«Gracias por tantas cosas…»

          Hace tiempo que no escribo nada en mi blog. Que no comparto nada con la gente que me sigue y me lee. Pero ahora si tengo la necesidad de compartir. He disfrutado de un buen verano, he tomado vacaciones como hacía tiempo que no me permitía. He visto y compartido con mis amigos de toda la vida. Con mi gente de siempre. He gozado de mi pueblo donde he vivido largas temporadas de mi infancia. He reído mucho. Y vengo lleno de energía y con las pilas cargadas para empezar de nuevo un año más. Un año aprendiendo, disfrutando y compartiendo.

 Porque es así como debe de ser: “Compartir”. Quien no comparte nada tiene. Es como tener un abrigo guardado en el armario y nunca se ha puesto. Ni siquiera se ha estrenado. Puedes creer que tienes un abrigo pero no es verdad, sólo es un bulto dentro del armario.
Desde que nació este blog en diciembre del 2014 siempre tuve el deseo de compartir mis experiencias, aprendizajes o anécdotas de mi vida. No pensando que mis experiencias o aprendizajes son mejores que la de los  demás, todo lo contrario, afortunadamente me queda mucho que aprender. ¿Pero que más puedo compartir?  Mis experiencias y aprendizajes son lo que forma mi ser. Es lo único que me hace ser yo.
Cuando me levanto por la mañanas y se que me están esperando mis alumnos. Yo tengo un motivo para vivir, compartir, aprender, crecer… Gracias  a todos mis alumnos por ayudarme  a crecer todos los días.
En el curso anterior también compartí con vosotros un problema de salud que tenía  y no se encontraba diagnostico (tardaron casi un año) Ahora ya tiene nombre. Yo aún no me lo he aprendido y francamente no me importa como se llame. Se que es una inflamación que me ha atacado el sistema nervioso (polirradiculopatia desmielinizante inflamatoria crónica) ¡Cómo para aprenderlo! Empezó con muchos dolores y poco a poco mi movilidad fue quedando cada vez más reducida. Pero no soy  enfermo y el medico dice que mejoro más rápido de lo que podía pensar. Se que esto pasará y no será más que un aprendizaje en el camino de la sanación. Estoy aprendiendo a entender del dolor y poder manejarlo. A veces  me cuesta andar. Unos días  me irrito  y otros me lo tomo con humor y  bailo…  Se que esto me ayudará a entender a la gente que me pida ayuda y poder aunque solamente sea dar un abrazo de complicidad.
Ahora se andar despacio, sin prisas, ver mi alrededor, descansar, sentarme, mirar a los ojos y contemplar el amanecer y atardecer tal cual es. Sin juicios y sin fantasmas. Solamente desde mi propio yo. Ser y estar es la clave para sentirse vivo. Tengo tantas ganas de aprender y vivir que una sola vida no me llega.
Pero si tengo esta vida para empezar a dar las gracias a todos: A mis amigos,  a mi familia, mi historia, mis maestros, mis alumnos, a los que me leéis,  a los que ya no estáis, a los que estáis llegando o a los que vais a venir… Gracias a todos!!
Gracias a todo lo que me regala la vida constantemente, sin juicios, ni bueno ni malo. Todo es lo adecuado en cada momento para crecer como mejor persona.
Gracias…

96 800x600 Normal 0 21 false false false ES-TRAD JA X-NONE

                                        Siso Santos.



En el capullo de seda.

