La maestría de los registros

La maestría de los registros

Hace tiempo que tengo abandonado este blog mío, donde es un pequeño rincón para mi alma donde yo comparto experiencias de mi vida. Pero hoy me sale volver a escribir y abandonarme a este diario que simboliza pequeñas anécdotas que representa mi vida.

Hoy más que nunca puedo decir que el cielo me concedió un regalo maravilloso. Hace unos meses descubrí el poder y la magia que tienen los registros akásicos. Para los que desconocen esta terapia puedo deciros que es un bello camino donde muestra nuestra propia esencia.  Donde nuestro yo más puro te ilumina, te apacigua, te calma y trasporta a tu verdadera esencia. Nada hay que temer, todo está bien. Hemos vivido lo que hemos necesitado vivir y tenemos ahora el prestigio de poder transmutarlo para nuestro propio beneficio, nuestra madurez y como  nuestro mejor regalo para el mundo que nos rodea.

Desde el primer momento en el que estamos con los registros abiertos (en la presencia de nuestro propio yo) nos envolvemos en una energía del amor más puro con el podáis soñar. Estamos cuidados y protegidos por los maestros de los registros, nuestros guías espirituales y todos aquellos seres de luz que tienen algo que ofrecerte. Desde ese momento déjate ir. Que maravilloso no tener nada que hacer. Solamente ser y poder disfrutar por unos instantes de nuestra propia luz. Esa luz de la que tantas veces nos olvidamos.

Hoy, vuelvo a repetir, la vida me dio un regalo maravilloso. En la última meditación, antes de la última lectura de registros que lo hacía con mi compañera Diana. Te doy las gracias Diana y me las doy a mí mismo también por permitirnos mostrarnos. Fue una belleza. Pero me voy a centrar es esa última meditación aunque le voy a llamar iluminación, guiada por una maestra con mayúsculas. Gracias Asunción por compartir este conocimiento y camino. Gracias porque este camino de luz me ha enseñado que todo lo vivido ha valido la pena. Ahora sé que todo lo que la vida me da; aunque pueda parecer negativo, no me da nada que no me de conocimiento y que yo no pueda transmutar.

La iluminación empezó, como muchas meditaciones sentado. La voz de Asunción se convirtió en un conductor por los canales de los registros que a cada uno se nos abría. Sobra decir que toda la energía que se respira en la sala es amor puro. Yo me abandoné y me dejé llevar por donde los registros y los maestros quisieran guiarme.

“Un canal de energía violeta me trasladó al interior de un enorme templo. Era una hermosa catedral en forma de cruz, majestuosa y cargada de luz. Un hombre mayor me recibió. Me acompañó al centro del templo. El edificio estaba lleno de gente. Eran maestros y seres de luz. El hombre mayor me abandonó en el centro del templo con una sonrisa y templanza que me hacía sentir en mi casa. El foco de luz ascendente me elevaba.   Tres escalones me elevaron  del templo, todo se expandía en un firmamento sereno azul y blanco.  Luz y amor envolvía todo, incluso el silencio era música. Hay reconocí a Dios. Me extrañó: “¿Esto es todo? Vacío!”. No. Nada era vació, miles y miles de ángeles o seres estaban allí. El cielo es un estado. Todos los seres de luz eran seres de amor trasmitiendo amor en esencia pura. Todo mi ser es amor. No puedo describir la emoción.  Nada tiene fin, nada tiene límite, todo es amor en continua expansión…  Ya era hora de marcharse, así me lo indicaron y de ese modo volví al templo donde los maestros y los guías se encontraban. Ahí me trasmitieron el siguiente conocimiento.

La importancia de la expansión y de la unidad en crecimiento. Por eso es necesario encarnarse en materia y ocupar diferentes planetas con formas de vidas diferentes. Pero la esencia de todos los seres con conciencia, es necesaria para experimentar. Nosotros creamos y ocupamos un planeta. Le damos vida y amor y reencarnamos todas las experiencias necesarias para un crecimiento. Por eso también creamos lo que llamamos mal. En necesario para entender el amor en el estado más puro y todo nace de la misma fuente. Cuando volvemos a llegar a la esencia. Hay un estado de vibración muy poderoso. Siempre hay planetas nuevos creando vida y otros llegando a la cúspide de iluminación.

Hay una vibración tan inmensa de amor universal en el espacio que nuestra mente no tiene la capacidad de captarla. Porque no es el momento adecuado. Pero ese momento llegará…

…Cuando así lo indiquen los maestros.

Doy las gracias a tod@s mis compañeros de registros que hicieron  que este encuentro sea un viaje de luz inolvidable. Un viaje que no tiene limite, deseo seguir compartiendo y creciendo con vosotr@s

Siso Santos.

Luna nueva del 20 de Septiembre. «Entrada del año nuevo esotérico»

Año nuevo esotérico

«Luna nueva del 20 de Septiembre» 

Llamamos en este caso a lo esotérico lo mismo que lo pagano. No está atado a nada religioso. Más bien es la entrada del año según la numerología. Todos los números se centran siempre entre el 1 y el 9. El 1 como el principio de un ciclo y el 9  como el final del ciclo.

Septiembre es el mes nueve. A partir de la luna nueva surge un nuevo ciclo. Todo empieza a una nueva andadura. Evidentemente es este momento donde nosotros notamos más cambios en nuestras vidas. Empezamos cursos, nuevas actividades… Nos preparamos y nos ponemos más objetivos nuevos que en cualquier otra parte del año.
¿Porque lo esotérico?  Recordamos que la luna nueva es la luna que no se ve. A partir de ahí viene la luz, lo que llamamos la luna creciente. Es el punto final de una etapa para el principio de la siguiente. Lo esotérico conjuga y combina la energía de los elementos con lo etéreo.

Cada año que pasa es un nuevo episodio numérico que vamos desarrollando desde el año 1 al 9 (El principio y final de un ciclo) que una vez que se termine, se vuelve a empezar. Es la rueda numérica en movimiento. El principio de la Cábala. La energía de los elementos con lo etéreo.

Descubrir el número del año en que entramos; es poder trabajar con la energía del número que nos procede. Todos tenemos un número que nos representa por la fecha de nacimiento (la suma de todos los números) pero a su vez cada año entramos en un número nuevo que se irá alternando.

El año 1.- Principio de un ciclo. Las puertas se nos abren hacia una nueva aventura de un ciclo de 9 años. Año benefactor.
El año 2.- El año de la dualidad. También es un año bueno para la salud.
El año 3.- El año del poder.
El año 4.- Año de Siembra, de trabajo y constancia.
El año 5.- Año de movimiento
El año 6.- Un año de expansión.
El año 7.- Un año mágico, de prestigio.
El año 8.- Un año para avanzar.
El año 9.- Cuidado!! El ciclo llega a su fin. Deja ir lo que ya no te sirve. Para volver a empezar. 

Este año el año nuevo sería el día 20 a las 7 de la mañana que entra la luna nueva. Sugiero a la gente que se levante a meditar por las mañanas que lo hagan en esa hora. Pueden poner una vela blanca (color de la luna) y meditar sobre la etapa de un nuevo ciclo. También a las 19:00h podéis venir a participar en una rueda de energía que haremos en la escuela.

Por favor sugiero que la gente que quiera venir, que traigan ropa blanca o negra. Blanco porque es el color de la luna o la negra porque es la falta de color que tiene la luna nueva.

La vida con dolor

La vida con dolor

Cuando me despierto todos los días tengo que enfrentarme siempre a dos cosas. Primero al efecto de la macedonia de pastillas que he ingerido la noche anterior para calmar mi dolor. Pero no lo cura. Engañamos a la mente a base de calmantes y depresivos que nos mantiene ajenos al sufrimiento con el que nos dicen que tenemos a aprender a vivir. Mi deseo es levantarme, pero mi mente anestesiada por los fármacos va en retroceso a mi propia voluntad.  La otra cosa a la que me tengo que enfrentar es a la rigidez de mi cuerpo a causa de tener un cuerpo en reposo. Lentamente voy movilizando mis manos, brazos, rodillas… Mis piernas están completamente rígidas. Si me desperezo contraigo mis propios gemelos y me retuerzo de dolor. Debo desperezarme primero de cintura para arriba. Después arrastro mis piernas hacia el exterior de la nada. Un pie se me engancha en la sabana; No hay forma de desengancharlo, intento tirar del otro pie de la sabana porque no alcanzo con la mano. Una vez suspendidas en el vacío se contraen los gemelos. Gritó de dolor. Mis movimientos son muy leves y me entran ganas de orinar. Mis pies siguen rígidos, mis manos no les alcanzan e intento meter los pies dentro de las zapatillas como si tuviera que introducir una pelota dentro de un agujero. Sostengo con la punta de los pies la zapatilla, casi lo consigo, pero se me caen al suelo. Cada vez tengo más ganas de orinar.  Deslizo la puerta del armario que está a un lado de la cama. Me sujeto a la puerta corredera del armario que me hace de palanca. De un impulso sujetándome con las manos me pongo de pie. Me sujeto fuerte con las manos porque los pies aún no reaccionan. Un dolor inmenso sube por las piernas. Tengo muchas ganas de orinar. Sujetándome por las paredes voy al baño. Me situó frente al retrete. Mis pies empiezan a responder. Dudo en orinar de pie porque aún no mantengo bien el equilibrio o sentarme, pero doblar las rodillas me contrae los gemelos y me enfrento a un dolor inmenso. No puedo aguantar más: Me meo!. Me decido a orinar de pie. Apoyándome a la taza del váter. Las piernas aún tiemblan, no están fuertes para mantener el equilibrio. Termino de orinar, tiro de la cadena­­.­ Objetivo conseguido!. Vuelvo a la habitación a vestirme; poco a poco mi cuerpo va reaccionando hasta mi movilidad correspondiente.

