en el camino a esa meta puede haber muchas sorpresas maravillosas.  Cada paso es un lugar idóneo de disfrutar pues es necesario para llegar al otro. Todos son imprescindibles y a la vez todos y cada uno de ellos aportan algo al siguiente. Descubrir que las metas no existen que solo existen caminos maravillosos aporta que no hay límites para un camino, solo aprendizajes infinitos donde cada uno libremente decide cual quiere explorar, conocer, experimentar…
-Convertirnos en caminantes de nuestras vidas…-Las palabras del idiota interrumpieron sin pensar desde el fondo de su alma y el escorpión le miró con una disimulada sonrisa. Divisaron el horizonte y contemplaron como una especie de oasis en la lejanía.
-Ahí tienes el final del desierto.- Le comunicó el escorpión.
-Muchas gracias amigo escorpión.
-Llévate esto contigo para recordar este camino.-Le entrego una rosa de desierto que el idiota agradeció.
Una vez se despidieron y el idiota seguía su particular camino, el escorpión le volvió a llamar: “Eh idiota.” Este se giro para verle y se encontró que el escorpión estaba con las manos en poción de oración a la altura del corazón, inclino la cabeza como símbolo de respeto y le dijo: “Buen viaje Maestro.”
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El idiota continúo con su particular viaje. Ahora iba guiado por un mono encima de un elefante que caminaba por un sendero que dividía dos mundos diferentes: El de la derecha era un paisaje frondoso, una densa vegetación cubría la tierra con numerosos tipos de arboles, ríos y a lo lejos se divisaban montañas con sus copas cubiertas de nieve. Por lo contrario el paisaje de la izquierda era sórdido, la tierra seca con surcos, la vegetación escasa y un río de escaso caudal arrastraba un agua llena de lodo. 
El idiota contempló como en la parte derecha del camino la gente vivía en perfecta armonía con la naturaleza. Recogían grandes cosechas que  después los habitantes compartían y repartían en celebraciones. Todo era de todos y todo lo daba la madre tierra.  Ellos adoraban la tierra y esta les nutría de todas sus necesidades: Alimentos, ropas, medicinas, etc.… Por el contrario en el lado izquierdo la gente tenía escasez, se pegaban hasta morir por unos trozos de pan duro. Sus habitantes era la parte más salvaje de los seres humanos.  Era extraño que en medio de tanta miseria se pudiera contemplar un enorme castillo recubierto de piedras preciosas.
El idiota no podía entender las diferencias entre unos habitantes y otros y el mono le contó una historia: “Estos dos lugares un día fueron el mismo, vivían los dos respetando las leyes de la naturaleza y en perfecta hermandad entre los hombres. Pero un día la parte izquierda empezó a querer tener más unos que otros. Se hicieron clases, ricos y pobres. Los ricos se imponían a los pobres y  deseaban ser cada vez más ricos. Hicieron enormes castillos que adornaban con piedras preciosas para mostrar más su poder. Empezaron las guerras interminables y ellos solos destruyeron todos. Ahora las piedras preciosas no tienen ningún valor. Ya no hay nada que comprar”
-¿Por qué nadie quiere cambiar de lado de camino?- Preguntó el iluso del idiota.
-¡Estas loco! ¿Y cambiar de vida?- Sus propias gentes les llamarían idiotas.
El idiota recordó cuantas veces el fue llamado idiota y se entristeció.
“Ahora debes seguir el camino tú sólo” El elefante le ayudo a bajar de su espalda y dejarlo en el suelo. El mono fue deslizándose por la trompa del animal y le volvió a decir al muchacho “Llévate esto contigo, algún día en tu vida tendrá mucho valor” Y le entregó una pequeña de piedra de rubí. 
Solo llevaba unos pocos pasos andando cuando el mono le grito: “Eh idiota” El muchacho se giró y vio al elefante que estuvo todo el rato en silencio escuchando esbozándole una sonrisa y el mono con las manos en posición de oración a la altura del corazón. Ambos animales inclinaron la cabeza en señal de respeto y el mono dijo: “Buen viaje maestro”
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Ahora el idiota se encontró caminando por en medio de una urbe tan grande como nunca se había podido imaginar. Edificios altos que podían atravesar las nubes. El ruido de vehículos que transitaban en un ir y venir constante con un ruido de fondo que envolvía   toda la ciudad. Miles y miles de personas caminando de aquí para allá como en un hormiguero gigante. El idiota se  sorprendió de la cantidad de gente que había. Se fijaba atentamente en cada individuo con el que se cruzaba mientras caminaba sin rumbo en medio de la multitud. Gentes atrapadas en teléfonos móviles o envueltos en sus propios pensamientos. Personas ausentes en un mismo mundo. El idiota se estremeció y pensó: “Dios mío cuanta soledad”
“¿Acabas de bajar de Marte amigo?” Una voz clara y rotunda sobresalía del medio de tanto caos. Cuando el idiota  dio la vuelta vio un hombre mayor vestido de ropa vieja y sucia; los zapatos gastados y un olor corporal tan fuerte y desagradable que lo apartaba o lo protegía del mundo que lo rodeaba. Una risa clara estallaba del interior de su inmenso cuerpo y el idiota se fijo en sus melenas y barbas grasientas y en la falta de algunas de sus piezas dentales: “Yo vengo de Saturno”
