«Cierro los ojos y te veo a ti»


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“Cierro los ojos y te veo a ti”
Mi intención al escribir este texto es que cuando lo estés leyendo te quede la duda de a quién se lo escribo. ¿Está dedicado a Dios? ¿Está dedicado a cualquiera de nosotros seres con alma? O quizás alguien intuya que está escrito y dirigido hacia alguien en concreto. Si… A ti mismo.
Cierro los ojos. Pruébalo. Te das cuenta que el espacio ha cambiado. La multitud, el caos, el stress o cualquier otra cosa que estamos haciendo se desvanecen. Nuestra imagen flota en el espacio, es ahí cuando más somos conscientes de nuestra respiración, el latido de nuestro corazón. Es ahí cuando nuestro yo es más yo. Cuando realmente somos más conscientes de nuestro ser. No siento ni pienso solo soy. El ser es la presencia de nuestra alma, acompañado por la música que produce constantemente nuestro cuerpo a ritmo de respiraciones y latidos.
Cierro los ojos. Me siento ridículo de mi lucha continua para subsanar mi vida. Cuanto esfuerzo desperdiciado… Pero no me entristece, todo lo contrario. Siento que me queda tanto por aprender que me hace feliz. Cierro los ojos. Lo que con ellos abiertos no veo más que dos pasos hacia delante, con ellos cerrados hay un horizonte sin límites.  Respiro y todo está en una buena y bella sintonía. 
Cierro los ojos. Me permito formar parte del entorno que me rodea si el sitio me complace. Si no es así, dejo que me imaginación me lleve a otro lugar o que el alma vuele al lugar que escoja para guiarme en el camino establecido. Me permito reírme de la vida. Pues ahora que se supone que soy minusválido. Yo me encuentro fuerte y sereno. Es verdad!! No puedo correr. Pero que a gusto dar caminar despacio por la vida sin prisa. Sabiendo que el camino no tiene tiempo.
Cierro los ojos. Me río de mí mismo por cuantas cargas y luchas y responsabilidades a mi espalda que no tengo tiempo a cerrar mis ojos y mirarme y estar conmigo y ser yo. Uno mismo en el universo. Olvidando mi propio ser. Nuestra presencia divina en la tierra. Gota de Dios en el infinito.
Cierro los ojos. Igual que me veo a mí te veo a ti. Formando uno en el espacio. Presencias que se acompañan, se mezclan, se combinan, se juntan y todas forman una misma unidad. Lo que tú me hagas te lo haces a ti. Formando uno en el universo.
Cierro los ojos. Si.. Esta vez si. La mente y el corazón y el alma se conjugan a lo que llamamos amor y te veo a ti. Sin palabras. Las emociones tienen su propio lenguaje. Nos miramos y nos decimos lo que los labios no hablan. Nos sentimos y las presencias saben lo que las almas claman. Todo está bien. Aunque a veces nuestros pies quieran ir más lentos o rápidos todo está en su mejor momento. Confío y respiro. 
Confiar es la clave para estar en paz con el mundo. Por eso esta vez a conciencia: Cierro los ojos y te veo a ti.
En el jardín del alma.
                                                                      Siso Santos.

“La historia de una personita muy grande dentro de otra pequeña”