Me disfrazo de maestro y disfruto de mi vida como lo que es: “El mejor de los regalos”. Mi vida se va limitando a agradecer y disfrutar de los momentos y cada movimiento nuevo es un nuevo regalo.

Para la ley y la justicia no tengo derecho a nada. Como autónomo soy como cualquier ciudadano sano y no minusválido. Pero se equivocan de pleno la ley y la justicia. Soy superior a cualquier ciudadano sano: “¿Acaso a vosotros os cuesta tanto orinar por las mañanas?”

Desde el jardín del alma.
                                               Siso Santos

Cartas de amor y sombra

Cartas de amor y sombra

Había una vez hace muchos años en los tiempos aquellos en los que los guerreros luchaban con espadas y arcos y flechas. En los tiempos en que los reyes lideraban las batallas y los súbitos le seguían detrás. Los reyes eran nobles, fuertes y valientes con un gran sentido de la razón y  la justicia. Vivían por su pueblo y aunque a veces se equivocaban tenían la responsabilidad de subsanar los errores aunque eso equivaliese su propio sacrificio por el bien de su pueblo.

Hubo un Rey en aquel tiempo tan justo y sabio que era benevolente con todo su pueblo. Sabía simpatizar de una forma natural con la gente. Nunca ordenó ninguna ejecución, no hubo motivo. Aunque esto le pudiera hacer parecer débil ante sus propios enemigos. Lo cierto que su pueblo lo amaba; los habitantes de otros pueblos lo respetaban y los demás reyes contrincantes lo imitaban.  Nadie podía hacerle frente porque eso se suponía ganarse muchos enemigos.

Cómo iba a sospechar ese Rey tan justo. Que como suele ocurrir a los grandes líderes, los mayores traidores y contrincantes están en su entorno más íntimo. Fue mediante un pacto ruin entre hermanos y caballeros leales a la corona que enviaron al Rey al calabozo. Fue víctima del peor de los delitos: “Un rumor” que nunca se pudiera comprobar.

Fueron muchos años los que el Rey Justo estuvo encerrado en el calabozo de una torre. Más años preso que libres. Dice la poca gente que lo ha visto que siempre se mantuvo impoluto y con una pose templada. Había pedido y con privilegio de rey concedido. Además de un catre humilde, una mesa, una silla, papel, mucho papel y una pluma con su tintero.

En el silencio de su soledad el Rey cerraba sus ojos para poder revivir todos los momentos vividos en su pasado. Las guerras, batallas, triunfos… También recordaba a su familia, sus amigos… La gente que amó, sus compañeros de viaje, sus criados, los campesinos… La gente que dejó sin hogar, los caballeros que perdieron las batallas, aquella bruja que un día se cruzó en su camino para darle la buenaventura… la gente que le enseñó… aquella gente que en un principio no era nada en su vida y sin embargo en la soledad de su castillo tenían sentido y los añoraba.

El gran Rey cogía su pluma empapada de tinta y con toda su presencia que no perdía, dejaba que su mano danzase con la pluma sobre el papel en blanco y empezó a escribir. Escribía tantas cartas como gente se había cruzado en su camino. Les hablaba con el corazón en la mano. Agradecía su compañía, su enseñanza. Les daba las gracias por haber formado parte de su vida, lo importante que fue cada uno de ellos para un Rey que solo pretendió ser justo. No escribía por escribir. Cada carta estaba personalizada y sus mensajes estaban escritos con tanto amor que era imposible no llegar al corazón del destinatario.

Escribió a su padre del que heredó su valor a la hora de enfrentarse a las batallas. A su madre de la que heredó un sentido hético y moral. A su esposa, princesa de otra corona, que con sus quince años organizaron su boda por el beneficio de ambos reinos y aunque en un principio no hubo amor, si hubo mucho respeto pues dos reinos debían de ser gobernados.  De ella aprendió a valorar la belleza. A Sus cuatro hijos que eran su motivo de orgullo. No olvidó a nadie. A cada uno de sus guerreros y vasallos; al más humilde de los campesinos de su reino. Puesto que él conocía a todos por sus nombre. Escribió también a la bruja que vivía escondida en sus bosques y que un día le leyó su buenaventura. Quién le iba a decir que ella le predijo que viviría en lo alto de una gran torre. También se acordó de un bravo guerrero enemigo que después de una dura batalla se miraron con brillo en los ojos y se amaron mutuamente bajo el cobijo de un gran roble. Incluso escribió también frases de amor a sus propios traidores.

Cada carta era lanzada por el único ventanuco que tenía la estancia, dejando pasar levemente una ráfaga de luz dando un aspecto a la estancia casi en penumbra. Cada carta era arrastrada por el viento o agarrada por los pájaros que por allí volaban encargándose de llevar los mensajes y confesiones del Rey a sus destinatarios.

Los habitantes del reino y de todos los reinos iban recibiendo de una forma casi mágica unos pergaminos que cuando empezaban a leerlos se quedaban hipnotizados por palabras simples y sencillas, pero cargados de una verdad y un sentimiento tan puro que les hacía imposible apartar las miradas de unas cartas escritas por el poder más absoluto jamás derribado. “Amor”

Cada individuo a medida que iban leyendo su carta, no podía dejar de releerla y volverla a releer. Cada uno de formas diferentes. Unos llenos de gozo, otros gritaban su nombre, otro le amaban, otros lloraban o se condenaban ellos solos por sus actos, algunos se excitaban solo de pensar en él y aunque las cartas no necesariamente hablaban de sexo, la releían una y otra vez con la intención de encontrase deseado o deseada… Pero nadie, ningún habitante de ningún reino podía sacarse al Rey Justo de su mente. Lo amaban, simplemente deseaban estar con él, tenerlo al lado. Fue tanto la obsesión que se prendió por ese Gran Hombre que todo el mundo tuvo la necesidad de poseer lo. Todos los habitantes de todos los reinos emprendieron una peregrinación hacia el castillo donde estaba encerrado el Rey Justo.  Millares de personas de todos los lugares peregrinaban hacia donde se situaba su ídolo. Los guardianes del castillo por otra parte atrincheraban las puertas para que nadie de fuera pudiera acceder a su interior. Defenderían el lugar hasta la muerte si fuera posible para proteger a su Señor de terribles fanáticos.

Fue tanto la locura entre guardianes y visitantes que era incalculable contar la multitud de la gente que allí había. Gritos, empujones, flechas y aceite ardiendo cayendo de las murallas del castillo para impedir que entrara la avalancha. Pero nada los detenía. Tiraron la puerta abajo y entraron al castillo.  No había guardianes ni atacantes. Sólo amantes desesperados por encontrar a su verdadero amor, el amor verdadero que esta vez tenía nombre propio: El Rey Justo.

Fue la avalancha derribando todo lo que encontraba a su paso hasta llegar al calabozo de la torre donde se encontraba el gran Rey. Tiraron la puerta abajo, sacaron al monarca en volandas y lo llevaron hasta el interior del gran claustro del castillo. Todos deseaban tocarlo, besarle, acariciarlo, amarlo… La gente empujaba para poder acceder a él. Se caían y se pisaban hasta algunos quedar aplastados por las masas. Era sorprendente la serenidad que reflejaba el rostro del monarca. Como si se encontrara en un dulce sueño o en un remanso de paz. Esto a la vez avivaba el fanatismo por aquel Santo en el que se estaba convirtiendo el monarca. Le arrancaron las ropas, le tiraron del pelo, empezaron a pellizcarle, besarle, morderle… Comérselo… Hasta que de él no quedó ni los huesos.

Solo cuerpos perdidos con manos vacías y bocas ensangrentadas lloraban por un amor que no supieron cuidar.

El cielo nunca puede ser un lugar físico o lo destruiríamos. Es mucho más sencillo llegar a él. Vibrar en el Amor Universal.

Desde el jardín del alma.

                                                  Siso Santos.
  