El idiota como gran aficionado a la astrología que era sabía que Saturno representa el poder, el orden, el conocimiento… El horóscopo que está con Saturno está obligado a hacer las cosas bien, solo así disfrutará de su beneficio y protección, en caso contrario como buen padre que es se lo haría repetir las veces necesarias para ayudar en su crecimiento personal.
-¿Es feliz la gente aquí? – Le preguntó el idiota al viejo que desde el primer momento lo reconoció como un sabio.
-No es el lugar el que hace feliz a nadie. Es el alma el encargado de esa misión.- Respondió el sabio. – La gente puede buscar la felicidad en el exterior y es dentro de cada uno donde está. Aunque la mayoría de la gente cree saberlo son muy pocos los que se atreven a investigarlo.
-¿Cómo sabré yo que soy feliz?
-Cuando tu corazón y tu mente están en el mismo lugar el alma vibra. Cuando tu deseo y tu voluntad son tu estilo de vida el alma vibra. Cuando estas dispuesto a aprender, a crecer y a compartir el alma vibra. A esa vibración se le llama felicidad. Podemos decir entonces que la felicidad es la energía  en estado puro que alimenta el amor.
El idiota escuchaba atentamente  las palabras de ese extraño personaje.
-Tengo un camino que recorrer y ni siquiera se donde voy ni por donde tengo que ir.
-Lo sabrás cuando llegues allí. Siempre en su momento adecuado. Si supiéramos cual es nuestro  destino intentaríamos cambiarlo o coger atajos y nunca llegaríamos a el. Estaríamos en un mismo lugar dando vueltas. 
 En un momento dado el anciano metió la mano en su bolsillo y sacó una moneda:
-Guárdate esta moneda te llevará lejos.
El muchacho asintió.
-Ahora debes irte.
-No se hacia donde ir.
El hombre abrió su viejo abrigo roído y centenares de ratas empezaron a correr todas hacia la misma dirección. “Síguelas” Ordenó el vagabundo. El joven corría en medio de centenares, miles, millones de ratas que salían de dentro de un abrigo. La gente corría, se apartaba, gritaban de pánico viéndose amenazados por una avalancha de ratas. Sólo el vagabundo a lo lejos mantenía una serenidad perpleja que lo hacia bello mientras con sus manos en posición de oración bendecía: “Buen viaje maestro”
Las ratas llevaron al joven a un embarcadero. El primer pensamiento que tuvo el muchacho era que ahora le tocaba hacer un viaje en barco. Nunca había montado en un barco ni nunca había visto tan siquiera el mar. Una de las ratas se acercó a él y le dijo que tenía que tirarse al agua. No podía ser “¿por qué?” “¿cómo?” Las ratas se alinearon unas encima de otras frente al muchacho y de un empujón lo tiraron al mar. 
El joven se asomó a la superficie moviendo los brazos con intención de mantenerse a flote: “¡Socorro! No se nadar!”  Las ratas todas estaban en pie con las patas delanteras en posición de oración, inclinaron la cabeza en señal de respeto y dijeron: “Buen viaje maestro.” Una gran ola arrastró al muchacho mar adentro.
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Cuando se despertó estaba tumbado sobre el caparazón de una tortuga gigante en medio del océano. Intentó alcanzar con su vista algún pedazo de tierra, pero lo único que pudo ver era agua, agua y más agua. La brisa del mar y el sonido de las olas hacían una melodía con la que el viajero intentó buscar calma y reposo mientras pensaba que poder hacer. Una ballena azul saltó a la superficie levantando un fuerte oleaje que obligó al indefenso muchacho a aferrarse bien al caparazón de la tortuga,  con la intención de no perder lo único que le agarraba a la vida. Una vez volviendo el mar a su estado normal el muchacho lloró de rabia, de miedo y de desesperación.
Una voz dulce y serena interrumpió desde el interior de la tortuga. “Estas asustado. Pobre idiota.  No tienes motivo. Estas protegido por el mar”  El muchacho lloraba tanto como si toda su vida la llorase en ese momento. “Yo no soy un ser marino” La tortuga le seguía hablando desde la serenidad de la edad y el conocimiento.
“Por supuesto que eres un ser marino. Tu primer paso para ser materia ha sido el mar. En el agua te has creado para poder dar tus primeros pasos en la tierra. Has vuelto a tu inicio para volver a nacer. No tengas miedo”
-Siempre he tenido miedo.- Interrumpió el naufrago. -He tenido miedo toda la vida. Todo me dio miedo siempre. Por eso me llamaban Idiota Idiota Idiota… Por que nunca pude vivir como todo el mundo.
– ¡Querer vivir como todo el mundo que aburrimiento! Sin ser nunca tú. Eres un ser muy valiente.
-¿Entonces por qué tengo miedo?
-Sólo el que conoce el miedo es valiente. Puede usarlo de dos formas diferentes: Ir a la guerra que siempre es una perdida; O integrarte en el acontecimiento, obsérvalo, conocerlo y si puedes mejorarlo o cambiarlo es tu deber no imponer pero si proponer y por supuesto no vivir ninguna vida que no te haga feliz. Te creíste idiota y siempre fuiste un valiente. – El pequeño valiente iba calmando su respiración.-  Ahora debes nadar por el océano.
-No se nadar.
-Eso tiene fácil solución.- Un delfín se asomó dando saltos por el alrededor de los dos protagonistas. –Ahora tienes un nuevo compañero.
El delfín se acerco a la tortuga para el muchacho se pudiera montar sobre su lomo. Una vez acomodado el delfín le dijo: “No tengas miedo y confía el mar nos protege a todos.”