    
         Había una vez una personita pequeña que habitaba en un lugar tan cercano, tan cercano  que podía  vivir justamente dentro de ti.  Esta personita vivía en el interior de otra persona de tamaño mayor que podría ser cualquiera de nosotros. Un día como otro sin pleno aviso, sin acuerdo, sin nada que lo hubiese programado antes, las dos personas que habían convivido juntos largo tiempo se encontraron por primera vez. No fue buscando en el interior, ni siquiera mirándose de frente… Todo lo contrario, las dos personas miraban un punto en común. Contemplaban y admiraban el horizonte.
La persona de mayor tamaño solo podía describir hasta donde la luz de sus ojos le permitía llegar. La personita de menor tamaño en cada imagen veía una historia, le ponía forma, color y  dibujaba con toda su ilusión una vida como un artista. Pero nunca podía imaginar que esas historias algún día podían hacerse realidad.
Pasaron otoños y primaveras, inviernos y veranos.  La persona de mayor tamaño contemplaba como pasaba la vida por sus ojos, quería subir a un tren pero no podía. Deseaba vivir las historias que la personita de menor tamaño dibujaba en su mente. Eran historias repletas de luz y de amor. “Necesito de tu cuerpo” le decía la personita pequeña a la grande “Yo solo habito en tu mente”. La persona grande quería saltar,  abandonar su voluntad llena de miedos y dolor  para permitir explorar la voluntad de  la personita pequeña. Pero no pudo hacerlo. Su propio miedo se había convertido en una red en la que él mismo estaba atrapado.
Un día la persona pequeña de tamaño grande, que sólo podía mirar el horizonte sin plantearse nuevas historias de colores, de tanto mirar a la lejanía no se percató de una piedra que había en el camino, tropezó con ella, cayó y rompió las piernas. Nunca más pudo andar.
La persona pequeña de tamaño grande lloró amarga y desconsoladamente, no por el dolor que le producían sus piernas rotas, tampoco lloraba por no poder andar. Lloraba desconsoladamente por todo lo que no había andado hasta entonces. La personita grande de tamaño pequeño que habitaba en su mente lleno de amor le susurraba en el oído: “No llores por todo lo que no has andado, no hace falta unas piernas para andar, hace falta un corazón latiendo con fuerza cada momento.”
Y el corazón latía con la fuerza de un mismo león. Tanta luz salía de su interior que su propia red formada de miedo, rabia y dolor emocional se fundía transformándose en puro amor. No había nada que temer pues tampoco había nada que defender. Su alma era tan libre como la de un bebé. Las dos personas hicieron un pacto, a partir de ahora serían una sola. Sin darse cuenta sus piernas empezaron a andar, a bailar, a saltar, a correr… Y recorrieron un jardín lleno de flores tan grande como el mundo.
En el jardín del alma….
                                                                 Siso Santos.


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Edén, el jardín del alma “Making of”.

     

           Mi escuela está situada en un patio interior del centro de Madrid. Paseaba con mi perra y esta se dirigió sin más hacia el interior del patio. La llamaba pero no me obedecía, le iba a caer una buena bronca seguro. Cuando llegué al patio los dos nos detuvimos. Había un jardín muy bien cuidado. Un local vacío con ventanales que miran al jardín, una fuente que de aquella no funcionaba pero yo me la imaginaba con el agua fluyendo.