Danzar es vivir

“Danzar es vivir”

Cuando uno empieza a biodanzar sin darse cuenta la energía está vibrando a través de la música, el movimiento o incluso el mismo aire que lo envuelve. El baile nos conecta con la tierra, el cielo, nuestra sensualidad, la creatividad e incluso nuestra energía vital. Al principio el alumno no lo siente. Esto tiene un sentido lógico: El alumno está en la mente. El defecto traído ya educacional desde el momento que empezamos a tener consciencia es la de reprimir o de no perder el control. Perder el control no  es convertirse en un inhumano. Todo lo contrario,  es cuando el ser humano está en su estado más puro de conciencia.  Que es simplemente estar en nuestro estado más natural: “El amor”

Como seres humanos somos individuales. Tenemos objetivos y deseos que nos hacen únicos pero al mismo tiempo estamos conectados a una energía superior universal. Todo tiene un objetivo y un sentido. Empezando desde nuestro propio movimiento, guiado por nuestra respiración y los latidos del corazón. La mente tiene un poder ilimitado, pero está sujeto a un cuarto de su poder marcado especialmente con vivencias de nuestra vida, incluso otras vivencias que ni siquiera son nuestras. Pudiendo heredarse de padres a hijos. En definitiva venimos marcados por vivencias que ni nos pertenecen. Añadimos aquí a las nuestras propias y los deseos que tenemos como objetivos a alcanzar. Algunos de estos deseos envueltos en apegos  y egos. En resumidas cuentas, poco nos abandonamos y nos  permitimos ser libres en  nosotros mismos. Sin ataduras, sin miedos. Nosotros mismos tal cuales somos, con el corazón abierto, sin pasado ni futuro sólo siendo nosotros; dejándonos sorprender por el mundo que nos envuelve y la energía sanadora de los mantras. Al fin al cabo si nos permitimos respirar la vida nos damos cuenta que en la vida estamos rodeados de mantras, incluso en los silencios.

Yo invito a todas las personas a respirar libremente desde su sentir. El miedo es la barrera que nos sirve para no ser nosotros. Es la guerra con la que nos mostramos para ocultar nuestra debilidad. Lo curioso es que no somos ni fuertes, ni débiles. Pues vivir en el amor es no tener nada que demostrar. ¿Cómo demostrar lo que eres? Solo siendo. Por eso desde la biodanza invito a que te muevas desde el alma. Tal cual eres. Muestra tu amor.

En el jardín del alma.
                                            Siso Santos.

«Más vivo que nunca»

“Más vivo que nunca”

He muerto tantas veces como veces me han enterrado. Empezando por los propios médicos que nunca contaron con mi recuperación; alumnos de mi escuela que eran testigos día a día de mi declive; vecinos; amigos no tan amigos que no querían responsabilizarse de una enfermedad que eran desconocida por todos; familia que dio la espalda para escabullirse del bulto; gentes conocidas y desconocidas que me sentenciaban con enfermedades ficticias e inventadas buscando el final más morboso de mi propia muerte.

Para muchos me moría del sida; otros se preguntaban si mi enfermedad era contagiosa y podría haber peligro de estar a mi lado. Cada uno fantaseaba a su manera sintiendo que tenían un poder sobre mí pues casi era un moribundo. Sólo algunos con nombres propios sostenían mi bastón. Pero no morí. Sigo estando vivo y más vivo que nunca.

Resurgí de las cenizas de mi propio cuerpo. Pocos daban algo por mí. Cuando se tiene una enfermedad rara de la que muy poco se sabe o simplemente no se sabe nada. Desde ese momento estaba sentenciado. Los médicos preferían contarme lo menos posible. ¿Cómo contar de lo que no se sabe? El dolor de mi cuerpo era constante, día y noche todos los días sin tregua, así fueron casi dos años. Los tratamientos son bombas con las que mi propio cuerpo tiene que enfrentarse y a pesar de todo eso mis órganos y analíticas son impecables. Solo el cabello, la piel y los dientes sufren la agresividad de la química que por un lado me sana y otro me envenena.

La enfermedad que tengo, para que quede claro, no haya dudas y nadie pueda inventar sobre ella. Afecta al sistema nervioso. Los nervios se vuelven locos y envían las ordenes tarde a los músculos o incluso no las envían. Esto hacía que algunos músculos o articulaciones se atrofiaran. Nunca viví como un enfermo esa es la verdad. Nunca me creí esta enfermedad, ni me la creo. Siempre he estado trabajando y viviendo independiente. Di todas mis clases de movimiento orgánico. Aunque mi cuerpo perdía movilidad, mi mente nunca dejó de bailar. Bailé cinco horas al día dando mis clases de movimiento orgánico, meditaba, yoga, reiki… Mi cuerpo se resentía y yo seguía en pie. Pero nunca lo hice porque así me pondría bien. No. Lo hice porque nunca me sentí enfermo y mi obligación y mi compromiso era estar al pie del cañón en mi escuela. Cuidando a los que allí estaban, y sabiendo que ellos me ayudaban a mí dándome su amor, yo correspondía en ayudar a su salud.

Un día le pregunte al médico. Yo estaba recuperándome, aunque mi cuerpo se sostenía con poca fuerza y el dolor me acompañaba como algo más en mí. Pues lo llegué a asumir como algo propio y me acostumbre a él. “¿Crees que podré volver a bailar?”. Él hizo un silencio sin mirarme y me dijo: “Hombre como profesional no”. Quería que yo fuese consciente de mi enfermedad. Pero yo no quería esa verdad. Le contesté yo: “Hombre profesionalmente no, porque ya no tengo edad”. Rompí el tono de la conversación de una seriedad que no me gustaba. Pero él volvió a ella esta vez mirándome bien a los ojos: “Tienes que asumir que te puedes quedar minusválido para siempre”

Un golpe seco me paró el alma. No dije nada, ni siquiera lo sentí.  Pero la frase me acompañó esa tarde. En el bus, no dejaba de oír esa frase.  Pero no podía ser. ¿Cómo puedo vivir?. Yo no estoy enfermo. Tenía tanta rabia e impotencia que en ese momento me olvidé que tenía dolor. Baje del bus y anduve, anduve mucho. Caminé desde la puerta de Toledo, subí toda la cuesta del rastro por Rivera de Curtidores, volví a la Latina, a Tirso de Molina para bajar a Lavapiés. Caminé a un paso firme, no podía dejar de caminar. No había dolor solo impotencia… Anduve tanto que supe que el médico se equivocaba.

Ahora bailo, ya vuelvo a sentirme volar mientras bailo y los giros me acompañan. El dolor ha desaparecido; incluso me están bajando las dosis de los tratamientos del dolor. Mis piernas y mi cuerpo cada vez recobra más su estado natural, cada vez tengo menos problemas para andar e incluso alguna vez ya me olvido del bastón.

¿Qué ha pasado? Mi propio sistema inmunológico estaba atacando al sistema nervioso que este a su vez me atacaba a mí. Yo me atacaba a mí mismo.  He vivido muchos años aprendiendo a comprender a todos aquellos que me hicieron daño. He perdonado a todos. He aprendido a amar; y que tonto de mí que jamás me he perdonado a mí mismo por impedirme ser feliz.

Ahora lo sé, lo entiendo y lo acepto. Ahora me permito a mí mismo ser feliz. Lo haré de la forma que más deseo. Amando y queriéndome. Quiero seguir aportando en la sanación. He aprendido tanto en este tiempo. Mi cuerpo es una enseñanza.  Me comprometo porque así lo decido a ayudar a sanar a tod@s los que me pidan su ayuda y siempre lo haré desde el amor.

En el jardín del alma
                                            Siso Santos.                                      

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P.D.- Permitidme que este texto se lo dedique a tod@s los que fuisteis mi bastón, pues pase lo que pase formareis siempre parte de mi corazón.

«Que llegue a toda España»

Muy importante:  “Que llegue a toda España”

Mi nombre es Javier Santos, escribo esta carta para poder explicar el tema tan injusto como el que estoy sufriendo. En el año 2013 creé una escuela de terapias alternativas. Donde yo personalmente doy clases de movimiento orgánico especialmente a personas mayores o con problemas de movilidad. En el año 2014 surge en mí una enfermedad denominada rara “Polineuropatia desmirinizante crónica” Que tardaron un año en detectar. Por ese motivo llegué a presentar un diagnostico grabe.
Ahora soy yo la persona que padece una minusvalía. No quiero dejar de trabajar, porque parte de mi salud y recuperación se la debo a mi trabajo. Pero al momento de enfermar, mi escuela al mismo tiempo que yo, sufre un deterioro importante, como podéis imaginar.  Quiero seguir trabajando y hacer mi vida lo más digno posible. Pero ahora viene lo incomprensible.  Soy autónomo. Mi minusvalía me impide poder realizar muchos movimientos, aprender a vivir prácticamente con dolores diarios, pues la parte afectada de mi cuerpo es el sistema nervioso. Hay tareas de mi casa que no puedo realizar, ni siquiera puedo hacerme cargo yo mismo de toda mi higiene persona.
Tengo mi minusvalía reconocida por la comunidad de Madrid un 34%, más baja de lo que debería pero por asunto de los recorte quedó así.  Pero tengo lo suficiente para tener derechos. También tengo un baremo de movilidad de un 7 donde se me reconoce la dificultad de movimientos.
La ley da ayuda a personas con alguna minusvalía mayor de un 33%. Los autónomos en vez de pagar 276€ de cuota pagaría 95€. ¡Queridos autónomos rezar por vuestra salud! Porque la letra pequeña, la que no sale en los telediarios. Te dirá: “La primera vez que te has hecho autónomo estabas sano y es la que cuenta” Parece que es un chiste pero es verdad.
-Ya está bien que el tema de autónomos sirva solo para las campañas electorales y nunca más se vuelva a hablar.
– La mayoría de los autónomos no somos empresarios, somos currantes sin derecho a nada.
-A un empresario le darían ayuda por contratarme a mí por minusválido. En cambio: ¿por qué no tengo yo esa ayuda que soy empleado de mí mismo?.
Por favor, comparte esto, que llegue esta denuncia a donde tenga que llegar. Además te invito a que te unas a ella. Cuenta tu historia. Si alguien sabe de alguna forma de poder ayudar; también lo agradezco.  Va siendo hora que todos los autónomos nos juntemos para exigir derechos no solo pagos. Recuerda esto: Lo que hoy a mí me está pasando mañana te puede pasar a ti.
Por favor. participa y comparte.
Gracias
Javier Santos

El ángel de la brisa


El ángel de la brisa

El viento corría por la calle vacía, las hojas de los árboles se esparcían por el suelo húmedo que había dejado la lluvia incesante del mediodía.