Y se sumergieron en el océano. El pequeño valiente se sorprendía del mundo en el que estaba sumergido. Una enorme pecera donde el era un invitado de excepción. Peces de colores, mantas, cantos de ballenas, delfines comunicándose acercándose al joven  para escoltarlo en su particular viaje mientras un tiburón los miraba con una dulce sonrisa. Una vez que se pararon el delfín le invito a seguir nadando solo. Y así lo hizo. Recorría sin miedo, nadando, buceando y bailando el inmenso océano acompañando por todo los seres marinos. Una vez que se asomo a la superficie con sus amigos delfines se sorprendió que estuvieran en plena costa. Una playa preciosa de arena blanca  rodeada de vegetación los recibía. “Has terminado este camino.-Le dijo el delfín.-Llévate esta caracola contigo.”

Una vez el muchacho piso la arena blanca de la playa, se sorprendió que la tortuga le estaba observando desde una roca con una serena sonrisa, los delfines estaban asomados a medio cuerpo del agua. Todos llevaron las manos en posición de oración e inclinaron la cabeza en señal de respeto. “Feliz viaje maestro”
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A la mañana siguiente los carceleros entraron con burlas para controlar al peligroso prisionero. “Que pasa idiota. Has dado la vuelta al mundo o has dado un paseo por la celda”  Fue al entrar cuando vieron la imagen de un hombre con una mirada muy serena, sentado en posición de loto, su aura brillaba por si sola e iluminaba la celda. Extendió las manos y poso en el suelo una rosa del desierto, un rubí, una moneda y una caracola. Los carceleros se arrodillaron, inclinaron la cabeza y afirmaron: “Maestro”
                                                    Siso Santos