 Mi escuela esta situada en un jardín, que a su vez esta situado a los pies de un jardín que pertenece a un convento. Un sitio mágico que cuando lo vi me dije a mi mismo: “Yo quiero aquí mi escuela.” Pero tenía que  esperar tres años más.
El momento en que la vida decidió que ya había llegado el momento, varias señales me marcaban el camino. Mariposas aparecían constantemente en mi vida: En los sueños, mientras daba clases o simplemente paseando. Quería crear una buena escuela y no tenía ni idea de por donde empezar. Así que puse el cielo a trabajar. Invoqué a mis guías, los médicos del cielo para que me ayudaran, use el tarot, la astrología, la numerología  y el feng shui como herramientas de trabajo.  Esto era el mes de marzo y yo no podía firmar nada hasta la luna nueva de septiembre que era cuando empezaba mi año 1. Tenía que potenciar dos virtudes de las que yo carecía, la confianza y la paciencia.
 Cuando me puse en contacto con el casero para ver el local llevaba meses  cerrado, la sorpresa fue que al entrar (yo acompañado de una alumna y amiga) pudimos observar que una mariposa volaba a sus anchas por la sala. No había duda,  ese era el lugar. Mi intuición y mis sentidos estaban al cien por cien en esa época. De esta forma el cielo o los guías invocados fueron poniendo a la gente que iba a formar parte de la escuela en mi camino.
La parte sin duda más dura y complicada para mí sería la parte técnica: Ayuntamientos, permisos, licencias, planos… No sabía por donde empezar. Lo primero que me pedían es un plano del local. ¿De donde sacaba yo a alguien que me hiciera ese plano con todo lo que me pedían? Yo pedía a mis guías y a los médicos del cielo que me llevaran ellos. No sabía ni por donde empezar. Cerca de mi casa veía en un local a unos chicos siempre trabajando con ordenadores pero no tenían ni cartel ni nada. Mi interior me decía pregunta aquí. Estaba desesperado y qué podía hacer, pues confiar en lo que invocaba. De esta forma conocí a Nacho Redruello. Yo pregunté casi con vergüenza si sabrían hacer un plano y resulta que eran arquitectos. Algo tengo que confesar que noté en él. Pues poco después me aparecieron arquitectos de hijos de alumnas que se dedicaban a  hacer proyectos y licencias. A Nacho no lo conocía de nada ni tenía referencia ninguna de su estudio Ping Pong Arquitectura  pero si supe desde el principio que tenía que ser él. Incluso le pedí que hiciera el logotipo y me vio a la primera: “La flor” con los colores de la armonía (verde, azul, ocre y rojo).  Contaré un secreto que él aún no sabe. Nacho Redruello es un maestro y su carta del tarot es el mago.
Poco a poco fueron apareciendo los profesores. El primero fue Paco Vilches, el profesor de yoga. Trabajábamos juntos dando clases en un centro cultural de Madrid, nos veíamos solamente en el cambio de hora. No le conocía de nada ni mucho menos como daba una clase. Pero me bastaba verle para saber que le quería a él. Conocía otros profesores de yoga, pero cada vez que me cruzaba con Paco una voz dentro de mí me decía: Es él. Se lo propuse y no dudó. Ahora que le conozco puedo decir que  Paco Vilches si fuese una carta de tarot sería “la templanza.” La carta de la sanación por excelencia. Ve a la gente, sutilmente se introduce en ella, y sin darse cuenta el alumno transforma su dificultad en fluidez.
A Carlos Palacios ya lo conocía, fue mi profesor de kung fú en la época en la que yo deseaba enfrentarme a mi violencia y descubrí una herramienta completamente sanadora. Sin duda le quería a él. Lo busqué y lo encontré. Carlos Palacios si fuera una carta del tarot sería por supuesto la fuerza. Con su aspecto tranquilo puede derrumbar sin esfuerzo un león.  Y en cambio no se puede encontrar a un hombre con un corazón más noble y puro.
David Gavilán llegó más tarde. Desde el principio deseaba que hubiera clases de tao yin en la escuela. Yo había practicado tao yin combinándolo con kung fú, mientras me metía de lleno en el mundo del reiki. Tengo que reconocer que fue un crecimiento muy importante para mí a nivel personal. Llamando a uno de mis antiguos profesores me recomendaron a David y desde el principio entró en su casa. Su carta de tarot serían los amantes, es el joven que se aventura sin miedo a  nuevos caminos, abierto a nuevas experiencias y conocimientos en la vida en una sincronización perfecta entre el yin y el yang.
Yo asumí el papel de madre tierra, ofreciendo mis experiencias y los conocimientos que me dieron. Pero los míos no bastan. Por eso para mi es un honor que otros profesores y maestros engendren  la semilla de sus conocimientos en esta escuela que siempre estará abierta para todos los que quieran compartir.
 Agradezco con todo mi corazón  el entusiasmo, el cariño y la fuerza de mis alumn@s que  fueron la energía yang necesaria para que todo esto diera luz. Vosotr@s creáis el jardín.
Edén, el jardín del alma.

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                                                          Siso Santos.