Amalia miraba  a través de la ventana, sus pensamientos volaban al igual que las hojas que arrastraba el viento. “¿Dónde estaba él?” Ella le había dicho que no. Que ya era tarde. Ahora ya no estaba. “¿Podría volver a verlo?” Mientras se atormentaba pensando en los recuerdos. Intentaba ver a través de su mirada perdida la silueta de Emilio bajando la calle. Pero Emilio no venía.

Se había marchado. Se fue después de la última discusión estúpida  de celos que mantuvieron la última cena.  No tenía nada con su ex. ¿Por qué entonces tuvo que recriminarle que le hubiera dado su ayuda? Había sido su pareja durante   muchos años. Era normal que le hubiera consolado después de saber que ella tenía un cáncer. Tenía ganas de llorar y gritar. Echar su culpa a gritos de dentro de su cuerpo para…:  “Dios mío!! Déjale venir una vez más… Pedirle perdón… He sido una estúpida pero no volverá a pasar. Le amo… Le amo…” Pero nadie bajaba ni subía por  la calle. Solo el viento y las hojas que arrastraba.

 Quería beber una copa, solo una  copa ayudaría a soportar esta angustia que apretaba su garganta. Pero no fue una copa. Casi había vaciado la botella de whisky barato que había comprado por castigo para ser todo lo dura consigo misma que su inconsciente le hubiera permitido soportar.
Apoyó su cabeza sobre el cristal de la ventana aún húmeda por la lluvia. Sus lágrimas corrieron por su mejilla y el cristal. Perdida en su propio dolor, no se fijó en Emilio al otro lado de la calle mirando hacia su ventana con la intención de ver a Amalia. Está tenía la luz apagada y no la vio.  Se dio la vuelta y se marchó.

Sólo un ángel travieso se divertía a través de las hojas que esparcía el viento calle abajo.

**********

Cuando el dolor es el protagonista de nuestra vida. Tiene tanto ego el dolor, que no permite convivir con ningún otro sentimiento.

                                                  
En el jardín del alma.

                                          Siso Santos

Al otro lado del río


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Al otro lado del río
Yo sé. Porque lo he aprendido. Lo que es levantarse todos los días con dolor. Querer avanzar, caminar… pero el cuerpo no responde y cae al suelo. Una vez en el suelo, a pesar de lo que cuesta levantase, parece que el mundo entero se conjuga contra ti y todo lo que te parecía en la vida hermoso hoy es una energía que te agarra del cuello en forma de angustia. Quieres respirar y te ahogas. Quieres gritar, recuperar tu aire, buscar la vida y ese mismo aire apaga tus palabras en la garganta.  Rezas para morir y la vida se convierte en tu condena. Todo perdido, todo acabado… Cada paso es una distancia cada vez más lejana a tu forma de vida. Te recuerdan: Solo tienes una mano delante y otra detrás… Es verdad. En cambio llevo una mochila tan llena de cosas que a mí mismo me maravillan y me asombran.
Yo sé. Porque lo he aprendido. Que el dolor y la angustia forman parte del miedo que nos paraliza. Son los monstruos que nos acechan. Que sobresalen y nos sorprenden para confundirnos y hacernos volver al niño asustado y feo que una vez nos hemos creído.   Si pudiéramos tener siempre la certeza que eso monstruos creados por nuestras sombras del pasado solo nos sirven a nosotros mismos como armas destructivas. O no!?  Igual es el puente para cruzar a otro destino que no entendemos en el momento y a la larga coge el sentido necesario.
Por eso desde este lugar, al otro lado del río. Quiero confesar y contar que sé. Porque lo he aprendido. A vivir en el miedo, la enfermedad y el dolor… A conocer y distinguir los efectos secundarios de los tratamientos fuertes que nos curan y envenenan. Lo que cuesta levantarse por las mañanas porque las dosis de los depresivos que se usan para el dolor te dejan el cuerpo con falta de vida; las malas digestiones, la caída del pelo, el movimiento de los dientes… Dan miedo los efectos secundarios. Verdad?  Yo no tengo cáncer. Tengo una enfermedad considerada Rara: Polineuropatía desmielinizante crónica.  No se sabe apenas nada de ella, ni siquiera se conocen las causas y cada uno dice sus propias teorías. Investigan conmigo con tratamientos muy fuertes y con un trato muy poco humano, al fina al cabo solo es una enfermedad rara. Si me estoy mejorando de la enfermedad no solo es por el tratamiento. Es primero porque yo nunca me vi enfermo.  Ni siquiera creo en esta enfermedad. Nunca dejé de andar, ni moverme, ni bailar, de amar mi vida y lugar en el mundo… Debo sobre todo a la fuerza que me dan los alumnos y a los masajes de mi gran amigo Fran. Cada vez ando y me muevo mejor… No sabrán nada de la enfermedad pero yo lentamente voy recuperándome a pesar de los venenos de los fármacos y el daño causado en las vainas de mis nervios por la enfermedad y el retraso de su diagnóstico. 
Por eso desde este lugar del río donde la corriente me arrastra a un lugar aún desconocido por mí. Me comprometo. Porque así lo he aprendido; a tender mi mano para aquella persona que el miedo, el dolor o la enfermedad lo envuelva. Convencer que el amor a uno mismo y a su entorno y a la vida es el paso a la sanación. Que el amor es el único camino real y verdadero. Devolverles la confianza de su propia luz a través de las terapias que pueda hacer, ofrecer o aconsejar. O simplemente darnos la mano, sonreír y confiar en que todo viene por alguna razón necesaria. Todo está en su momento correcto. No todo el mundo puede estar preparado para vivir un trance como este. Somos valientes. Somos amor. Todo por lo que estamos pasando que sirva de aprendizaje a nosotros mismos y también, porque no decirlo, para los que están al otro lado del río. 
Pues todos somos uno. Somos amor.

En el jardín del alma.
                                         Siso Santos

Sin titulo «Ponle tú el que veas más apropiado


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Sin titulo
“Ponle tú el que veas más apropiado”
Esto es una historia real. Una historia que jamás nunca tuviera que existir a no ser que fuese en la ficción. Pero no ha sido así. Esta historia la conocí en el centro penitenciario de Estremera en la época que estuve allí de voluntario. La historia de un interno que pudiese ser cualquiera de nosotros. 
Imaginaos. Una familia humilde chilena. Tienen la bendición de tener una niña. Pera esa niña, se convierte en un gran trastorno para la familia. Ha nacido sin un riñón y el otro es demasiado pequeño para sobrevivir. Solo hay una posibilidad para poder salvarla. Un trasplante. La familia es demasiado humilde para poder costearlo. Hace falta un dinero que no lo hay ni se puede conseguir. La niña se muere, es cuestión de tiempo. Se le ofrece una oportunidad para poder conseguirlo. Cometer un delito. Nunca cometió ningún delito anteriormente. No hay tiempo. Se le ofrece viajar a España en forma de mula. Es decir traer droga dentro de su cuerpo. Es dinero fácil y rápido y se consigue salvar la vida de su niña. Por supuesto se acepta, la niña no está para confiar en milagros. Se ofrece dinero suficiente para el trasplante en otro país. Lo que no sabe el pobre hombre que las mulas son trampas para poder despistar y pasar cantidades más grandes por otros sitios. El padre de familia al llegar al aeropuerto de Barajas es detenido. Ocho años de cárcel es la pena por ese delito.
¿Se arrepiente el padre? No. Su hija se ha salvado mientras el cumple su condena con dignidad pues sabe que ha cometido un delito. Lo que me parece más impactante es que mientras en un lado del mundo una niña crece sin recuerdos de su padre. En el otro lado, el padre se emociona viendo crecer a su hija mediante fotografías. 
Ahora yo pregunto: “¿Cometerías tú un delito para salvar la vida de tu hijo?
——————————–
¿Sabéis por qué quiero contar esta historia? Porque en el mundo tan individual en el que vivimos es muy fácil juzgar lo bueno y lo malo. Todo lo que nos afecta a nosotros es malo. Pero nunca lo miramos en lo que nosotros afectamos a los demás. No importa que un país sea más rico aunque eso sea a costa de que otros sean más pobres. Incluso ocurre entre ciudadanos de un mismo país. El poder de unos siempre es a costa de la pobreza de otros. Entiendo que siempre tiene que haber diferencia de clases. Pero lo que no concibo es que unos puedan desperdiciar mientras otros no tengan necesidades básicas.
El mundo siempre da señales de que no estamos haciendo las cosas bien. La miseria de muchos países a la que es muy fácil ignorar.  Cuando se nos da toques de atención como guerras o terrorismo, que nunca lo justificaré. Pero es real. Nunca pensamos de donde viene eso. ¿Qué responsabilidad tenemos todos? Y queriendo o no, creamos una rueda cada vez más grande y por supuesto más difícil de detener.
Sólo la unión de un mundo cada vez más abierto, con menos fronteras y un objetivo común. Un cambio de mentalidad a nivel mundial, una abertura espiritual en la que todos somos uno. Una prioridad total por el mundo, la tierra que dejamos a nuestros hijos.  Se lo que vais a decir. “Es un tópico”. Por supuesto tenéis razón. Un tópico nunca puede ser real. Lo malo de todo que sin tópicos el planeta se muere. Podemos condenar el planeta a morir o darle la oportunidad de renacer.
En el jardín del alma.
    