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Felicidad

“La felicidad es una sombra de la armonía, sigue a la armonía. No hay otra manera de ser feliz.”
“La vida es tan grande que no hay modo de agotarla. No hay manera. Cuanto más penetras en ella, más vastas son las posibilidades que te abren sus puertas. Si, puedes alcanzar una cima, pero luego hay otra y otra y es un nunca acabar.”
                                                                                              0sho.
Nos pasamos la vida buscando la felicidad, nos creemos que al llegar una meta soñada allí está la felicidad pero las metas no existen, son sólo puertas para otro camino. Cuando ponemos la meta como finalidad, encontramos el vacío.
Si alguien me pregunta si soy feliz, la respuesta es clara: Si, lo soy. 
Mucha gente se llevaría las manos a la cabeza. ¿Cómo vas a ser feliz? No tienes pareja, no tienes estabilidad en nada. Y yo pregunto: ¿Qué es tener? Lo que crees que tienes hoy igual no lo tienes mañana. En vez de tener prefiero crear. Si el amor llega a mi vida no quiero tener una persona para mí, quiero crear una vida con él.  No quiero tener un trabajo que me de esclavitud, quiero crear un trabajo que me haga crecer.
Yo he escogido la vida que deseo y como en todo aprendizaje tengo caídas pero también soy consciente de que la vida nunca me dará una caída de la que no me pueda levantar. El tropiezo es el primer paso para la sonrisa. El niño primero llora y después ríe.
La vida está hecha de momentos sin juicios, ni malos ni buenos, sólo momentos.
 Quiero disfrutar con todos los momentos que alimenten mi alma y me hagan ser mejor persona. Quiero crecer como ser humano para poder entender mejor a la gente y poder ampliar mi proyecto de vida.
Voy a disfrutar de mí y del mundo que me rodea. Con sus despedidas y bienvenidas, con su aquí y su ahora. Envolverme con los regalos que me de la vida. Y el día que me vaya a mi otro lugar decir: “¡Dios mió como he gozado!”.
Gracias a todos los que formáis parte de mi felicidad.
                                                            Siso Santos

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El arte como sanación.

El arte no es una cosa sino un camino.
Elbert Hubbard

La observación de la naturaleza y la meditación han generado el arte.
Cicerón

El arte es la expresión de los más profundos pensamientos por el camino más sencillo.
Albert Einstein

El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad.
Picasso

Los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma.
G
eorge Bernard Shaw


Citas de filósofos, intelectuales o artistas. 
Ahora la cita sería la que crease nuestro propio artista o nuestro propio filósofo describiendo el arte: “Para mi el arte es un instrumento perfecto para crecer, expresarse y comunicarse con el mundo”.
He de confesar que yo nunca he querido dedicarme a la sanación, fue el camino de la vida el que me fue llevando hasta ahí. Yo quería ser artista, soñaba sobre todo con el teatro, escribir o bailar. Me imaginaba e inventaba historias que me servían para evadirme de la vida. En mi mundo imaginario tuve una infancia feliz. Ya los mayores se encargarían de castrarme todos los sueños. “Eso no sirve para nada.” Pero se equivocaron, fue el primer paso de mi sanación.
Cuando llegue a Madrid a estudiar arte dramático tenía apenas 20 años. Disléxico. No tenía ni idea de nada. Hablar cara al público me aterraba y me temblaba todo el cuerpo. No sabía respirar y mi voz no era capaz ni de proyectar una sola vocal que pudiese entenderse. Fue el trabajo constante del movimiento expresivo el que me mostró que tenía un cuerpo. El esfuerzo de mi profesor de voz, por conseguir que pudiese articular palabras; incluso cantar. Las clases de interpretación, estar cara al publico… “¡Cuántos monólogos habré hecho Dios mió!” Parece que estaba predestinado. De una forma u otra nunca he dejado de trabajar cara al publico.
Y por supuesto los análisis de texto. Leer a Shakespeare, Lorca, Ibsen, Anton Chejov, Terence Williams… Entender y construir  un personaje sin juicios, comprender que no hay malos ni buenos, solamente circunstancias… Y sin ser consciente en aquel tiempo tenía la clave para el primer paso de cualquier sanación… EL PERDÓN. 
William Shakespeare dice en hamlet: “Hay cosas en el cielo y en la tierra que nunca podremos entender…”  Obviamente es un genio.
                                                                                    Siso Santos.