     Este viernes pasado volví a reencontrarme con los médicos del cielo, esta vez fuimos guiados en mi escuela por mi compañera Isabel Martínez Gordillo. Es un placer abandonarme de nuevo a la voluntad de los guías, invocarlos y simplemente fluir a donde ellos te lleven.  Este viernes pasado volví a reencontrarme con mi esencia y volví a vibrar de nuevo con mi conexión con las hadas. Este viernes pasado he sentido el descanso de estar protegido y acompañado.
Por fin he entendido por el momento personal que estoy pasando en este momento. No, no estoy enfermo. Aunque llevo casi un año con dolor y apenas pudiendo andar. Los músculos de mis piernas contraídos y mi sistema nervioso muy sensible a los dolores. La frustración, la rabia y la cólera se apoderaron muchas veces de mí. Quiero andar y mis piernas me ponen límites. Se que no estoy enfermo pero mi vida me dice párate, me resisto y me caigo.
Después de la invocación y sintiendo la compañía de los médicos del cielo por el espacio. Isabel se me acercó y me dijo recuerda tu conexión con las hadas. Respiré y sentí el abandono de mi cuerpo. La compañía de mis guías, no estaba solo. Mi alma flotaba y mi cuerpo por unos instantes no tuvo dolor.
“Cambia tu dieta y despójate de viejos hábitos que ya no te son favorables para la vida que has escogido vivir. No estas enfermo. Como oruga has trabajado duro. Descansa. Has creado tu propio capullo de seda. No temas. Cuando rompas el capullo de seda hecho con las vivencias  saldrás convertido en una mariposa. Las alas serán tu fuerza convertida en belleza.” 
He cerrado los ojos y he visto a  la mariposa en la que me quiero convertir.  La Mariposa Atlas es la más grande del mundo  pues llega a medir de unos 20 a 30cm  y una de las más hermosas. Sus colores vivos ahuyentan a sus enemigos creyéndola  venenosa, siendo completamente inofensiva. Vive en el sur de china y una de las características es las propiedades des sus sedas finas y muy resistentes. Permitidme y perdonarme todo este pequeño pecado de vanidad y coquetería.
Mi osteopata José Jiménez, un gran sanador,  me dijo un día: “Ser sanador es un camino difícil, un compromiso continuo con uno mismo y con el mundo.” Yo soy una persona de naturaleza cabezota y muy rebelde lo tengo que reconocer, causándome a veces yo mismo muchas resistencias.   El es un sabio con muchos conocimientos y sabe tocarme la fibra para hacerme a veces reír, pelear y llorar, es sin duda una de las personas claves en este proceso de sanación.
Gracias a todos los que me acompañáis en este proceso.

96 800x600 Normal 0 21 false false false ES-TRAD JA X-NONE

                                                           Siso Santos



Omar Rossi (mi primer maestro)

 Siempre te recordaré Omar sentado detrás de tu órgano tocando cada tecla en sonido de piano, mientras tus alumnos te seguíamos o intentábamos seguirte con nuestras voces. A mí  me costaba un mundo y tú me decías con tu  sonrisa: “Siempre se puede más que lo que uno cree”
Yo era muy joven. Buscaba el amor casi de una forma desesperada, olvidando quererme a mi mismo. Las noches, las fiestas, el sexo y las drogas formaban parte de la rutina de mi vida. “Tienes una personalidad muy especial y mucho talento” me decías. “Te estás echando a perder”. Yo tenía una vida por delante y tú una vida vivida para saber lo que hacía y a donde iba. Todas las acciones tienen sus consecuencias y yo viví las dos cosas.
Me hundí en lo más hondo que se puede hundir una persona. En la desesperanza de uno mismo. Entonces apareciste tú y me cogiste del brazo. Yo tenía el alma rota y el cuerpo martirizado por los efectos secundarios de los tratamientos del vih de esos años. Me colocaste delante de un espejo para que me mirase en él y allí frente a frente a mí mismo me desplomé. Lloraba, gritaba y maldecía con todas mis fuerza, mientras tú me  vigilabas atentamente en un segundo plano, observando como mi rabia y mi desesperación fluían libremente por todo mi ser.  En el momento que empecé a calmarme te acercaste a mí, me abrazaste por los hombros y me ayudaste a incorpórame, me volviste a colocar frente al espejo  pero esta vez no me dejaste sólo, te quedaste a mi lado y me dijiste: “Ahora ya podemos empezar a trabajar”.
Me enseñaste a hablar, corregiste mi dislexia a golpe de trabalenguas y a pesar de mis miedos y vergüenzas me hiciste cantar. Cuando salía de tus clases era como tener el poder de volar por las calles de Madrid ¡Y como volaba Dios mío! Me regalaste un texto de Borges lleno de vida que siempre ocupará un lugar en alguna pared de mi casa. De repente una trombosis y tu alergia a los medicamentos decidieron que te ibas. Y yo me sentí huérfano de ti.
Tú siempre serás mi primer maestro Omar Rossi.
Siempre serás el primer escalón en esta trayectoria que durará mientras viva.
Te llevo en el alma Omar.
En el jardín del alma.