                                                                                 Siso Santos.

«Cierro los ojos y te veo a ti»


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“Cierro los ojos y te veo a ti”
Mi intención al escribir este texto es que cuando lo estés leyendo te quede la duda de a quién se lo escribo. ¿Está dedicado a Dios? ¿Está dedicado a cualquiera de nosotros seres con alma? O quizás alguien intuya que está escrito y dirigido hacia alguien en concreto. Si… A ti mismo.
Cierro los ojos. Pruébalo. Te das cuenta que el espacio ha cambiado. La multitud, el caos, el stress o cualquier otra cosa que estamos haciendo se desvanecen. Nuestra imagen flota en el espacio, es ahí cuando más somos conscientes de nuestra respiración, el latido de nuestro corazón. Es ahí cuando nuestro yo es más yo. Cuando realmente somos más conscientes de nuestro ser. No siento ni pienso solo soy. El ser es la presencia de nuestra alma, acompañado por la música que produce constantemente nuestro cuerpo a ritmo de respiraciones y latidos.
Cierro los ojos. Me siento ridículo de mi lucha continua para subsanar mi vida. Cuanto esfuerzo desperdiciado… Pero no me entristece, todo lo contrario. Siento que me queda tanto por aprender que me hace feliz. Cierro los ojos. Lo que con ellos abiertos no veo más que dos pasos hacia delante, con ellos cerrados hay un horizonte sin límites.  Respiro y todo está en una buena y bella sintonía. 
Cierro los ojos. Me permito formar parte del entorno que me rodea si el sitio me complace. Si no es así, dejo que me imaginación me lleve a otro lugar o que el alma vuele al lugar que escoja para guiarme en el camino establecido. Me permito reírme de la vida. Pues ahora que se supone que soy minusválido. Yo me encuentro fuerte y sereno. Es verdad!! No puedo correr. Pero que a gusto dar caminar despacio por la vida sin prisa. Sabiendo que el camino no tiene tiempo.
Cierro los ojos. Me río de mí mismo por cuantas cargas y luchas y responsabilidades a mi espalda que no tengo tiempo a cerrar mis ojos y mirarme y estar conmigo y ser yo. Uno mismo en el universo. Olvidando mi propio ser. Nuestra presencia divina en la tierra. Gota de Dios en el infinito.
Cierro los ojos. Igual que me veo a mí te veo a ti. Formando uno en el espacio. Presencias que se acompañan, se mezclan, se combinan, se juntan y todas forman una misma unidad. Lo que tú me hagas te lo haces a ti. Formando uno en el universo.
Cierro los ojos. Si.. Esta vez si. La mente y el corazón y el alma se conjugan a lo que llamamos amor y te veo a ti. Sin palabras. Las emociones tienen su propio lenguaje. Nos miramos y nos decimos lo que los labios no hablan. Nos sentimos y las presencias saben lo que las almas claman. Todo está bien. Aunque a veces nuestros pies quieran ir más lentos o rápidos todo está en su mejor momento. Confío y respiro. 
Confiar es la clave para estar en paz con el mundo. Por eso esta vez a conciencia: Cierro los ojos y te veo a ti.
En el jardín del alma.
                                                                      Siso Santos.

El espíritu de la luz blanca


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“El espíritu de la luz blanca”
El tema de que si existen o no los espíritus, si se aparecen o se pueden apreciar; si puede haber alguna comunicación por pequeña que sea de poder tener contacto con alguien después de la muerte, es algo que está siempre como una incógnita entre nosotros. Yo sólo voy a compartir una experiencia vivida por mí. 
Fue en un piso aquí en Madrid. Yo acababa de llegar de Galicia y compartí piso con una gente que conocí gracias a un amigo en común. Era finales de agosto, recuerdo el calor sofocante de ese año, yo vine pronto para buscar trabajo ya desde primeros de septiembre. 
Un día íbamos a salir por Chueca, hacía tanto calor que yo decidí que salieran antes yo iba a esperar más para que redujera el calor. Recuerdo el calor sofocante que no podía moverme del sofá y mi cuerpo sudado. Iba a empezar a ducharme y prepararme con calma para salir.  
Una vez en el baño, recuerdo que la tv que estaba encendida se apagó sola. No hice mucho caso, podría haberla apagado yo. Así que puse música mientras me afeitaba. La música también se apagó; pensé que se fuera la luz. Pero no, comprobé que no se había ido. Volví a poner la música y empecé a cantar. Lo siguiente que recuerdo es el frío, era un frío tan grande como si saliera de dentro de mí, que no podía dejar te titiritar. La música se volvió a apagar. Salí del baño para ir al salón a comprobar que había pasado. Para eso tenía que cruzar el pasillo. Fue ahí donde le he visto. Una luz blanca estaba al fondo del pasillo, era una forma ovalada que flotaba en el aire. Sabía que había algo allí. Pero solo tenía ganas de marcharme. Me metí en la ducha con agua bien caliente para combatir el frío que me poseía. Con toda la prisa posible para marcharme donde estaban mis compañeros de piso.
Una vez que llegué allí le dije al chico que alquilaba las habitaciones. “Hay algo en la casa”. Él se quedó en silencio
  –Tú también le viste…                                                                                                    -Es una luz blanca aparece a veces pero no es malo- Dijo otro chico que vivía en el piso.
Pero al contrario de enfadarme o asustarme fue todo lo contrario, me entró más curiosidad sobre esa luz blanca. Quería saber que o quien era. Si quería algo o si en algo le podría ayudar.
Preguntaba a otras personas que habían vivido en esa casa. Pues solo uno era el que tenía alquilado el piso y llevaba años con él. Así que alquilaba habitaciones a amigos. En ese caso no era difícil preguntar más o menos estaban en el mismo grupo de amistades. Era increíble que todos tuvieran experiencias con el espíritu a veces no agradables. Todos excepto Azuara el verdadero inquilino del piso.  
Investigué con el tarot y el péndulo todo lo que podía averiguar sobre este suceso. Llegué a sacar mis propias conclusiones. No quiero decir que mis conclusiones fuesen todas reales. Pero ocurrieron cosas que me acreditaban que no estaba lejos de mis investigaciones. 
Mis conclusiones o predicciones me decían que era un hombre de mediana edad, vivió y murió solo padeciendo una larga enfermedad. Lo curioso que en un cumpleaños que se hico en la casa. Precisamente de Azuara, el inquilino de la casa. Se hicieron fotos, en una de ellas al lado de la cabeza de Azuara casi superpuesta había la cara de un señor mayor de unos cincuenta a sesenta años. Un señor que por supuesto no era nadie del cumpleaños ni conocido por ninguno de los asistentes.
Mis investigaciones sobre este caso tengo que reconocer que cada vez me fascinaba más. Me concentraba todo lo que podía y sacaba cartas con la intención de poder tener más datos sobre este hombre. Al fin al cabo, que fuese un hombre de mediana edad me estaba dando la razón. Pero lo que yo no sabía que para meterse en este campo tendría que estar más preparado, tener otra madurez y más conocimientos. Es decir ser más responsable.
Así que una noche mostró toda su presencia. Yo estaba levantando viendo la tv. Seguía haciendo mucho calor y las ventanas estaban abiertas. Se oía la radio de un vecino que siempre la tenía puesta toda la noche. Todo aparentemente parecía normal. De repente un cuadro que había encima de la tv de una mujer como abrazando a alguien. Sus brazos empezaron a crecer y a desfigurarse el dibujo, la tv y la radio del vecino se dejaron de oír para transformarse en otra voz que venía como de dentro de la casa. “Déjame en paz” “Vete de esta casa” “déjame en paz” “Vete de aquí” “Déjame en paz”…
Podéis imaginar como mi miedo creció. Yo le decía asustado “Por favor no estoy preparado” El seguía gritando. Quise encender luces pues solo estaba la luz de la tv encendida. Pero no se encendía ninguna luz. Fui hasta el pasillo. Al fondo estaba la habitación de Azuara. Él estaba durmiendo y sabía que con él todo se detendría. Pero como protegiendo la puerta de Azuara estaba la luz blanca que se notaba doblemente entre la penumbra. Volvió el frio. Un frio tan grande que estaba titiritando. Sabía que con Azuara estaría a salvo, no encontraba la luz. No había otro camino que atravesar por medio de la luz blanca. No lo pensé y eché a correr por la penumbra atravesando la luz blanca para golpear con fuerza la puerta de la habitación de Azuara mientras gritaba su nombre.
En ese momento cesó el frío, las voces desaparecieron dejando oír el programa de radio que estaba emitiéndose. Azuara abrió la puerta y me abracé a él “Ha estado aquí” Y compartí la historia con él.
Lo más curioso de todo es que en una semana después yo encontré trabajo y una casa para vivir yo sólo que era lo que llevaba tiempo deseando. El espíritu de la luz blanca quería que me fuera y me invitó a ir de la mejor forma.
No creo que fuera un espíritu malo o bueno. Creo que lo que había era un vínculo de conexión entre el espíritu y Azuara que nunca llegue a entender. Quizás ni ellos mismo lo supieran, por lo menos de una forma consciente. O simplemente era el respeto mutuo que ambos se tenían. Me había comportado como un engreído lleno de ego, queriendo salvar a un espíritu invadiendo un espacio, donde no se me había invitado.
En el jardín del alma
                                                    Siso Santos.