Omar Rossi (mi primer maestro)

 Siempre te recordaré Omar sentado detrás de tu órgano tocando cada tecla en sonido de piano, mientras tus alumnos te seguíamos o intentábamos seguirte con nuestras voces. A mí  me costaba un mundo y tú me decías con tu  sonrisa: “Siempre se puede más que lo que uno cree”
Yo era muy joven. Buscaba el amor casi de una forma desesperada, olvidando quererme a mi mismo. Las noches, las fiestas, el sexo y las drogas formaban parte de la rutina de mi vida. “Tienes una personalidad muy especial y mucho talento” me decías. “Te estás echando a perder”. Yo tenía una vida por delante y tú una vida vivida para saber lo que hacía y a donde iba. Todas las acciones tienen sus consecuencias y yo viví las dos cosas.
Me hundí en lo más hondo que se puede hundir una persona. En la desesperanza de uno mismo. Entonces apareciste tú y me cogiste del brazo. Yo tenía el alma rota y el cuerpo martirizado por los efectos secundarios de los tratamientos del vih de esos años. Me colocaste delante de un espejo para que me mirase en él y allí frente a frente a mí mismo me desplomé. Lloraba, gritaba y maldecía con todas mis fuerza, mientras tú me  vigilabas atentamente en un segundo plano, observando como mi rabia y mi desesperación fluían libremente por todo mi ser.  En el momento que empecé a calmarme te acercaste a mí, me abrazaste por los hombros y me ayudaste a incorpórame, me volviste a colocar frente al espejo  pero esta vez no me dejaste sólo, te quedaste a mi lado y me dijiste: “Ahora ya podemos empezar a trabajar”.
Me enseñaste a hablar, corregiste mi dislexia a golpe de trabalenguas y a pesar de mis miedos y vergüenzas me hiciste cantar. Cuando salía de tus clases era como tener el poder de volar por las calles de Madrid ¡Y como volaba Dios mío! Me regalaste un texto de Borges lleno de vida que siempre ocupará un lugar en alguna pared de mi casa. De repente una trombosis y tu alergia a los medicamentos decidieron que te ibas. Y yo me sentí huérfano de ti.
Tú siempre serás mi primer maestro Omar Rossi.
Siempre serás el primer escalón en esta trayectoria que durará mientras viva.
Te llevo en el alma Omar.
En el jardín del alma.

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                                                       Siso Santos


El corazón de Alá

  
   La espiritualidad y la religión son dos términos tan antiguos como el hombre pero muy a menudo se confunden.

La espiritualidad es el camino personal de cada individuo que le acerca a Dios. La religión es una doctrina basada en creencias, cultura, costumbre e historia de un lugar. Tiene el propósito de mostrarnos a Dios pero con una particularidad, el poder
La espiritualidad es libre porque es personal, nace desde el corazón, la religión en cambio esta marcada por reglas y normas dependiendo del lugar en el que hayas nacido o te hayas criado.
Yo por mi lugar de nacimiento vengo y fui criado en familia católica. Por supuesto sin preguntarme me hicieron católico, para lo bueno y para lo malo fui educado en la religión católica.  Si hubiese nacido en un país musulmán vendría y sería criado en familia musulmana. Por supuesto sin preguntarme me harían musulmán, para lo bueno y lo malo sería educado en la religión musulmana. Así podría ser en cualquier religión pero es tan curioso que las bases de todas sean tan iguales. El cielo y la tierra, el espíritu y Dios, la materia y lo etéreo.
Por eso todas las religiones tienen el mismo fin, mostrarnos el espíritu de cada uno que nos acerca a Dios. Ahora mismo puedo reflexionar mientras medito y dejarme invadir mismamente por el corazón de Alá y que sea el quien dirija estas líneas.
Puedo envidiar al indígena afortunadamente olvidado que allí en un punto alto de la selva entre la tierra y el cielo, entre lo divino y lo humano, justo en el regazo de Dios contempla y admira la belleza de la vida y el mundo. Mientras en un mundo civilizado hermanos se matan entre ellos desde todos los tiempos en nombre de un Dios verdadero que irónicamente habita en cada uno de nosotros. Nunca una matanza o un crimen fueron en nombre de Dios, es en nombre del poder.
Que nunca se use el nombre de Dios en vano.
Que nunca más se manche de sangre el corazón de Alá.
                                                        Siso Santos.