96 800x600 Normal 0 21 false false false ES-TRAD JA X-NONE

                                                       Siso Santos


El alumno

          Un maestro mío me dijo una vez: “Nunca sabrás lo que sabes hasta que lo enseñes, en ese momento tu alumno se convertirá en tu maestro.”
Nunca me imaginaría yo dando clases o dedicándome a la sanación y sin embargo, sin yo saberlo, la vida me llevaba directo en ese camino. Todo lo vivido hasta ese momento  era la vivencia y aprendizaje para lo que vendría después. No quiero decir que ahora no tenga nada más que aprender, espero que siempre que queden cosas, pero si antes el miedo me paralizaba y me autodestruía, ahora el miedo es una herramienta de aprendizaje que a veces hasta me divierte y siempre me permite andar.
Yo sobre todo quería trabajar en el mundo del espectáculo. Hacía trabajos esporádicos, animaciones por la noche y los alternaba con otros trabajos como de teleoperador para ir viviendo. De repente me ofrecen unas clases de expresión corporal en un centro cultural. Estaba feliz, me imaginaba gente joven y yo dando clases en cosas relacionadas con teatro, movimiento expresivo… ¡Qué más se puede pedir a la vida Señor!
De repente entro en la clase (lo voy a decir con todos mis respetos como lo sentí en ese momento) me encuentro un carro de viejas mirándome de arriba abajo. La más directa  dijo amenazándome: “No se lo que es expresión corporal pero nosotras venimos a hacer gimnasia o nos vamos” Un jarro de agua fría cayo por encima de mí porque no podía entender lo que estaba pasando. Después me explicaron que expresión corporal es como llamaban antes los centros culturales a las clases de mantenimiento para no tener problemas con los gimnasios “Cosas de ayuntamiento.”
Me sentí timado, engañado. ¿Qué podía hacer en ese momento? Prótesis, artrosis, mujeres sin pecho, problemas de memoria… Nunca pensé que una hora pudiera durar tanto en mi vida.
Cuando acabé la clase como pude, entre rabia, impotencia y terror de no hacer daño a nadie, me tiré sobre mi teléfono móvil para llamar a la agencia que me había contratado: “¡Sacadme de aquí ahora mismo!” Estaba tan furioso que parecía estar poseído por un demonio. “Quiero que se me de otra cosa. He dejado trabajos para estar aquí y me habéis mentido. ¡Sacadme de aquí ya!” Me pidieron que me quedara una semana mientras buscaban a alguien y verían donde me podrían ubicar. Acepte el trato. ¿Qué otra cosa podía hacer?
Invocaba a mis guías, me hacía reiki, manejaba todos los instrumentos de movimiento expresivo y tao yin que practicaba como alumno, pedía ayuda a amigos que eran entrenadores y preparaba clases sobre la marcha dejándome guiar por la energía y las necesidades del grupo.  Dejé de mirarme yo y observaba a los alumnos. Era fascinante ver los cuerpos y entender que hablan solos. La intuición me decía este ejercicio para esta persona si, esta que haga este otro, esta tiene mal el hombro por ejemplo y sin habérmelo dicho era verdad. Era como entrar tímidamente en un mundo que me daba respeto  pero a la vez me estaba produciendo cierto encanto. Así transcurrieron los dos primeros días.
El tercer y último día de la semana era la despedida. Hicimos una clase especial  con mucha música, y terminamos en una relajación. En realidad era reiki pero no dije nada. Puse a unas alumnas  tumbadas y otras poniendo sus manos sobre sus compañeras. Les dije: “Dejaos llevar”  Inconscientemente fueron posando sus manos con mucha suavidad en puntos muy concretos para el reiki. Algunas durmieron, otras se emocionaron y entre todas se creaba un vinculo que sólo el brillo de nuestro ojos delataba. Una alumna asturiana con problemas de memoria dijo en voz alta: “Esta gimnasia es muy rara pero tengo que reconocer que entro por esa puerta y se me olvida que tengo dolor” Algo se removía dentro de mí. Se me acercó  al oído y me dijo: “Tú no serás un curanderu desus” Me entró la risa y la pena por ser mi último día.
Cuando llamé a la empresa me dijeron que no habían encontrado a nadie. Me pidieron que me quedara una semana más. Le dije a mi jefe que no buscara más. Me quedaba con las clases. Al colgar el teléfono me entró una especie de vértigo “¡Dios mío que he hecho¡”  Y al mismo tiempo la extraña sensación de haber llegado a un lugar hermoso.
El primer año tuve dos grupos, el segundo cinco, el tercero nueve con listas de espera en todos los grupos. Aproveché para estudiar “técnicas corporales aplicadas a personas mayores y/o con déficits sensoriales,  mentales o físicos”  y la formación de “biodanza”. Trabajaba de voluntario en la cárcel y en la asociación de Horizontes Abiertos. Dando clases también a extoxicómanos la mayoría de ellos con problemas de salud en estado muy avanzado.
He sido una persona muy privilegiada en poder prepararme  y tener a vosotros mis alumnos “mis maestros” todos los días dándome vuestras enseñanzas. Gracias a todos mis alumnos porque yo nunca sería maestro si vosotros no estuvierais enseñándome a mí a vivir.
Gracias desde el jardín del alma.
                                                                    Siso Santos.

96 800x600 Normal 0 21 false false false ES-TRAD JA X-NONE