Vivir » bailando como vuelan los pájaros»


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Vivir
Recuerdo una pesadilla que se me repetía muy a menudo, en los últimos tiempos con más frecuencia. La pesadilla empezaba distinta pero siempre terminaba de la misma forma. Yo corría hacía algún sitio o intentaba escapar de algo o alguien que no podía identificar pero me asustaba. Las piernas me pesaban mucho. Intentaba correr pero las piernas no me dejaban avanzar y terminaba despertándome con mucha angustia y con sudores por todo el cuerpo. No podía imaginar que esto fuese una premonición de lo que me iba a pasar.
Hablé en entradas anteriores del dolor que sufría por una enfermedad que padezco. Hablé también de las consecuencias que me llevó arrastrar una enfermedad “rara” de la que poco se conoce y aún hoy en día no sé pronunciar.  Sé que perjudica al sistema nervioso que influye a su vez a todo el organismo y sobre todo a los músculos. Sentí y pude comprobar como mi cuerpo se desvanecía y caía al querer avanzar y a su vez todo a mí alrededor se derrumbaba. Peleé como un gato furioso atrapado con uñas y dientes. Dios sabe que peleé y puse todo mi amor en ello. Caí tantas veces como de tantas me levanté. Aunque reconozco que muchas caídas hicieron heridas y no de todas fue fácil curarse.
Creé mi mayor sueño, formé mi escuela. Un lugar abierto para la sanación. Para que todos maestros y alumnos tuvieran un lugar para desarrollarse, crecer y ayudarse a sanar. Por ironías de la vida fui yo quien enfermé. Cuando más quería andar, crecía el dolor, tropezaba y caía.  He pasado tanto dolor y he sufrido tanta impotencia. Que he de reconocer que en mis horas de intimidad y soledad recé por morir. No entendía que pasaba ¿Por qué ocurría tal cosa?
No puedo dar ahora una respuesta. Pero si puedo decir que la escuela que nació como un centro de sanación; a mí me salvo. Una enfermedad que podía haberme dejado paralítico no impidió que dejase de andar. Eso sí fue duro el trabajo. Pero ahora he aprendido a entender el amor en todas sus formas. Por eso quiero dar las gracias a tod@s los que me han acompañado en este trayecto. A los que os fuisteis por que no confiabais en mi capacidad, a los que os fuisteis por que se os hacía duro ver mi deterioro, a los que me atacasteis por no soportaros a vosotros mismos, a los que me acompañasteis y sentí vuestro apoyo y cariño y a los que fuisteis mi bastón para no caer. Gracias!!!  Qué estúpido he sido. Peleando por tener una escuela y nació algo mejor… Un hogar.
Por eso puedo decir que a pesar de las dificultades, del dolor, la enfermedad, las pérdidas económicas que sufría mes a mes… Todo ha valido la pena viendo a mis alumnas como ellas luchaban por la escuela como algo suyo. Gente que daba las gracias por haberles dado ganas de vivir; mujeres sin pecho que ahora pueden peinarse; mujeres que nunca tuvieron amigas porque solo pasaron de padre a marido y por fin tienen amigas por ellas mismas y puedan contar intimidades que en su vida pensaron que se podría hablar de ello y no pasa nada; o mujeres mayores que por fin se convierten en chicas; o mujeres que nunca se les dió la oportunidad de hacer algo por ellas mismas y ahora son las que llevan las riendas de su vida y las de su casa… Sí. Por todo eso ha valido la pena.
Ahora ya estoy recuperándome. Cada día que pasa me siento que tengo más fuerza, el dolor va remitiendo y cada vez es más prolongado el tiempo que ando sin dolor ninguno. Sé que hay un antes y un después. Antes tenía ahorros ahora no tengo nada. Pero nunca en mi vida me he sentido tan fuerte como ahora. No fuerza de luchador de comerme el mundo. No. Algo mejor, tengo una serenidad tan grande que a mí mismo me asombra. No tengo miedo a nada y nunca he dormido mejor que ahora. El universo es tan inmenso que todo está al alcance de la mano, solo es aprender a pedirlo. A pesar de mis piernas débiles, mis pasos los siento fuertes. Y el paso es el oxígeno principal de vivir.  De vivir como siempre he soñado “Bailando como vuelan los pájaros”.
 
En el jardín del alma.
                                                                     Siso Santos.

«Volver al escenario»


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“Volver al escenario “
Este pasado viernes el día 12 de febrero volví a actuar. Mi escuela se convirtió en una sala de teatro con un improvisado escenario. Volví a pisar el escenario con el deseo de volver a jugar. A fantasear y encarnar otros personajes y volar… 
Tenía que demostrarme a mí mismo si podía volver a pisar, a pesar de mis pies cansados y doloridos, la firmeza de defender un personaje. Poder mantenerme de pie sin perder la estabilidad y mi equilibrio para no ir al suelo. Lo logré. Venció el deseo de defender mis personajes apoyándome en el texto y en sus vidas; envolviéndome en sus juegos me olvidé de mí para ser otros que no tienen mis dolencias y disfruté entonces de mí mismo.
El arte es un canal de sanación como cualquier otro, que nos libera el cuerpo y el alma que sabe que no tiene límites ni tabúes. Solo nosotros en nuestras vidas limitadas (la mente mal usada) nos encerramos con obstáculos y bárrelas.
El teatro es una herramienta que conjuga cuerpo, voz y alma.
 Quiero agradecer todo el apoyo del público, herramienta imprescindible también en el teatro; pues si en él no existe el teatro. A mis alumnos, mis amigos mi gente que allí estuvo y gente que aunque no hayan estado sé que me enviaron su amor. A todos vosotros os doy las gracias. He volado jugando y deseo volver a volar. Invito a quien quiera compartirlo conmigo.
Desde el jardín del alma.
                                         Siso Santos

Contemplar el amanecer por detrás de las estrellas


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Contemplar el amanecer por detrás de las estrellas
Me desperté y me di cuenta que estaba rodeado de destrucción. La tempestad que asoló mi vida lo había destruido todo. Mi cuerpo era testigo de las heridas de lo que había ocurrido. Mis sueños estaban esparcidos por la tierra rodeados de desolación. El amor como cristales rotos, aunque fuesen punzantes, no dejaban de brillar por si solos.
Lloré con el cuerpo roto extendido por el suelo. “¿Qué puedes ofrecer ahora a la vida?” Preguntaban algunos y otros poniendo caras de pena y lastima decían que todo pasará mientras escapaban de mi vida. Sólo una soledad cada vez más grande crecía como una fuerte marea que lo inundaba todo.
Fue justamente ahí. En la pérdida total, en el miedo más absoluto y en la impotencia más grande cuando el recuerdo de un sabio vino a mí mente. “No hay nada que nos ocurra en la vida que no estemos preparados para ello.”
He de confesar que no me consoló la frase. Cuando la desolación inunda, quedamos atrapados en nuestro miedo y en nuestro dolor impidiéndonos ver más allá de nosotros mismos. La meditación me ayudó. Buscar en lo más hondo de mí para llegar a lo que más me pudiera acercarme a mi idea de Dios. 

Cogí unas cartas de Osho que tengo para meditar de mensajes de Budas “El maestro de los maestros” y Buda contestó:
“La vida es básicamente insegura; solamente la muerte es segura (Seguro de vida) son términos contradictorios; solamente puede haber seguro de muerte. La vida es una aventura peligrosa; solo la muerte es segura; por ello, las personas que quieren vivir con seguridad mueren antes de fallecer, y las personas que viven sin peligro alguno no viven en absoluto.
La única forma de llegar a ser dueño de uno mismo es entrando en lo desconocido sin miedo, o entrando a pesar de todos los temores. “
Mi cuerpo se abandonó, mi mente fluía sola por sus propios pensamientos y mi alma volaba libremente por espacios que no controlaba ni diseñaba. La magia de una dama vestida de blanco en medio del mundo astral que me envolvía me dijo mentalmente a través de una sonrisa. 
“No solo es real todo lo que se ve. Aprende a contemplar el amanecer por detrás de las estrellas; justamente donde nadie lo mira, pero en cambio siempre está iluminado.”
Volé entre colores rosados y violetas por un firmamento estrellado y me cubrí de la energía de los astros. Cuando abrí los ojos, nada en mi entorno había cambiado, estaba rodeado de la misma destrucción y desamparo. Pero el fondo de mí si estaba trasformado. ¿Tenía miedo? Sí. Tenía y tengo. Pero me vence las ganas de caminar. 
Ahora si puedo mirarte a los ojos y no quitar la mirada. Puedo extenderte mi mano y caminar a tu lado por el camino que ahora nos une. Te invito a vivir la aventura de esta vida como un regalo de aprendizaje y de misterio. El miedo se transforma en intriga y la intriga en deseo. ¿Quieres caminar a mi lado?  Soy un caminante con un sólo propósito. Llegar a donde el amor me lleve…
Desde el jardín del alma…
                                                    Siso Santos.
 

El poder de la energía


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El poder de la energía
Estaba yo compartiendo con un amigo que me preguntaba mucho por el tema de las energías, seguramente para querer saber.  Porque de las discusiones bien entendidas se puede aprender muchas cosas. Él quería saber cómo poder librarse una persona de la energía negativa. Yo le decía que la energía es energía simplemente, ni negativa ni positiva sino las dos cosas a la vez. Son nuestros pensamientos y nuestros actos los que lo convierten en una cosa u otra. 
Él empeñado que si no le daba energía positiva con el Reiki para que le valía. “Imagínate.-le dije yo- Un vaso de agua. Vamos a suponer que ese vaso lo hemos dejado un mes entero en un lugar. ¿Te lo beberías? Yo desde luego no.  Ahora pensemos en un manantial de agua fresca, pensemos en el fluir de un rio, en una fuente de agua limpia. ¿A qué apetece más beber? El movimiento es vida al agua y a la energía” 
La energía es como el agua, cuando está estancada bien puede ser por un motivo físico, mental o emocional es lo que causa la depresión, la enfermedad, lo negativo… El reiki o cualquier sanador que trabaje con la energía lo que hace es mover esa energía dejándola fluir… En eso se basa la sanación. 
Él decía que eso entonces era muy difícil para que un paciente se abandone y se deje fluir y así curarse. Obviamente no había entendido nada. Lo difícil es estar mal. Aferrarnos a lo que nos hace daño sin permitirnos más opciones. 
También salió la opinión de que no sería mejor profundizar en la raíz del tema.  Efectivamente eso es bueno. Pero si sólo nos pasamos profundizando no hay límite y podemos seguir hasta el infinito tanto hacia arriba como hacia abajo. Con la particularidad que todos más o menos sabemos de que carecemos y que anhelamos.  Pero si nos centramos en el presente, en el aquí y ahora; valorando simplemente lo que tenemos y agradeciéndolo; quizás nos sea más fácil dar un paso y de esta forma un paso nos lleva al otro. Sin darnos cuenta hemos hecho un camino. 
Siento decepcionar a todos aquellos pacientes que confían plenamente en sus sanadores, o aquellos sanadores de ego crecido que se llenan de su poder de sanación.  No queridos todos, lo único sanador es la energía. Nosotros los sanadores somos porque así lo hemos decidido ser instrumentos o canales de esa energía en bien de nuestro provecho, del paciente y del mundo en general…
En el lugar del alma…
                            
                                      Siso Santos

“Leña del árbol caído”

Buda dijo una vez: El viento no puede agitar una montaña. Ni el elogio ni la culpa mueven al hombre sabio. – Millones lo condenaran, muy pocos lo alabarán- pero él no hace diferencias. Permanece como una montaña inamovible.


Había una vez un árbol que lucía sobre un bosque encantado como un mismo sol. Sólo la copa de ese árbol protegía, cubría y amparaba a muchos otros árboles y criaturas del bosque. Todos los habitantes del lugar admiraban y amaban a ese árbol por todo lo que les proporcionaba: Una buena sombra en verano, los protegía y amparaba de los fuertes vientos, les proporcionaba alimento de sus frutos y cuando las criaturas del lugar se sentían desamparadas o asustadas iban corriendo a abrazar al árbol para sentir la energía que corría por su fuerte tronco. Incluso se decía que si apoyabas el oído sobre el tronco oías correr el fluir de su sabia. 

En aquella época el árbol era amado por la mayoría de las criaturas del bosque y admirado por el resto de sus compañeros árboles. Incluso los más críticos y enemigos del árbol no se atrevían a criticarlo para no quedar mal ante toda la multitud que le quería, callando por vergüenza cobarde sus opiniones. El árbol intentaba por todos los medios no dejarse arrastrar por los elogios y las críticas.   Permaneciendo sereno, disfrutando de cada abrazo de las criaturas del bosque y del cobijo que les proporciona con su hermosa copa. 

Pero un día no se sabe porque, el árbol empezó a resentirse. Sus hojas de un verde intenso empezaron a ennegrecerse y caer.  Todos los seres y criaturas del bosque se quedaron perplejos, observando lo que estaba sucediendo al árbol.  Susurros y murmullos corrían de oído a oído por todo el bosque. Mientras los ojos cada vez más abiertos miraban con atención al árbol todos quien más o quien menos intentaban adelantarse al futuro presagiando unos, con sus mejores propósitos naturalmente,  la sanación del árbol y otros con una aparente tristeza anunciaban su final. 

El árbol luchaba con todas sus fuerzas por sobrevivir pero la lucha era inútil y su enfermedad avanzaba por momentos. Ahora era la corteza la que sufría las consecuencias. Se resquebrajaba como corcho y se caía en pedazos a la tierra produciéndole un terrible dolor que no tenía consuelo. Los habitantes del bosque empezaron a actuar de diferentes formas.  Algunos lo abandonaron porque no podían soportar el dolor y el deterioro del árbol que un día vieron grande y hermoso; otros en cambio se tiraban flores a ellos mismos mostrando sus cualidades y virtudes comparándolas a las del viejo árbol con el fin de captar la aprobación del resto de las criaturas; y por el contrario otras que tímidamente mimaban y limpiaban las heridas del tronco del árbol mientras este agradecía con una sonrisa entre suspiros, lamentos y agonía. 


Un día lo que todas las criaturas estaban esperando sucedió y el árbol se desplomó en la tierra. Las ramas que un día fueran orgullo de belleza en el bosque se partieron en el suelo con la caída. Pero nadie le oyó gritar, ni siquiera un quejido, tan sólo un leve suspiro salió de sus últimas hojas.  Los que habían sentido el correr de su sabía por el tronco y la energía que emanaba por todo el bosque apenas podían percibir ahora la lentitud de su sabia cansada a tropezones. Pero no esperaron a su muerte.
Sus enemigos que antes sentían vergüenza de hablar de él ahora no callaban para menospreciar y criticar al árbol.  Aparecieron de todo el bosque voluntarios sustitutos para ocupar su lugar. Pero su cuerpo aún estaba presente y eso era una huella palpable en los habitantes del bosque. Aún no había dejado de respirar, ni su sabia de recorrer a paso lento su cansado cuerpo cuando empezaron ya a mutilar sus ramas, cortar troncos, cortezas, arrancar raíces… La sabia abandonaba su cuerpo para infiltrarse en la tierra. Mientras unos gozaban y se divertían por la caída del árbol. Otras criaturas lloraban en silencio recordando el cobijo de sus ramas, el abrazo protector de su tronco y la energía de vida que les había trasmitido. 

Para todos, el árbol ya estaba muerto y formaba parte de un pasado. Unos mantenían una lucha interna por sustituir al árbol que algunos llamaban ahora sagrado. Otros seguían en sus vidas como si nada hubiera ocurrido pero otros guardarían en el interior de su memoria y en el corazón el recuerdo del viejo árbol pero lo que si todos desconocían que en el interior de la tierra, en un lugar oculto y escondido existía aún un trozo de raíz del gran árbol, donde todavía vibraba con fuerza su poderosa sabia. Y allí como lo explicaría la bruja de un bosque encantado, en ese lugar remoto crecía, descansaba y se alimenta de amor y sabiduría la energía del nuevo árbol para renacer de nuevo con más poder si se puede. 

Sólo una humilde mariposa de colores vivos y una bella sonrisa sobrevuela en círculos el lugar exacto donde habita la semilla, esperando que llegue su primavera. No se sabe cómo ni cuándo va a ser, porque no hay fecha exacta y no está escrito en ningún calendario pero la mariposa sabe que sin darse nadie cuenta, un día asomará de la tierra un pequeño árbol insignificante que nadie repárala en él y ocupará el lugar exacto que le corresponda en el mundo.

En el jardín del alma.

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                                                                   Siso Santos.


Médicos del cielo

¿Que son los médicos del cielo? Nada define específicamente a los médicos del cielo, para algunos son ángeles, para otros guías espirituales, seres elementales o incluso extraterrestres pero si se sabe que son seres de luz. Seres que aún ocupando otras dimensiones están muy próximos a nosotros confirmándonos que en un mismo lugar se pueden vivir o experimentar espacios y tiempos diferentes. 
¿Son los médicos del cielo seres protectores de nosotros? Los médicos del cielo al igual que nosotros mismos somos seres de luz. Seres que nunca dejamos de evolucionar. La única diferencia es que nosotros estamos encarnados en materia y ellos no. La materia nos recuerda que esta evolución tiene un plazo de tiempo determinado pero sólo la evolución presente por que la real puede tener un tiempo indefinido. Pues sin materia seguiremos siendo seres de luz en evolución. 
¿Qué misión tienen los médicos del cielo? La evolución es enriquecedora siempre para todos, no sólo para la persona que está creciendo en este momento pues lo creamos o no, cuando alguien está creciendo o enriqueciéndose en algo no sólo lo hace esa persona, lo hace la circunstancia que lo rodea y decirlo también el universo entero está creciendo y aprendiendo.  Todo es un equilibrio. Donde cada uno asume la responsabilidad de vivir su propia experiencia. Los médicos del cielo no tienen más misión que crecer y experimentar. Sabiendo que cuanto más crezcamos como seres de luz, más luz y evolución espiritual emana en el universo. Vibrando en esta conciencia los seres de luz si nos aportan y ayudan. Cuanto más consciente nosotros seamos de eso, mayor sentiremos el apoyo y la ayuda de los médicos del cielo. Recordar que no están lejos, no hay espacios ni tiempos. Incluso nosotros mismos podemos ser los propios guías de otras personas o seres y a la vez ser guiados. 
¿Cómo comunicarse con los médicos del cielo?  Nuestro espíritu está conectado como en  una red de internet a otras redes.  Así que de una forma espiritual estamos conectados entre todos  y el universo.  Simplemente con nuestro pensamiento  y sentimiento estamos conectando con una vibración, eso si, hay formas para conectarnos conscientemente con los médicos del cielo. Invocaciones, meditaciones o escritura automática. 
Quiero decir con todo esto que al pedir ayuda o tratamientos tanto a nivel físico, mental o espiritual a los médicos del cielo en primer lugar estoy permitiéndome a mí mismo transmutar un hábito malsano que me impide evolucionar o me crea algún sufrimiento. Una vez que me comunico con ellos tanto sea por meditación o invocación el tratamiento puede ser de urgencia  o  un tratamiento completo donde el agua se convertirá en canal de sanación o vínculo entre nosotros y los seres de luz.  
La otra forma de comunicación con los médicos del cielo es la escritura automática. Después de invocar a nuestros guías o seres de luz tras una invocación.  
La escritura automática es la herramienta más directa con estos seres que siempre están. Yo la definiría como un  canal potente de comunicación entre nosotros y nuestros seres de luz.  A mí personalmente la escritura automática me puede servir más que para pedir un tratamiento que para eso usaría el vínculo del agua; la usaría como forma de entender lo que ocurre en mi vida, sucesos…  Como por ejemplo: “¿Por qué estoy viviendo esta situación?” “¿Qué tengo que aprender de esta experiencia?” “¿Qué puedo aportar yo en esta situación?”….
Mi experiencia personal  con los médicos del cielo es saber que todo lo que nos pase  en el momento en que vivimos  es lo mejor para nosotros y para ello están nuestros guías para acompañarnos y siempre podemos apoyarnos en ellos para construir nuestros caminos.
Doy gracias a todos los seres de luz, a mis guías espirituales, a los médicos del cielo por hacerme sentir siempre acompañado.
Gracias desde el  jardín del alma…
                                           Siso Santos.

El camino del proceso

         Cuando empezamos algo nuevo en la vida, tanto sea un sueño, un proyecto, un curso… Es empezar una aventura donde podemos imaginarnos y soñar con la meta o un resultado. Pero lo mejor es vivir cada momento observando y meditando cada paso de ese proceso. El final no importa tanto porque lo mejor en el camino es no poner ese final que nos limita. Lo mejor es crear un camino sin fin donde no nos pongamos metas. Aunque la meta sea la excusa perfecta para empezar la aventura. Las metas son muertes que llevan a un vacío pero cuando estamos aprendiendo algo que nos gusta y nos enriquece lo más maravilloso es dejarse sorprender por los distintos caminos y experiencias que nos hacen crecer en nuestro proceso de madurez y crecimiento.
Quiero dedicar esta entrada a aquellas personas que en un aspecto u otro de su vida están aprendiendo y creciendo. El disfrute y el gozo es la mejor herramienta para cualquier estado de crecimiento. El disfrute es lo que nos dice que el camino que hemos escogido es el adecuado en el momento en que estamos en la vida.
Nada es por azar. Ni el proceso que hemos escogido para experimentar ni el grupo o la gente con quien lo estamos compartiendo. Todo es una conjunción perfectamente sincronizada por el universo para que así suceda.
Cada paso que damos es el camino perfecto a la dirección adecuada, lo creamos o no, en ese momento. Así que no temer. Estamos en la dirección correcta de nuestra vida y los ángeles nos acompañan.
Quiero dedicar esta entrada a todos los caminantes que emprendéis una aventura. Pero en especial se lo quiero dedicar a Nacho Redruello por ser un caminante, un guerrero de luz y sobre todo mi amigo.
Desde el jardín del alma.

Siso Santos.


Cuando un jardín se marchita

      Podemos poner y dar toda nuestra energía y nuestro amor al jardín más bello que hayamos soñado. Podemos dar todo nuestro cariño a cada planta o raíz de nuestro jardín con la ilusión que nazcan las mejores flores y árboles más sanos que podamos obtener. Podemos creer ilusos que sólo el amor nos basta.

Pero un día te despiertas y ves que tu cuerpo se marchita igual que una de las flores que cuidas. Sabes que por muy hermosa y sana que sea la flor tiene su compromiso con la planta y cuando acaba su periodo se marchita, cae y muere. La planta no puede evitar que esa flor se marchite, ni siquiera es responsable de su muerte por mucho dolor que le cause. Lo único que puede hacer es generar otras y otras y otras.

El jardinero sabe perfectamente en su sabiduría que cada planta tiene un ciclo y una época en donde florece más. Es el resplandor de cada planta. Por eso sabe que algunas se recogen en sus ciclos para descansar, dormir y esperar a su nueva época. También sabe que mientras unas plantas están viviendo sus letargos otras están es su resplandor y así sucesivamente por eso un buen jardinero nunca deja un jardín sin flores.

Solamente en momentos de plagas, granizadas o algún desastre natural puede hacer destruir ese jardín que el jardinero dio tanto amor. La frustración, el dolor y la rabia se apoderan del jardinero. No solo ha muerto un jardín ha muerto su obra, sus sueños… Es la muerte de un hijo que no volverá. Un hueco en el que nadie puede dar consuelo.

Mi jardín se desvanece y mi físico no tiene la fuerza para defenderlo. Uso todas mis fuerzas para defender a mi jardín como una madre lo haría por su hijo. Porque yo soy esa madre que lucha por su hijo. Por eso mi escuela me duele doblemente porque es mi jardín y es mi hijo. Quiero defenderlo y luchar por él y las piernas no me sostienen, tropiezo y me caigo. La impotencia muchas veces me arrastra. Confieso que muchas noches he pedido a Dios dormir y no despertar más. Mi deseo era no tener mañana. Pero Dios no le concedía y luchaba por mi hijo a pesar del dolor y la impotencia.

He luchado tanto y he perdido todas las batallas. Pero no estoy rendido, nunca lo haría una madre por su hijo. Aún queda la esperanza. Este fin de semana me lo dediqué a la meditación, a estudiar de nuevo, a consultar el Osho y el I ching. Osho me contestó:

“-Tú también pasarás a mejor vida. Sabiéndolo, ¿Cómo puedes pelearte? Trasforma esa energía en luz.”

Y el I ching me dijo:

“-La posesión de lo grande. Un dragón vuela hacia el sol. Fuego y cielo. A quién es positivo le llega muchos dones del cielo: Prosperidad y Éxito. Los proyectos ya alcanzados se consolidarán, reportándonos beneficios también para el futuro.”

Mi intención con esta entrada es un mensaje echado en una botella con el deseo que llegue a todos los rincones. Ofrezco mi escuela (a mi hijo) a cualquiera que desee aportar con sus conocimientos, sus ideas, con sus ganas de aprender o simplemente querer estar y ser uno más en un jardín nacido y creado desde el amor al mundo.

Por favor compártanlo. Estoy pidiendo por mi hijo.

En el jardín del alma.

Siso Santos


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